Lucha de clases y rentismo petrolero en Venezuela

V SEMINÁRIO INTERNACIONAL–TEORIA POLÍTICA DO SOCIALISMO “Marx: Crise do capitalismo e transição”

Universidad Estadual Paulista – Campus de Marilia, agosto 12 a 16 de 2013

 

Mesa: Lucha de Clases y Lucha Revolucionaria

 

LUCHA DE CLASES Y RENTISMO PETROLERO EN VENEZUELA: RIESGOS Y DIFICULTADES PARA LA TRANSICIÓN DEL CAPITALISMO AL SOCIALISMO

Algunas claves para comprender la situación actual, afianzar la soberanía nacional y avanzar al socialismo

La revolución Bolivariana y su perspectiva socialista en riesgo

La Revolución Bolivariana en Venezuela y su perspectiva socialista, -con su papel central como eje articulador de la unidad latinoamericana y caribeña-, se encuentran en grave peligro. Los resultados de las elecciones presidenciales del 14 de abril de este año y el intento de golpe de Estado, desatado por la derecha fascista con el desconocimiento de la elección por pequeño margen, de Nicolás Maduro como Presidente de la República,  (50,6 contra 49,12% de Henrique Capriles); con apoyo internacional del gobierno de los Estados Unidos y de la ultraderecha internacional, así lo evidenciaron. 

 

Venezuela cuenta con el sistema electoral más transparente y perfecto del mundo, lo cual ha sido reconocido por observadores y organismos internacionales. Pero la oposición contrarrevolucionaria lo niega, así como niega toda  legitimidad a las instituciones venezolanas y niega también los grandes logros sociales alcanzados por el gobierno bolivariano desde 1999, porque su  objetivo subordinado a los del complejo financiero y militar industrial de los Estados Unidos y de la derecha internacional,  (para cuyo cumplimiento requieren de cualquier excusa: cierta o falsa,   y en este caso se trata de una falsa),  es derribar al gobierno bolivariano, aprovechando la desaparición física del Comandante Presidente Hugo Chávez;  y destruir a toda costa  la independencia nacional y los grandes avances sociales logrados por Venezuela  a partir de su llegada a la Presidencia de la República;  aniquilar de una vez por todas la tendencia integracionista y liberadora de los países de América Latina y El Caribe, así como cualquier posibilidad de un futuro socialista del continente.

 

Venezuela y los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), núcleo duro de este proceso integracionista; que ha logrado incipientes pero importantes avances en el establecimiento de nuevas formas de relacionamiento político y económico internacional sobre bases de respeto y apoyo mutuo, solidaridad y complementariedad, y en la creación de una moneda propia para el intercambio, el Sistema Unificado de Compensación Regional (SUCRE), que en su desarrollo permitirá a sus miembros deslastrarse del poder especulativo e imperialista del patrón dólar como moneda mundial;  han sido víctimas de intervenciones militares, bloqueos económicos y todo tipo de sabotajes por parte de los gobiernos de Estados Unidos, como en el caso de Cuba, durante medio siglo;  golpes e intentos de golpes de Estado a partir del año 2002, como en los casos de Venezuela, Bolivia y Ecuador, los que fueron superados por la firmeza de sus dirigentes revolucionarios,  por la acción valerosa de sus pueblos y trabajadores, y por la solidaridad internacionalista.  En el caso de Honduras, su presidente legítimo, Zelaya, fue derrocado por un golpe de Estado, que adquirió la figura jurídica, de destitución por el Congreso de la República en 2009, sin que haya sido posible su regreso al poder; lo mismo que lo ocurrido con Lugo en Paraguay.

 

La pretensión de Estados Unidos de recolonizar el planeta por la vía militar como forma de superar la crisis estructural del sistema capitalista mundial y asegurar su hegemonía planetaria, con libre acceso a sus recursos naturales y especialmente energéticos, se ha puesto en evidencia con el Plan Colombia, las invasiones de Afganistán, Irak, Libia y su intento persistente de derrocar al gobierno sirio.

