Recién egresó de Yare, sitio de reclusión y de reflexión, Chávez nos visitó en el Núcleo Canoabo de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez. Debajo de su camisa de cuadros portaba una franela negra sospechosa. El joven Chávez olía a revolución y todavía tenía dudas sobre su presencia electoral, sin embargo, alabó a los equipos de pensadores que le habían permitido esbozar las línea gruesas de un plan para esta patria desmechada, como la carne del pabellón criollo y maltratada como el más triste de los esclavos, creo recordar que algo así dijo el Comandante.
Chávez se lanzó a hablar con propiedad sobre los grandes desequilibrios nacionales y fue allí donde adornado de su impecable retórica académica señaló que el desequilibrio territorial era una calamidad para un país que en algunas regiones llega a disponer de menos de un habitante por Km2, mientras que en la capital y en el eje norte costero, además de la alta densidad, los indicadores económicos y sociales como oportunidad de empleo, ingreso per cápita , la concentración del poder político y económico, y la fuerza electoral hace que el esfuerzo gubernamental se trance por mantener esta situación antes que arriesgar para solventar esos desequilibrios. De allí que el resultado final es que el índice de desarrollo humano de las pequeñas y dispersas comunidades llaneras es considerablemente menor que en la Gran Caracas y en las grandes ciudades próximas a esta gran urbe.
Ese fenómeno del desequilibrio territorial no ha sido desmontado; creo que hubo cierta euforia cuando el Comandante de allí en adelante convirtió el discurso en una nueva percepción del territorio nacional, hablo de ejes, de proyectos asociados a esos ejes, revalorizó el eje Orinoco-Apure, la faja petrolífera donde yace la Magna Reserva petrolera del país y del mundo, de la nueva geometría del poder, incluso habló de potenciar el centro geográfico de la patria, aquellas olvidadas comunidades de Cabruta y Santa Rita de Manapire. Lo que llegó a esos territorios fue improvisación, implantación de proyectos antes que una visión de desarrollo endógeno que siempre motivó Chávez. Habrá necesidad de replantear estas discusiones en medio del nuevo Plan de la Patria.
De los efectos del enfoque de una Caracas metrópoli dominante no ha escapado ninguna ciudad interiorana, por grande o pequeña, los medios oficiales, con pocas excepciones hacen de Caracas la sede de la obra del gobierno, y en parte es realidad. En ese valle estrecho y contaminado, la atención a los barrios, los programas sociales en general tienen un relativo seguimiento exitoso, la Gran Misión Vivienda Venezuela es palpable, el desabastecimiento es posiblemente el menor de todas las ciudades del país, la atención a la cultura es asunto del día a día. Caracas sigue siendo esa ciudad-polo que los planificadores la aceptaban como la bella y lo demás denominaban monte y culebra.
Nuestros gobernantes hablan como si Caracas fuese el único sitio de esta patria querida. Todo el gobierno de la agricultura se hace desde Caracas. La bella Caracas es la sede de los grandes negociados, los transparentes y los de las corruptelas.
Recuerdo que el actual candidato de las fuerzas de la revolución a la alcaldía de Maracaibo escribió una prosa sobre Caracas que hizo olvidar a muchos que era maracucho, un escrito similar a un Cabré en prosa. Los políticos saben que en esta ciudad está la fuerza, lo cívico militar tiene aquí su mayor potencia, es el asiento de los mayores generales que se encargan de los más delicados temas de de Estado y para colmo, los diputados a la Asamblea Nacional invierten en Caracas para quedarse, han abandonado a los circuitos que les trajeron a esta maravilla urbana.
Algunos me han dicho( en conversaciones privadas), que la polución, el hacinamiento, las colas y otras complicaciones de la gran Caracas se hacen imperceptibles ante las ventajas políticas.
Caracas se traga a la provincia, la deglute, la engulle en muchos aspectos; lo que no llega a las comunidades interioranas es porque llegó a Caracas. En Maracay, a hora y media de viaje no hay un espacio digno para la gente que hace teatro, ballet y otras expresiones culturales. Aragua, estuvo desasistida en la gestión pésima del anterior gobernador, hoy acusado de asuntos que se esconden en la malsana impunidad; pero, la gestión del actual gobernador hace pensar que aun con la mejor voluntad, no le llegaran recursos para subsanar los atrasos.
Y mientras el gran parque Hugo Chávez viene a resolver algo que siempre ha aspirado la gran capital, sigo pensando en las razones por las cuales se ha echado de menos aquello de la superación de los desequilibrios territoriales…
Aquella tarde en Canoabo, Hugo Chávez se abrió camisa de cuadros y en la franela negra sospechosa, estaba la imagen del Che…. El testigo principal del discurso sobre la superación de los grandes desequilibrios de esta patria, un enfoque inolvidable, una contribución a la teoría política que desanda como si estuviera muerta.
mmora170@yahoo.com