Lo afirmamos una vez más. Cada una de las victorias políticas y sociales de los países que conforman la Alianza Bolivariana de las Américas, ALBA, se han convertido en músculo, fortaleza y ánimo para darle continuidad al proyecto enmarcado en las propuestas emancipadoras del Socialismo del Siglo XXI.
Así, cada espacio conquistado ha de convertirse en zona propicia para seguir luchando por la soberanía en su más amplio sentido. No habrá victoria pequeña, porque al fin de cuentas todas son imprescindibles para consolidar lo conquistado, defenderlo y construir esa gran obra soñada por nuestros libertadores, la patria grande.
De manera que cada triunfo de algún país hermano y solidario con la Revolución Bolivariana tiene para nosotros la significación del paso hacia adelante. En esta visión, así como los triunfos de nuestros aliados son significativos, cada zarpazo del enemigo imperialista significa un duro revés en la conquista de un mundo de paz y un retroceso hacia gobiernos déspotas y antipopulares.
Desde la lejana Siria, hoy amenazada por los perros de la guerra, hasta cualquier rincón de nuestra América, el recetario antipopular y desestabilizador impuesto por los Estados Unidos, tiene apátridas y mercenarios que lo cumplen al pie de la letra. Estos son los mismos que propiciaron golpes constitucionales en Honduras y Paraguay.
Los mismos que rejuntados en la llamada mesa de la unidad (MUD) no se avergüenzan de recibir remesas de dólares y muchos menos de ser alentadores de la guerra económica y mediática contra nuestro pueblo. Los mismos que callan ante la amenaza de genocidio contra líderes de la Revolución Bolivariana, propician y practican la narco y parapolítica. Y por si fuera poco piden a gritos una invasión a nuestro país.
La riqueza de nuestros territorios latinoamericanos es un atractivo plato en el menú del gobierno yanqui. En la medida que avancemos en la consolidación de las organizaciones que son el soporte de los procesos de cambio, estaremos creando las condiciones para evitar volver al pasado de oprobio que vivimos en el siglo XX. De allí que se convierta en una necesidad histórica ganar de manera contundente las elecciones municipales que se celebrarán el próximo 8 de diciembre. De esta manera no tendrán oportunidad para gritar fraude y llamar la muerte de nuevo.