 

Estados Unidos no se conforma con la humillante derrota del plan ALCA, Alianza para el Libre Comercio de las Américas,  su principal estrategia para recolonizar América Latina, propinada en Mar del Plata, Argentina en 2005, por  la acción coordinada y coordinadora de los gobiernos de Venezuela, Brasil y Argentina; y desarrolla desde entonces, estrategias combinadas para alcanzar sus propósitos imperialistas. Los pueblos y los trabajadores deberán estar preparados para derrotarlas y para construir durante el siglo XXI la Patria Grande, Socialista, Latinoamericana y Caribeña.

 

Logros sociales alcanzados por la Revolución Bolivariana

Los avances sociales logrados en el proceso de la Revolución Bolivariana desde el año 1999 hasta  el 2013 son enormes. Entre algunos de sus principales logros  mencionamos:  la disminución de la pobreza relativa y absoluta; la disminución del desempleo; el acceso generalizado a los servicios de salud con la Misión Barrio Adentro I, II y III, que incluye la atención médica general, odontológica y quirúrgica gratuitas para la población, los Centros de Diagnóstico Integral (CDI) y los Centros de Rehabilitación Integral (CRI); el mayor acceso a los alimentos al ser masivamente distribuidos con precios subsidiados por el Estado por medio de la Misión Mercal;  la erradicación del analfabetismo; la universalización de la educación básica, secundaria y universitaria, y  la creación de mecanismos para que la población se integre a la educación formal por medio de las Misiones Ribas, Sucre y Cultura; la inclusión de miles de personas mayores, entre ellos pescadores y campesinos al sistema de pensionados por el Estado; la dignificación de alrededor de 100.000 mujeres en condición de pobreza extrema con la Misión Madres del Barrio,  y a partir del año 2011, el acceso de la población más pobre y en situación de riesgo, a viviendas dignas con la Gran Misión Vivienda Venezuela, que pretende construir un total de 3 millones de viviendas de las cuales ya han sido construidas más de 400.000.

 

En general, los logros alcanzados por las políticas sociales del gobierno permitieron que Venezuela recuperara en gran medida la soberanía nacional y pasara del índice de desarrollo humano medio al índice de desarrollo humano alto. Es un paso enorme en medio de la crisis estructural del capitalismo mundial, cuando países como España, Grecia y Portugal, se debaten en medio de enormes tasas de desempleo, pobreza y miseria generalizadas.

 

Ha habido también avances parciales, -en medio de grandes dificultades-, en la lucha por construir el Poder Popular y el control obrero de las empresas, a partir de la reelección del Presidente Chávez en diciembre de 2006, quien planteó a lo largo de toda su campaña electoral, que quien votara por él estaba votando por el socialismo, algo que fue ratificado por el pueblo, cuando lo reeligió en Octubre de 2012.

 

Venezuela sigue siendo un país capitalista y rentista petrolero

Pero como el mismo Presidente Chávez lo dijo en su propuesta de Programa de Gobierno para 2013-2019, el Programa de la Patria:

 

“No nos llamemos a engaño: la formación socioeconómica que todavía prevalece en Venezuela es de carácter capitalista y rentista. Ciertamente, el socialismo apenas ha comenzado a implantar su propio dinamismo interno entre nosotros. Este es un programa precisamente para afianzarlo y profundizarlo; direccionarlo hacia una radical supresión de la lógica del capital que debe irse cumpliendo paso a paso, pero sin aminorar el ritmo de avance hacia el socialismo.”

 

“Para avanzar hacia el socialismo, necesitamos de un Poder Popular capaz de desarticular las tramas de opresión, explotación y dominación que subsisten en la sociedad venezolana, capaz de configurar una nueva socialidad desde la vida cotidiana donde la fraternidad y la solidaridad corran parejas con la emergencia permanente de nuevos modos de planificar y producir la vida material de nuestro pueblo. Esto pasa por pulverizar completamente la forma Estado burguesa que heredamos, la que aún se reproduce a través de sus viejas y nefastas prácticas, y darle continuidad a la invención de nuevas formas de gestión política.”

 

Una parte importante del pueblo, en su vida práctica, cotidiana, en los barrios, en las regiones, en sus lugares de vivienda y de trabajo, sufre la acción desestabilizadora de la burguesía que ocasiona  problemas de desabastecimiento parcial y  encarecimiento de los precios de los productos de primera necesidad,  resultantes del acaparamiento y la especulación y además encuentra  en no pocos momentos y circunstancias, que el discurso socialista del gobierno no se refleja en la práctica en las decisiones de varios gobernadores, alcaldes y presidentes o gerentes de las empresas estatales o municipales. Y que, a pesar de las orientaciones presidenciales, los problemas que los aquejan no son atendidos adecuadamente por ellos, supuestamente obligados a hacerlo como servidores públicos, en cumplimiento de sus funciones y deberes políticos y sociales.

