Los esqueletos y la lucha ideológica

Hay que distinguir entre lucha ideológica y represión. La primera es el instrumento válido para defender la Revolución y profundizar los cambios. En ese sentido, hay que identificar a los adversarios; desenmascararlos y combatir sus ideas de atraso y contrarias al pueblo. Pero, en el segundo caso, sería un retroceso en uno de los valores distintivos de esta Revolución: La conquista de reivindicaciones sociales fundamentales, sin atropellos de ningún tipo; en los marcos de la legalidad y de las libertades democráticas.

Por eso luce desproporcionada –como también lo es la detención por más de un año de quien lideró el acto contra la estatua de Colón- la acusación a seis jóvenes sorprendidos colocando propaganda electoral, cuyo contenido la policía asocia con los esqueletos aparecidos semanas atrás en el Este de Caracas.

En lo personal no abrigo duda de la autoría intelectual de estos eventos. Se trata de la camarilla de conspiradores, promotores de golpes de estados, paros y guarimbas. Pero el combate a tal mensaje es en el plano de las ideas. Hay que denunciar el carácter fascista y las intenciones sembradoras de terror y de incertidumbre. Pero detener e iniciar un juicio a estos muchachos, no sólo es desproporcionado sino que además, le hace un flaco servicio al gobierno y a la Revolución.

Por una parte, centra la acción en los dirigidos y no en quienes dirigen desde arriba esa campaña de terror. Los esqueletos por sí mismos no pasan de ser una expresión ideológica más del terrorismo y del fascismo. Lo que los sobredimensionaron fueron los medios privados de comunicación, en particular las televisoras, quienes hicieron gran escándalo del asunto. También miembros de la policía de Chacao pusieron su grano de arena, aterrorizando a la población al señalar falsamente que dichos esqueletos contenían sustancias tóxicas. Vale decir, los cerebros, los reales terroristas y conspiradores, no están siendo juzgados ni acusados.

La segunda razón es que se está alimentando al escualidismo con una valiosa bandera: La bandera de la libertad de pensamiento, de expresión y de protesta. ¡Y esta si es una fuerza poderosa de movilización, sobre todo entre los jóvenes y entre las personas de pensamiento democrático!

Quienes en otro momento fuimos correteados por la policía –es verdad que el trato dado a estos muchachos no es comparable al abuso y la represión de la policía de otros tiempos; pero, al fin y al cabo, detención es detención- no podemos menos que expresar nuestra protesta y manifestar nuestra solidaridad con quienes, ubicados ideológicamente en la acera de enfrente; sin embargo, tienen todo el derecho a manifestar su inconformismo, aun sin tener razón.



catiarebelde@gmail.com


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Rafael Hernández Bolívar

Psicología Social (UCV). Bibliotecario y promotor de lectura. Periodista

 rhbolivar@gmail.com

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