A ocho meses de tu partida comandante oigo, veo y leo con sorpresa y hasta indignación -arrechera en otras palabras-, que ahora resulta que para la oligarquía, los apátridas venezolanos y extranjeros tú eres un genio.
Y me da un sentimiento profundo de dolor porque después de atacarte, estigmatizarte, provocar en la clase media a través de los medios de comunicación odio y desprecio por ti y por el pueblo llano, ahora resulta que esta misma clase te alaba y te ensalza.
Sinceramente creo que es una posición hipócrita o al menos acomodaticia del momento político que vivimos. Pretenden hacernos creer que Chávez era genial, que sabía mandar y conducir el país y que era el mejor presidente del mundo. Pero esto es un vulgar engaño, sólo lo hacen para destruir el vínculo afectivo que tenemos contigo y por otro lado desmeritar a Nicolás porque no sabe mandar y no está a la altura de ser presidente pues es un simple “chofer de autobús”.
Y esto es parte de un guión planteado por los expertos de neuromarketing político a los fines de escindir y separar la figura de Nicolás con la del Presidente Chávez, con fines estrictamente electorales. Estos señores creen que una vez desaparecido Chávez del escenario político, igualaron el terreno y ahora se enfrentan a un Nicolás debilitado, sin discurso, sin fuerza, que no tiene experiencia y que además no sabe nada de nada –es la mentalidad academicista y atávica- con la que la estupidez ilustrada del pensamiento oligárquico y de un sector de la clase media venezolana, nos ve con desprecio.
La historia venezolana nos permite develar porque y cuales son las razones del odio visceral de la oligarquía venezolana por el pueblo llano y por el recuerdo de Bolívar, Chávez, por Nicolás y por el pueblo chavista.
Revisando la fenomenología de la oligarquía venezolana que desgraciadamente ha permeado a las clases medias venezolanas, por intermedio de las redes de comunicación e información y los medios de difusión, quienes se han encargado de enmarcar y vender como un modelo ideal, el modo de vida neoliberal, el consumismo, los antivalores y con ello los mitos que rodean esta visión del mundo que nuestra oligarquía ha detentado.
Las raíces históricas de esta cosmovisión nos dice que la oligarquía -y por un fenómeno de permeabilidad- grandes sectores de la clase media que se creen oligarcas, sufren de un profundo rechazo al legado de nuestras raíces indígenas y a nuestro pasado hispanomericano por el que Bolívar dejó el pellejo y su fortuna, –en palabras del difunto Tomás Moncanut, General venezolano especialista en Guerra de Cuarta generación- la fortuna de los Bolívar al 2002 podría calcularse en unos 5.000 millones de dólares, siendo la familia más rica de aquel momento-; además esta oligarquía siempre nos vio como un pueblo espectador y nos inculcó que éramos un pueblo flojo, sembrándonos un fatalismo y una impotencia para superar situaciones.
Así nos idealizó y petrificó a Bolívar y a la gesta independentista alejándonos de su ejemplo y de su historia viva; asegurándose además de que permaneciera en los sepulcros, y contribuyó a atizar el conflicto entre civiles y militares, manipulando la historia independentista y haciéndonos creer que sólo un caudillismo providencial podría salvarnos.
Esta clase manipuló la historia y la ideología a su conveniencia para permanecer en el poder, a través de sus lacayos y mandaderos políticos que alegremente y creyéndose oligarcas también les siguieron el juego perverso. Esta clase nos transmitió de generación en generación sentimientos y estereotipos ficticios de fascinación y sumisión indiscriminada a los poderes globales y a los modelos europeos y norteamericanos, elevando a la máxima potencia el desprecio por nuestras raíces históricas, sociales, políticas y culturales; sustentándose además en la fragmentación social, ideológica y política de la sociedad venezolana y los conflictos que esta fragmentación ocasiona.
Los principales rasgos de esta clase se reflejan en su codicia sin límites, su mezquindad, su soberbia, el racismo y fascismo con el que nos ven y tratan, su amor al neoliberalismo como modo de vida, la falta de escrúpulos en el manejo de las finanzas públicas –cuando estuvieron en el poder y ahora como oligarquía aliada con la derecha endógena corrupta- obsecuencia con los poderes extranjeros, y una medianía espiritual y moral que deja mucho que desear.
Esta clase social ha sido invasiva y desarticuladora de nuestra cohesión social, es una clase improvisada y aluvional que despreció y traicionó a Bolívar y su ejemplo y sacrificio.
Y lo que sucede con Chávez y la revolución bolivariana fue que el gigante se alzó por encima de las miserias de esta clase y nos despertó, nos devolvió la esperanza en la lucha bolivariana y la fe en nosotros mismos y de los que fuimos y somos capaces de hacer: por eso no lo perdonan ni lo perdonaran, ni a ninguno de nosotros tampoco, incluyendo a Nicolás. Con Nicolás aún la cosa es peor, pues según ellos no tiene preparación académica, ni de ningún otro tipo y es un simple chofer de autobús.
No han entendido aún, lo profundo que caló en nuestro corazón, razón, mente y alma el ejemplo de Chávez; no han entendido que para el pueblo de a pie y la propia clase media conciente, es un ejemplo, una esperanza y una inspiración; que un obrero haya llegado a Presidente de Venezuela y esta circunstancia que hoy nos presenta la vida desmonta la errónea creencia fatalista de que el pueblo es ignorante y que no es capaz de decidir y manejar los destinos del país.
Frente al discurso embustero y manipulador de la derecha oligárquica y de la clase media aluvional y embelesada por querer ser oligarca, debemos enfrentarlo y demostrarle a través de los votos que el sacrificio de Chávez no se perdió.
Coincido con una sola cosa con la derecha y sus oligarcas: Chávez fue, es y será un genio. Lástima que ustedes no lo supieron aprovechar y valorar.