 

Teniendo en cuenta la realidad imperante en Venezuela en su contexto internacional, el Presidente Chávez planteó al pueblo de Venezuela su Programa de la Patria para el período 2013-2019, que es un programa de transición al socialismo, con 5 grandes objetivos históricos y nacionales, los cuales han sido íntegramente acogidos por el Presidente Nicolás Maduro. Estos son los siguientes:

 

1.         Defender, expandir y consolidar el bien más preciado que hemos reconquistado después de 200 años: LA INDEPENDENCIA NACIONAL.

2.         Continuar construyendo el Socialismo Bolivariano del Siglo XXI en Venezuela, como alternativa al modelo salvaje del capitalismo y con ello asegurar la MAYOR SUMA DE SEGURIDAD SOCIAL, ESTABILIDAD POLÍTICA Y FELICIDAD PARA NUESTRO PUEBLO.

3.         Convertir a Venezuela en un país potencia en lo social, lo económico y lo político, dentro de la gran potencia naciente de América Latina y El Caribe, que garanticen la conformación de una zona de paz en nuestra América.

4.         Contribuir al desarrollo de una NUEVA GEOPOLÍTICA INTERNACIONAL, en la cual tome cuerpo un mundo multicéntrico y pluripolar que permita lograr el equilibrio del universo y garantizar la paz planetaria.

5.         Contribuir con la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana.

 

Pero la ejecución de este programa revolucionario encuentra grandes obstáculos en la capacidad metabólica del sistema del capital para reproducirse, además de las conspiraciones abiertas y encubiertas del imperialismo y la oligarquía para desconocer la legitimidad del gobierno del Presidente Maduro,  derrocarlo y destruir la revolución bolivariana y su perspectiva socialista.

 

 

Principales obstáculos para avanzar en la construcción del Poder Popular y el Socialismo

Entre los principales obstáculos para la construcción del Poder Popular y el socialismo, con sus Consejos Comunales y Comunas;  y con sus Consejos de Trabajadores y Trabajadoras, que apliquen el Control Obrero como parte integrante de la  Gestión Socialista en Venezuela, están los siguientes:

 

  1. La desarticulación de las instituciones públicas y la falta de eficiencia y eficacia en su gestión; la mentalidad pequeño burguesa, la ineficiencia, la falta de planificación  y el pragmatismo inconsistente de la mayor parte de la burocracia con capacidad de decisión, del Estado y las empresas (una parte de ella incrustada en los niveles de dirección del PSUV), con su interacción contradictoria y a veces complementaria con los sindicatos economicistas y con algunos de ellos que además tienen prácticas corruptas y mafiosas; todo lo cual  el Presidente Maduro ha empezado a combatir de manera persistente. Ambos, por sus intereses e ideología burguesa (en algunos casos pequeño-burguesa, pero burguesa al fin), con su expresión reformista liberal, reproducen constantemente el modelo capitalista rentista petrolero y el clientelismo político que de él se deriva. A la par que los elementos esenciales del sistema de explotación capitalista: La división social entre trabajo intelectual y material y la estructura jerarquizada del trabajo, la alienación social, y la propiedad privada sobre los medios fundamentales de producción.

 

  1. La fragmentación de la conciencia social, la alienación, el egoísmo individualista, la mentalidad consumista, la falta de valores humanistas y de una conciencia realmente socialista en la mayor parte de los trabajadores y las comunidades; y por tanto de una ideología revolucionaria, - aunque muchos de ellos sean honestos, de buena voluntad y aparentemente estén comprometidos con el proceso de transformaciones revolucionarias-, les induce a tener comportamientos oportunistas y a generarse privilegios personales y de grupo, cuando asumen cargos de dirección o de poder sobre recursos públicos o comunitarios, porque no pueden  diferenciar con claridad qué es capitalismo y qué es socialismo; qué políticas públicas, qué tipo de gestión, qué decisiones y qué comportamientos o acciones, en las empresas y en el Estado, reproducen el sistema de explotación capitalista con sus variables reformista, socialdemócrata, o de capitalismo asistencialista, o “con rostro humano”, o cuáles contribuyen en verdad a construir el socialismo. 

