Teñimos de rojo el Gobierno central y las cabeceras de los estados, ahora nos toca extender el rojo hacia todas las alcaldías para conformar un circuito institucional integrado que conjuntamente con el Poder Popular pueda instrumentar el plan de la patria en todos los rincones del país.
Tenemos que entender y hacer entender que de nuestro voto en estas elecciones depende nuestra consolidación como fuerza revolucionaria en los espacios reales donde hacemos vida. Espacios desde donde nos toca impulsar tanto la transformación la realidad local como la de la realidad nacional con miras a profundizar el proceso de construcción del al socialismo. Espacios desde donde nos toca apoyar al Presidente Maduro en su empeño por adecentar el país y por fortalecer el Poder Popular.
Estar con el Gobierno y ser al mismo tiempo oposición en un municipio en manos de los escuálidos es una experiencia política difícil y desgastante. Vale más trabajar ahora para asegurar los votos de compas confundidos y para captar nuevos votos que perder por omisión o descuido y tener que entenderse diariamente con los enemigos declarados del proceso, capaces de vender la patria y de cometer cualquier crimen con tal de salir del chavismo.
Si no, pregúntenselo a los compas abandonados por alcaldes o gobernadores o peor aún por ambos. Son estigmatizados, difícilmente logran incidir en las decisiones que los afectan, discriminan a sus hijos en los centros educativos municipales y, cual recogiditos, tienen que ir a otras zonas para ser atendidos por las Misiones y para participar en eventos deportivos o artísticos.
Encima de todo tienen que armarse de paciencia para escuchar sin entrarse a trompadas los más absurdos relatos de ficción sobre una Venezuela creada por los medios así como toda clase de improperios contra el Presidente y el Gobierno.
Todo ambiente es propicio para levantar un voto. No nos descuidemos.
