Quien eche un vistazo hacia atrás, podrá apreciar la diferencia entre aquella navidad del 2002 a esta que despedimos ahora. Cuantos espinosos y empedrados caminos. Cuantos años ha tenido que soportar nuestro pueblo para que la paz y la tranquilidad sean pan de cada día. Para la Revolución Bolivariana, cada amanecer y entrada de año se ha convertido en reto colectivo para vencer la intolerancia de un sector de nuestra población, pero sobre todo de una élite política y económica, empeñada en torcer su rumbo a cualquier riesgo.
Ahora, cuando pisamos el engramado del 2014 y con una Revolución quinceañera, el balance que presentamos a nuestros compatriotas es realmente alentador. La semilla sembrada por Chávez ya se convierte en próspero arbolito, del cual ya hemos comenzado a recoger frutos.
El pueblo venezolano es testigo de primera línea en un combate que se vive a diario. Los enemigos de este proceso, declarados y encubiertos, han recurrido a disímiles mecanismos desestabilizadores. No han podido ni podrán socavar esta férrea voluntad de transformar aquella realidad represiva, hostil, explotadora y miserable que vivimos los venezolanos hasta 1998.
De manera que bien vale la pena revisar aquellas tristes y lamentables páginas que vivió nuestra población en aquella navidad del paro del 2002 y primeros días del 2003. Es pasearse por la acción miserable de quienes se han empeñado en convertir cada fin de año, cada navidad y año nuevo, en tristeza. No queda duda que este diciembre del 2013 lo tenían en su oscura libreta, pero se quedaron con las ganas. Nuevamente los venezolanos les han dado donde les duele. Una nueva y contundente derrota electoral, para que sigan hablando de dictadura y recordando al “teniente coronel”.
Ahora bien, una vez elegidos los alcaldes y concejales. Con un Presidente y gobernadores que recién comienzan gestión, el camino es seguir profundizando esta Revolución Bolivariana que junto a Hugo Chávez es referencia de reivindicación popular. Con ese legado el combate a la oposición se dará con eficiencia y poder popular.
Pasado en buena paz y en alegría familiar el mes de diciembre, que los desestabilizadores siempre nos quieren amargar, nos embarga afirmar que los estamos venciendo y los logros y avances de este proceso revolucionario el pueblo venezolano no se los dejará arrebatar por aventureros y desalmados. Hoy podemos decir: ¡Qué bueno que llegan los tres Reyes Magos!