 

  1. La división social entre trabajo material e intelectual y la estructura jerárquica del trabajo, que se reproducen amparadas por las leyes del trabajo y el estatuto orgánico de la administración pública (que constriñen la aplicación del conjunto de leyes del Poder popular aprobadas entre los años 2010 y 2011), mediante las cuales,  unos pocos, en general las élites burocráticas y los propietarios o gerentes de las empresas privadas, piensan, planifican y ordenan, mientras los demás, los trabajadores operativos, científico-técnicos o administrativos, en todas las escalas, cumplen operativamente las órdenes de los primeros, con lo cual se reproduce la alienación social y las bases fundamentales del sistema del capital ( con sus diferentes modos de producción y formaciones económico-sociales basadas en el antagonismo de clases, de acuerdo con Istvan Mészáros) y no solo del capitalismo.  Esto se ve reforzado por el alto nivel de participación de militares en el Estado, quienes han hecho importantes aportes al proceso de la revolución bolivariana, empezando por el propio Presidente Chávez y los que participaron en la insurrección patriótica político-militar del 4 de febrero de 1992; pero que, como toda organización castrense: con su mentalidad y cultura de ordeno y mando, donde las ordenes no se discuten sino que se cumplen, y de obediencia debida de los rangos inferiores a los superiores, reproducen la estructura jerárquica vertical del trabajo, que paradójicamente se contrapone a la democracia protagónica y participativa, esencia de la Constitución de la República,  elemento esencial para la transición al socialismo. Es necesario tener en cuenta que, el Presidente Chávez, consciente de la necesidad de avanzar en este sentido, desde principios del año 2007, incluyó en el Proyecto Nacional Simón Bolívar 2007-2013, la directriz IV, que dice: <<Con el fin de lograr trabajo con significado, se buscará la eliminación de la división social, de la estructura jerárquica y de la disyuntiva entre la satisfacción de las necesidades humanas y la producción de riqueza subordinada a la reproducción del capital>>. Esta idea esencial para transitar al socialismo,  por alguna extraña razón no aparece en el programa de la Patria 2013-2019. Es fundamental incorporarla en la Ley del Plan de Desarrollo Económico y Social 2013-2019, cuando éste sea aprobado por la Asamblea Nacional. De la misma manera: en abierta contradicción con la directriz IV, vigente hasta el año 2012; en la Ley Orgánica del Trabajo recientemente aprobada,  aunque se establecen nuevos y amplios derechos para la clase trabajadora, se establece de manera institucional la división entre trabajo directivo, operativo y de inspección.  Esto deberá ser resuelto con la aprobación del proyecto de Ley de Consejos de Trabajadores, presentado desde el año 2007 por el Partido Comunista de Venezuela con el apoyo del Movimiento de Trabajadores por el Control Obrero y los Consejos Socialistas de Trabajadores y Trabajadoras, cuyo debate, no por casualidad  ha sido aplazado durante cinco años.

 

Todo lo anterior, limita o impide el ejercicio consciente de la democracia participativa y protagónica; hace posible marginar a los trabajadores y a las comunidades organizadas del poder real (económico, social, político y cultural); dificulta que los trabajadores tengan una actitud honesta, consecuente y favorable frente al trabajo, que permita aumentar la producción y elevar la productividad en las empresas; facilita su manipulación, así como la de las comunidades y hace posible el control de los presupuestos  por todo tipo de oportunistas,  capitalistas, burócratas y tecnócratas del Estado, o de contrarrevolucionarios saboteadores, algunos de ellos infiltrados en el PSUV y en los sindicatos, sobretodo en sus niveles directivos; en todo tipo de  instituciones y organizaciones sociales. Y en los mismos Consejos Comunales y Comunas, y Consejos de Trabajadores y Trabajadoras, que ahora pretendemos desarrollar con conciencia socialista, como expresión auténtica del Poder Popular en los territorios y en las empresas.  

