Al sonar el cañonazo

   1.- El resultado electoral del 8 de diciembre sigue siendo objeto de diversas lecturas.  Sospecho que en el seno de la oposición, a menos que se actúe irresponsablemente, sus factores   están obligados a propiciar una discusión que indudablemente involucra su lamentable comportamiento a partir de 1998. Tanto daño al país y tantas derrotas seguidas, sin menospreciar su fuerza electoral,  ameritan un tratamiento especial  a la manera  como han venido actuando.

      2. Los alcaldes  y concejales electos deben convencerse que han sido electos mediante  la expresión sincera  del voto popular. En consecuencia,  deben  actuar  en consonancia con las ofertas electorales y las necesidades de la población. Hay que evitar la soberbia, el engreimiento y el  aislamiento de las masas y, peor aún,  dar la espalda al pueblo.

     3.- El electorado, como suele ser burlado e ignorado por muchos de los electos, debe afincarse en las leyes del poder popular. Concretamente, asumir la contraloría social  hasta donde sea posible para vigilar y dirigir las gestiones hacia la acción social, esencia de una gestión local.  La elaboración del presupuesto mediante la actuación popular es un paso ineludible. Recuerden los electos que efectivamente ningún elector les ha firmado un papel en blanco o les ha entregado un cheque al portador. Saben muy bien que la traición y el incumplimiento tiene un alto costo político.

     4.-Después del 8-D, los pronósticos parecen claros. ¡Parecen!  Al menos las próximas elecciones son en el 2015. No hay motivo, por ejemplo, para que la oposición que no pierde pisada  en su manía desestabilizadora se dedique  pensar  cómo será su futuro y  piense en recomponerse. Me imagino que algunos partidos  que participan  hoy  en la  llamada  MUD estarán haciendo su balance y sacando sus cuentas. ¿Les conviene seguir en ese arroz con mango con un liderzuelo que se empeña en dirigirlos de barranco en barranco?

      5.- Como la pelea es peleando, a los comerciantes usureros, remarcadores de precios y acaparadores no hay que darles tregua.  Como guerra es guerra,  a esa gente que no tiene alma ni corazón hay que aplicarle todo el peso de la ley.  Acertada la política del gobierno nacional.  

     6.- El pueblo es sabio y paciente, decía Alí Primera.  Chávez siempre dijo que la permanencia de la Revolución Bolivariana y de él en la presidencia  era  garantía de la paz en el país. De eso nunca dudamos. Igual ocurre ahora,  la presencia de Nicolás Maduro en la Presidencia y el triunfo mayoritario de las fuerzas Bolivarianas el 8-D  trajeron  a nuestra población vientos de paz y tranquilidad.

      7.-A todos nuestros lectores. Al bravo pueblo venezolano y en especial al sucrense y cumanés, mucha prosperidad en el 2014.   



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Juan Azocar


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