Yo también tuve un sueño

Al igual que el inolvidable líder Martín Luther King, yo también tuve un sueño. Soñé que mi patria era verdaderamente libre soberana e independiente. Que el pueblo tenía el poder en sus manos creadoras. Que el petróleo de verdad nos pertenecía a todos nosotros. Que no había un solo metro de tierra cultivable sin sembrar. Que el campesino y el obrero eran todo el centro de atención para el gobierno. Que nuestros recursos naturales bañaban de prosperidad a toda la nación. Que todo lo que nos comemos era producido en nuestra tierra.

Soñé, que éramos un país en camino a la industrialización. Que fabricábamos, textiles de todo tipo, calzados para todos los gustos. Libros a montones para que todos nuestro hijos estudien y se preparen para un futuro mejor. Que todos los niños, niñas y jóvenes tenían tenían su cupo garantizados en las escuelas, liceos y universidades. Que, la deserción escolar era baja y muchos los que culminaban sus estudios universitarios. Que, escuelas, liceos y universidades estaban en buen estado preparando a las nuevas generaciones. Que, profesores y maestros gozaban de un salario que les permitiera educar a nuestros hijos en paz, en sosiego y sin altibajos económicos que les impida ejercer tan digna profesión.

Soñé que teníamos un sistema de salud público digno de todos nosotros. Con hospitales en buenas condiciones y bien dotados. Con su personal feliz por contar con salario justos y todas sus garantías sociales garantizadas. Con paciente felices porque son bien atendidos. Que, la inflación era de un dígito. Que el latifundio era cosa del pasado. Que nada faltaba ya que todo se conseguía. Que se acabaron las colas para comprar cualquier cosa porque los anaqueles estaban repletos de alimentos que nuestros campos producían. Que las carreteras estaban en buenas condiciones para transitar por ellas. Que el dólar se había estabilizado y los precios también.

Que los funcionarios públicos por fin se decidieron a trabajar. Que la burocracia se acabó, los corruptos estaban presos, las cárceles sin apremio tanto para los detenidos como para los familiares y autoridades. Que el desempleo no existía. Que todos trabajaban en la economía formal y no en la informal. Que vivíamos en un país en donde todos estábamos seguros de no ser atracados, secuestrados o asesinados. Que nuestras fronteras eran seguras y nuestro territorio libre de paramilitares colombianos. Que nos sentíamos seguros en nuestras casas como el presidente en Miraflores. Que todos podíamos hacer turismo social no como el de ahora que solo es para los ricos.

Que vivíamos en una casa verdaderamente digna y cómoda. Que los ranchos se habían acabado, que los policía y militares eran honestos y....... No pude seguir soñando, mi esposa me despertó para que la llevara a su trabajo. Encendí la televisión y tanto los canales privados como los públicos me volvieron a la realidad. El hermoso sueño que tuve, las noticias me lo hicieron añicos. Comprendí que soñar no cuesta nada, y que duele constatar la cruda realidad. Realidad que nos está partiendo el alma en mil pedazos a los que nos duele la patria. A los que vemos con asombro como nuestros verdaderos sueños, sus malos hijos nos los están convirtiendo en una pesadilla capitalista al mejor estilo chino.

Adiós socialismo, seguiremos tus pasos para ver si algún día el pueblo unido te haga regresar.


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Nelson Jesús Lanz Fuentes


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