 

Como apoyo a la construcción del Poder Popular y el Socialismo, en abril de este año, el Consejo Federal de Gobierno (CFG) con su Fondo de Compensación Interterritorial, aprobó los Lineamientos –que son de obligatorio cumplimiento- para elaborar los planes de desarrollo de los 23 estados del país para el período 2013-2016, proceso que se encuentra en plena marcha. En ellos se establecen: El Concepto de Desarrollo del Socialismo Bolivariano hacia el cual queremos avanzar, claramente diferenciado del desarrollo capitalista, que incluye seis dimensiones de la dinámica social a tener integralmente en cuenta para la planificación: política, cultural, económico-productiva, social, ambiental y territorial;  establece la obligatoriedad de que, las Organizaciones de Base del Poder Popular y de los Movimientos Sociales, participen activamente en todo el proceso de elaboración, ejecución y control de los planes, y de que los planes de desarrollo por ejes territoriales, denominados Planes de Inversión Comunal Participativa (PICP) elaborados por ellos para el año 2013, sean tenidos en cuenta e incorporados en los planes estadales; incluye una metodología de Planificación Estratégica Situacional Participativa y de Planificación-Formación- Acción, que establece como centro el cumplimiento del Programa de la Patria 2013-2019 con sus cinco grandes objetivos históricos y nacionales en los territorios de los estados, con sus poblaciones, culturas y características específicas, para establecer las metas, y a partir de ellas, los problemas a resolver por medio de proyectos, acciones y demandas, que serán financiados con los recursos públicos. Se indica también el inicio del proceso de transferencia de competencias, gestión de servicios y otras atribuciones del Estado: nacional, estadales y locales al Poder Popular, que está aún en fase de construcción, aunque ya existen en Venezuela más de 45.000 Consejos Comunales.

 

El Consejo Federal de Gobierno, es la institución inspirada por Chávez y creada por él, con las atribuciones y recursos necesarios para impulsar la transición del capitalismo al socialismo; superar de manera progresiva las desigualdades y desequilibrios territoriales acumulados a lo largo de 500 años de colonialismo, neocolonialismo y capitalismo; y promover y supervisar la transferencia de competencias de los poderes públicos al Poder Popular.  En el CFG participan representantes del Gobierno Central, de los Gobernadores, Alcaldes y voceros del Poder Popular democráticamente elegidos. El CFG, tiene la función de establecer los lineamientos que permitan articular y armonizar los planes de desarrollo nacional, estadales, regionales, sectoriales y del Poder Popular, y trabaja en la actualidad en la elaboración de propuesta del Sistema Nacional de Planificación Participativa Territorial (SNPPT).  Este sistema tiene que apuntar necesariamente a crear los mecanismos que hagan posible la distribución de la renta petrolera y en general, la elaboración del Presupuesto Nacional, su ejecución y control, con plena participación de los sujetos sociales del trabajo y el pueblo organizado en Consejos Comunales y Comunas, así como en Consejos de Trabajadores, para que dejen de ser medios que impulsen la reproducción del Estado burgués y la reproducción ampliada del sistema capitalista; y en cambio se conviertan en medios e instrumentos claves de la transición del capitalismo al socialismo.

 

El poder de la burocracia del Estado y su lógica de acción

 

El poder  de la mayor parte de las elites burocráticas, es decir, con poder de decisión y  acceso a los presupuestos,   en las empresas públicas y en el Estado, es transitorio en cada funcionario individual. Tienen con frecuencia un discurso aprendido de memoria, con el cual aparentan ser socialistas para mantener el cargo y engañar al pueblo. 

 

Por supuesto, que también hay funcionarios honestos dentro del Estado y algunos son también auténticos revolucionarios, pero son una minoría en los cargos de decisión. Este poder se articula de múltiples maneras, con el poder del  capital privado nacional y transnacional en los sectores: financiero, agroindustrial y comercial importador, y con el de los terratenientes criollos, -a los cuales sirve y a los que en algunos casos logran integrarse los burócratas de acuerdo al capital acumulado en desarrollo de sus funciones-, que en conjunto, hacen parte del núcleo económico de la oposición política contra-revolucionaria.  Desde el mismo Estado, sabotearon sistemáticamente la ejecución del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social Simón Bolívar (PNSB) 2007-2013, con sus 7 líneas estratégicas, y por supuesto, sabotean el Programa de la Patria 2013-2019. En esencia, impiden que el país avance en la transformación de su modelo económico capitalista, subdesarrollado, rentista petrolero y dependiente, hacia uno soberano, productivo, diversificado y socialista.

