Hablando con un amigo opositor me refería, lo asombroso del caradurismo dentro de la MU$. Se negaba a creer que dirigentes políticos oposicionistas no se hayan apartado de la MU$, después del escándalo de corrupción de algunos amarillos (Primero Justicia). “Allí hay gente seria, que no comparte esas prácticas de corrupción” me dijo. Para mí, le respondí, es que existe una gran crisis moral dentro y fuera de la oposición, de hecho, esta crisis moral tan bien salpica sectores “rojos rojitos”. Así como existe “déficits fiscales” en la economía también en la política te encuentras con “déficits moral”.
Lo ocurrido recientemente con las denuncias de tráfico de drogas, prostitución, blanqueo de capitales etc., con pruebas y material fotográfico y de video, en cualquier país decente del mundo, estaría los involucrados bajo la lupa del poder judicial. Pero no, la oposición, es decir la MU$, se ufana de tener en buen resguardo al primer corrupto, que para más señas es el secretario de la gobernación del estado Miranda, un gobierno de derecha cuyo gobernador es Capriles Radonski. No hay nada más peligroso para el equilibrio de un país, que la debacle de sus instituciones. La MU$ juega a romper ese equilibrio. Lo increíble es que los factores de corrupción, están dentro de ella. Piensan sus asesores que la “implosión” que se ve venir dentro de la MU$, también influirá en grado determinante en la “implosión” del Proceso Bolivariano de transformación estructural.
El “síndrome de Sansón” lo denominaríamos. Es decir, derrumbarse definitivamente la MU$ como organización, pero llevándose consigo a la Revolución Bolivariana, sepultándola dentro de los escombros de la Corrupción y de la Perversión Moral en la política.
La depravación moral, proveniente de ese caldo de cultivo, como lo es el capitalismo, que lleva al individuo, a una búsqueda insaciable de riquezas mal habidas y de beneficios a través de la política, ha sido el modus operandi de una oposición desgastada, ruinoso y servil que ve la política, no como un instrumento de transformación de la sociedad, sino como una herramienta más para el goce individualista y perverso de obtener por medios ilícitos ganancias y prebendas. Esa es nuestra oposición. Pero como dice mi amigo opositor, no todos son así. Lo extraño de todo esto, es que reina a lo interno de la MU$, un culillo, donde nadie dice nada, y todo el mundo se hace el loco, ante los hechos reales de corrupción y depravación.
Dentro de la MU$, hay una ausencia de escrúpulos morales. La solidaridad automática es signo de esta aberración. Las pruebas enseñadas por la bancada chavista en la AN, por lo menos debió sonrojar a muchas caras. Pero nada, con pañuelos en la nariz ante tanta aberración, la oposición, recurrió a la solidaridad automática, mas por el culillo que por otra cosa.
La conducta fraudulenta generalizada ante tanta corrupción por personeros de la oposición haría palidecer a cualquier capo de la delincuencia mundial. La falta de ética y de moral se ha hecho presente en la derecha venezolana. La crisis política pronto no podrá ser ocultaba más. Allí veremos quienes se alejan de ese círculo vicioso en lo que se ha convertido la MU$.
Parece mentira, nuestra Revolución no podrá funcionar bien, si su contraparte anda en manejos raros. De hecho, la sociedad misma tampoco podrá funcionar bien, sin los partidos políticos no asuman su responsabilidad.
La Revolución Bolivariana debe verse en ese espejo diariamente: hay una lectura que saldrá en las próximas elecciones del 8D. Los dos bandos deben de refrescarse. Asumimos que a partir del 8D, nuestro universo político cambiara para bien, en el modo de hacer política. Sino, estaremos destinados al fracaso, no olvidemos el “Síndrome de Sansón”
