Finalizando el año 2013, el buen acontecer de la política venezolana, sorprendentemente se enmarco, en la reunión del (19/12) de los electos alcaldes opositores en las pasadas elecciones municipales (08/12); con el alto gobierno venezolano y el Presidente Maduro. Quien, con prudencia e inteligencia, cabalmente sorteo el contenido y la dinámica de dicha reunión. Se oyeron: las esperadas exigencias de los presupuestos y situados; el proceder a cumplir las obras inconclusas; algunos discursos de tendencias uribistas y aplausos disonantes se entendieron y las diversas solicitudes de carácter político emergieron. Las cuales con las acciones de los gobiernos locales, deben orientarse en el devenir de las nuevas relaciones, que la creada comisión de seguimiento ha de imprimirle a los acuerdos de esta histórica reunión.
Otro significante logro de la reunión, es la de aparentemente haber sellado el anhelado pacto de “paz” que aspiramos la mayoría de todos los venezolanos.
“Paz” que siempre ha estado en un primer orden en los debates y discursos del Presidente Maduro a lo largo de sus nueve meses de gestión. Desde abril del 2013, recordemos los tantos embates y desafueros que algunos se lograron superar: los inolvidables hechos de violencia que enlutaron a familias venezolanas; el mantenimiento de los gritos de fraude; el no reconocimiento al Consejo Nacional Electoral, Constitución y la investidura Presidencial de la República; el perenne saboteo a los acuerdos del gobierno de calle; las sostenidas mentiras mediáticas; la huelga universitaria y sus amenazas de escalamiento; el terrorismo eléctrico; la escasees de alimentos y productos de la cesta básica; las frustradas negociaciones con más de 7000 empresarios; lo cual condujo a la guerra económica y los posteriores enfrentamientos contra los distintos estilos de especulación y usura que continuarán; los llamados a saqueos y violencia generalizada que la alta dirigencia opositora pregonaba; las amenazas de magnicidio al Presidente Maduro; la burla y desligitimación a la ley habilitante; la sentida e imbatible corrupción, burocracia e ineficiencia institucional; la estafa de Cadivi y el inderrotable mercado negro; la comicidad internacional plebiscitaria; entre otras, fueron las condiciones sociales y políticas que el pueblo venezolano vivió en estos últimos nueve meses.
En todo este ambiente de incertidumbre, riesgos y amenazas, además de merecerse un análisis critico, es meritorio elevar un justo reconocimiento a la capacidad y direccionalidad política del Presidente Maduro. El haber contenido todas estas tensiones y tendencias, en el camino paralelo por y para la “paz” en este 2013, es y debe ser, el mayor logro de nuestro pueblo. La “paz” que hace crecer la madurez política y despeja las otras crecidas dudas, sobre la crisis de gobernabilidad que también se sigue implorando, por parte de la oposición y los intereses internacionales.
Este mayor logro de nuestro pueblo de avanzar, en la consolidación de la “paz”, también debe verse como un nuevo tiempo en la Venezuela de fuerza, la cual re-quiere, aspira, puja y anhela trabajar, trabajar y producir, producir.
En este tiempo de logros del pueblo Maduro, también deberá recordarse: la consideración y respeto por la vida, por el compromiso de lograr la sustentabilidad; en mantener la lucha por la inclusión y justicia social. En el entendido, como bien lo sigue dejando claro, el Presidente Maduro: “para que haya paz tiene que haber diálogo y nosotros queremos la “paz” y el diálogo para ser más revolución”.
Para este 2014, mis deseos a todos los que nos leen y critican es: avanzar en la organización social de la producción; en la activa participación por su consolidación y en la “paz”, para poder seguir reconociendo que nuestra Tierra-Patria, es una realidad viva y que debemos movilizarnos para preservar y resguardar los pocos ecosistemas que nos quedan, para las nuevas generaciones que nos viene en camino.