 

El carácter transitorio del poder burocrático y la condición de sus personificaciones de estar desvinculados personalmente de la propiedad de las empresas públicas o comunitarias, hace que -sin consciencia socialista-,  objetivamente, el interés personal de los burócratas no esté centrado en desarrollar la producción e incrementar la  productividad para satisfacer necesidades de la población y fortalecer la soberanía nacional. Porque esto requiere de gran voluntad política, valores humanistas y compromiso personal, conocimientos científicos, técnicos y en gestión, que en general no tienen ni pueden adquirir  por su autosuficiencia y falta de interés y disciplina para estudiar; también porque desarrollar las fuerzas productivas y producir con eficiencia exige  esfuerzos sostenidos  y  mucha planificación. Y por último, porque sus ingresos no están vinculados a la productividad de las empresas que dirigen,  ni dependen de los resultados alcanzados.  Sus sueldos mensuales, -cuando los burócratas son corruptos-, sólo representan una pequeña parte de sus ingresos.

 

Desafortunadamente, para mal de la nación, su interés está centrado en capturar por medios fraudulentos (corrupción administrativa), en el menor tiempo posible, a través de la ejecución de los presupuestos asignados por la nación y los contratos que de ellos se derivan, la mayor parte posible de la renta petrolera para su beneficio personal y de grupo.  Como los cargos con acceso al control de presupuestos son de libre nombramiento y remoción, y el burócrata no sabe cuánto tiempo estará allí, trata de saquear el erario público con la mayor velocidad posible.  La impunidad, hasta ahora muy generalizada en Venezuela, lo estimula a robar sin temor a ser castigado. Esta se facilita con prácticas nepotistas,  o sea, con el nombramiento de familiares en cargos de importancia administrativa. Si lo botan de una empresa o ministerio, probablemente se irá para otra u otro, a hacer lo mismo, porque no existe una base de datos poderosa donde se verifiquen los comportamientos laborales previos, ni una Comisión Nacional de Desarrollo y Control de Cuadros del Estado.

 

Este tipo de burócratas saqueadores del Estado, ejercen el control sobre toda la producción de las empresas en que actúan; definen sin participación de los trabajadores, sus precios de venta y a quien venderle la producción. De esta manera, pueden obtener ingresos extraordinarios al desviar parte de los productos a intermediarios especuladores y recibir por ello una parte del sobreprecio. 

 

Por lo común y para desgracia de los trabajadores, estos burócratas, de los cuales dependen temporalmente –mientras el control obrero no se haga realidad-, no destinan parte de  los ingresos obtenidos para mantenimiento preventivo, reparaciones  o reposición de equipos, con lo cual aumentan los riesgos de accidentes laborales. Tampoco hacen inversiones para ampliar la capacidad productiva de las empresas, y si lo hacen, compran los equipos y maquinarias con sobre-precios, para  asegurar una buena comisión por parte de las empresas fabricantes o proveedoras; porque con frecuencia las compras se hacen a empresas comercializadoras y no fabricantes, con lo cual los costos son aún mayores.  Y la tendencia predominante es a importar productos, maquinarias y equipos, a pesar de que en algunos casos sean producidos en Venezuela actuando en contra del desarrollo productivo del país,  porque con ello, la burocracia de niveles directivos  puede acceder a divisas compradas a tasas de cambio preferenciales, equivalentes en 2013 a una sexta parte del precio del dólar en el mercado paralelo, lo cual crea enormes oportunidades de enriquecimiento personal.

 

Los trabajadores sufren de angustia permanente porque las líneas de producción se van desgastando por el uso y en cualquier momento pueden quedar paralizadas. Los trabajadores temen perder su fuente de trabajo y quedar desempleados.  Además las empresas disminuyen paulatinamente su capacidad productiva y el pueblo deja de recibir cierta cantidad de  productos a precios justos y regulados por el Estado. Si las empresas del Estado se paralizan, la escasez, el desabastecimiento y la especulación afectarán principalmente a la población más pobre del país y el Gobierno Bolivariano será responsabilizado por ello. Se puede apreciar claramente el efecto contrarrevolucionario de su nefasta gestión.

