No es casual que tanto El Nacional como El Universal, otrora representantes de lo que se conoce como “gran prensa”, por sus nexos con grupos de poder económico y su gran influencia en gobiernos anteriores, hayan amanecido hoy hermanados en titulares relacionados con la salud. El Nacional asegura que 300 mil pacientes esperan por cirugías en hospitales públicos y El Universal que las terapias intensivas “funcionan a medias”…El Universal, por su parte, privilegia en la primera plana las protestas callejeras por diversas razones y El Nacional, lanza la muy preocupante información sobre el repunte del paludismo en el país, a propósito de lo ocurrido con nuestro atleta medallista Rubén Limardo…
Analizamos las dos informaciones y se apoyan en fuentes que no se molestan en contrastar con el sector público. Un epidemiólogo que vagamente se refiere a estadísticas del Ministerio de Salud, las cuales tampoco son mostradas con la seriedad que amerita uno de los titulares principales: afirmar que este año se han registrado en Venezuela más de 63 mil casos de malaria y, de paso, señalar a los estados donde la enfermedad estaría haciendo estragos, es por demás irresponsable y busca generar en la población ansiedad, angustia y dar la sensación de que el país se le fue de las manos al gobierno actual. Si a eso se suma el hecho de que supuestamente las terapias intensivas “están en coma” (viejo cliché periodístico) y que los precios de las medicinas están por las nubes (cuando se consiguen) estaremos asistiendo a una clara intencionalidad de generar descontento e insatisfacción en el pueblo pues ninguno de los reportajes aportan soluciones o recomendaciones…
Los teóricos del periodismo preventivo (eso que casi no se hace en Venezuela) recomiendan alejarse de un horizonte informativo caracterizado por la banalidad y vacuidad de contenidos. Sobre esto expone el catedrático español de la Universidad Autónoma de Barcelona, José Manuel Pérez Tornero que el periodismo debe cuidarse de estas tendencias cuando difunde información pública que pueda causar algún impacto en la población: a) la fragmentación de la realidad en escenas sueltas, sin darle importancia a la contextualización de los acontecimientos; b) la desestructuración y fragmentación del argumento, supeditándolo a la lectura rápida, alejando los hechos de su contexto histórico, primando la anécdota y no el análisis estructural; c) la espectacularización, contando más la capacidad de emoción del mensaje informativo que su valor de verdad; d) la dramatización, considerando por encima de todo el impacto que pueda producir el mensaje; e) la recreación de mitos; f) la ingeniería del acontecimiento, a la medida del show-bussines, echando mano incluso de la fabulación; g) la obsesión por el presente: no cuentan la trascendencia de los hechos sino su actualidad; h) cuentan la figuratividad: cuentan las apariencias de los fenómenos, sus manifestaciones visibles”.
En las notas motivo de nuestro análisis de hoy encontrarán ustedes todos estos elementos, es decir, esos periódicos lejos de cumplir una labor mediadora, exacerban y atizan las situaciones de riesgo. Entonces ¿Qué busca la “gran prensa”?
Les anexamos en esta entrada el último boletín epidemiológico del Ministerio del Poder Popular para la Salud, el cual ni siquiera fue mencionado en los trabajos “periodísticos” que nos ocupan… Boletin43