En primer lugar es conveniente exponer que en muchos casos se le da el mismo tratamiento en la trascendencia de estos dos calificativos, suele ocurrir cuando el trabajo que se realiza está dirigido hacia la gente, ya sea político, empresarial, comunitario o cualquier otra índole. Lo cierto que a nuestra manera de ver hay una distancia enorme entre uno y otro, sobremanera en el campo de la política y abordamos estas diferencias dado que en el seno de las organizaciones políticas de la revolución se presenta esta dicotomía o disociación cuando se trabaja con grupos humanos que los une un ideal o identificación ideológica.
Podemos afirmar que ser dirigente es mucho mas fácil debido a que generalmente el contacto es impersonal, es decir la comunicación fluye a través de la tecnología y no del cara a cara, no se encara al compañero o compañera para la realización de cualquier actividad, creemos firmemente que esto ha conspirado de alguna manera contra el desarrollo de la actividad proselitista, hay muchas razones para establecer estas diferencias, enunciaremos algunas de ellas.
Una que en lo particular define esta situación, está en que el líder habla ve a los ojos y comunica de frente, en acto individual y/o colectivo de masas por ejemplo, sin embargo, el dirigente ( dudas), utiliza generalmente el celular para convocar a todo tipo de reunión y se le ve la cara en el momento de la reunión y de hecho se presenta con una agenda previamente elaborada, por supuesto hay otras características diferenciales que identifican a uno u otro, en el caso del líder se observa la creación en función del colectivo general y el dirigente solo baja líneas que vienen de arriba según expresan.
Pero eso no es todo, una de las costumbres inveteradas muy acendradas tiene que ver con el complejo de competencia que siente el susodicho dirigente cuando alguien se expresa aportando o buscando soluciones a los problemas que se presentan, es un acto de cobardía política signo de ninguna aptitud y/o actitud revolucionaria, al final del cuento se genera una sensación de rechazo a veces no visible en el resto de militantes.
Este artículo es corto, porque buscamos en el desiderátum de la crítica y la autocrítica, estos elementos que nos parecen suficientes para entrar al debate de la organización política revolucionaria.