 

Para tratar de perpetuar su poder alienante y explotador, las elites burocráticas reprimen y aniquilan de manera sistemática todo esfuerzo por desarrollar el auténtico Poder Popular, en especial la Gestión Socialista con Control Obrero, los Consejos de Trabajadores y Trabajadoras, y la Contraloría Social, que podrían hacerlo realidad.

 

Afianzar la soberanía nacional y avanzar en la construcción del socialismo en Venezuela

 

Avanzar en la construcción del socialismo implica, de manera simultánea: fortalecer y afianzar la soberanía nacional, desarrollar la producción y elevar la productividad en todos los sectores de la economía, desarrollar valores humanistas y consciencia socialista en la población y en los trabajadores, fortalecer y generalizar el Poder Popular, los Consejos Comunales y las Comunas, como formas de autogobierno del pueblo en sus territorios; el control obrero y la gestión socialista del Estado, la economía y las empresas.

 

Sólo será posible afianzar la soberanía nacional y avanzar en la construcción del socialismo en Venezuela:

 

  1. Transformando de manera progresiva la economía rentista petrolera en una economía soberana, productiva, eficiente y diversificada.

 

  1. Si a la vez que luchan por el Poder Popular y la gestión socialista con control obrero, los trabajadores y las comunidades realizan procesos planificados permanentes de formación y desarrollo de la conciencia socialista (colectiva e individual), que les permita modificar sus psiquis, mentalidad y comportamiento, incorporando en su ser social valores de igualdad, equidad, solidaridad y justicia social; honestidad, responsabilidad social, conocimientos y habilidades técnicas, científicas y productivas suficientes para realizar una gestión de las empresas y del Estado, que permita a la sociedad aprovechar los recursos de todo tipo, de manera  honesta, eficiente y eficaz, para aumentar la producción y la productividad, generar y desarrollar relaciones socialistas con su cultura correspondiente, para así  satisfacer sus necesidades prioritarias, tanto materiales como culturales y morales.

 

  1. Si, organizados en Consejos de Trabajadoras y Trabajadores, en Consejos Comunales y articulados entre ellos y con otras formas organizativas del Poder Popular, logran,  con su acción revolucionaria, desplazar a esa parte de la burocracia ineficiente y corrupta de los cargos de poder, para ejercerlo de manera directa y conjunta, con voceros auténticamente revolucionarios del gobierno, quienes también deben formarse para serlo.

 

 

Rentismo petrolero y lucha por la plusvalía. Burocratismo contra Poder Popular y gestión socialista con control obrero

 

El objetivo de todo explotador en cualquier parte del mundo es apropiarse de los excedentes generados por los trabajadores. En el capitalismo, el objetivo de los capitalistas es apropiarse de la plusvalía que no es otra cosa que el trabajo social representado por el mayor valor de los bienes, servicios o conocimientos generados por los trabajadores, pero que no les es retribuido en forma de salarios u otros beneficios sociales, sino que es apropiado de manera privada por los capitalistas.

 

La renta petrolera, o minera, muy generalizadas en América Latina por el modelo extractivista exportador en boga, es en esencia, una parte de la plusvalía generada por los trabajadores de todo el planeta. Como Venezuela es un país de baja producción industrial y agrícola, importador de la mayor parte de los bienes que consume, los trabajadores en Venezuela generan sólo una pequeña parte de la plusvalía con los trabajos de exploración, extracción, transporte y refinación del petróleo, lo que se refleja en los costos de producción. Pero la mayor parte de la plusvalía llega a Venezuela en forma de renta por la venta del petróleo en el mercado internacional. Su magnitud, es igual al diferencial entre los costos de producción y los precios de venta. Luego se distribuye a través de los presupuestos del Estado, con sus expresiones en Ministerios, Gobernaciones y Alcaldías. La distribución de la renta abarca además todos los poderes públicos: ejecutivo incluyendo Fuerzas Armadas y de Policía, legislativo, judicial y “poder moral”, que ejerce con poca eficacia la Contraloría General de la República. La impunidad sirve de estimulo a la corrupción administrativa.

 

Cuando los precios del petróleo en el mercado mundial aumentan, aumenta la cantidad de plusvalía que fluye a Venezuela y crece también la lucha de grupos y clases sociales por su uso o apropiación.  Los precios de este recurso energético, -ya de por sí muy elevados por el control monopólico de los mercados y por el agotamiento progresivo de las reservas mundiales de esta materia prima energética, hoy esencial para la industria y el transporte en todo el mundo, crecen constantemente. Los precios crecen aún más con las guerras e invasiones imperialistas desatadas para apoderarse del petróleo, como en los casos de Irak y Libia. Se exacerba entonces cada día más la lucha en el Estado por su uso y apropiación. Se desata la ambición y la voracidad de aquellos que tienen poder de decisión sobre los presupuestos y los contratos.

 

Por sus grandes magnitudes, una parte sustancial  de esta renta, apropiada por lo general por medio de la corrupción administrativa, no puede ser consumida -ni siquiera gastando y despilfarrando en los mayores lujos-, y tiene que ser convertida necesariamente en capital: una parte se convierte en capital productivo invertido en industrias o en agricultura en Venezuela; pero la mayor parte de este capital es convertido en capital rentista y especulativo. Esto lo consiguen los saqueadores del erario público, al invertir en tierras, bonos y certificados de depósito a intereses en los bancos tanto nacionales como extranjeros.  Pero como se trata de dineros obtenidos por medio de la corrupción prefieren colocarlo en dólares en el exterior. 

 

Es entonces necesario para ellos convertir los bolívares en dólares, algo que hacen comprando dólares en el mercado paralelo con lo cual encarecen su precio a niveles exorbitantes; o accediendo a una parte de los dólares que asigna el Estado a la tasa de cambio oficial para las importaciones. Esto se hace frecuentemente con sobre-facturaciones o importaciones ficticias por montos o volúmenes mayores a los que realmente ingresan a Venezuela, o comprando bonos en dólares emitidos por el Estado, en particular, por el Banco Central y PDVSA, los que reciben intereses en dólares y pueden ser negociados en el mercado financiero internacional. Para combatir estas prácticas, es  cuando menos necesario verificar y hacer públicos,  los nombres de  quienes han comprado o compran estos instrumentos financieros y verificar la procedencia legal y legítima de los recursos con que lo hacen. 

 

El gobierno del Presidente Chávez destinó enormes recursos para la ejecución del Plan Nacional Simón Bolívar 2007-2013, para beneficio del pueblo de Venezuela, pero por las razones anteriores, esta se hizo de manera lenta, a altos costos, con muchas deformaciones y contradicciones. Un ejemplo de ello, es el aumento de las importaciones de alimentos, cuyo valor en dólares creció  más que el doble entre los años 1999 y 2009, mientras su tonelaje solo creció en cerca del 5%. De  manera esquizofrénica, aún con costos excesivamente altos, esto se hizo para beneficio del consumo popular en el corto plazo, porque estos alimentos se distribuyen con precios subsidiados por el Estado a través de las Misiones de Alimentación MERCAL y PDVAL; pero, a su vez, estas importaciones en tan grandes magnitudes, han servido para enriquecer a unos cuantos importadores y en el mediano y largo plazo,  van en detrimento de la producción agrícola nacional y por tanto, de la soberanía y seguridad alimentaria del país.

 

Esperemos que esto sea  superado, a partir del año  2013, mediante  la ejecución coherente del Programa de la Patria 2013-2019  con  sus 5 grandes objetivos históricos y nacionales, lo cual sólo será posible con el desarrollo de la conciencia socialista de la población y los trabajadores organizados y su lucha revolucionaria; y con la solidaridad internacionalista de los trabajadores y movimientos sociales revolucionarios, y de los gobiernos progresistas y antiimperialistas de América Latina y el mundo. Porque sólo unidos y compartiendo sistemáticamente conocimientos y experiencias, podremos superar la oscura y larga noche del sistema del capital, para  construir la nueva sociedad socialista, libre de explotación, que haga posible el desenvolvimiento pleno de las potencialidades humanas y la mayor suma de felicidad posible para nuestros pueblos.

 

¡Viva el Internacionalismo Socialista! ¡Viva la lucha por el socialismo!

 

Gracias por su atención.

 

 

Marilia, Sao Paulo, Brasil, agosto 13 de 2013.

Rafael Enciso, Economista Investigador

E mail: saberytrabajo1955@gmail.com



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Rafael Enciso

Economista Investigador

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