Si en algo - podríamos afirmar – se mantiene una actuación retrógrada y a espaldas de lo que acontece actualmente en el mundo, es en la conducta asumida por algunos jerarcas de la Iglesia católica venezolana.
Incluso, muchos cristianos de nuestro país, nos atreveríamos a decir que para nada ha servido el ejemplo y el actual modelaje impuesto por el nuevo Papa argentino, Francisco, quien cada día nos sorprende y nos muestra una nueva postura en sintonía con los cambios que reclama el apostolado, con los pies sobre la tierra, en el mundo de hoy.
Recientemente un ex monseñor, ahora “capellán de su Santidad” y quien ocupa la mayor jerarquía de la CEV nos volvió a sorprender con uno de sus acostumbrados y sesudos análisis, donde expresa a su conveniencia, lo que supuestamente piensan los obispos venezolanos sobre el acontecer político nacional.
Sus palabras no resultan extrañas para los feligreses y los cristianos quienes convivimos en la República Bolivariana de Venezuela. Son posturas reiteradas de la cúpula de la iglesia católica venezolana en torno a las políticas del gobierno revolucionario, sobre todo desde que nuestro Comandante Supremo Hugo Chávez Frías asumió el poder y ahora, con nuestro Presidente Constitucional y legítimo Nicolás Maduro Moros, a quien reconocieron a regañadientes - en los últimos meses del 2013 - cuando algunos de estos jerarcas, hoy ex monseñores lo hicieron público.
Buscar que la jerarquía eclesiástica venezolana, adopte posturas y reconozca el proceso revolucionario que se vive en Venezuela, resulta cuesta arriba y más si observamos que también incluso le resultan extraños, los llamados de su nueva Santidad el Papa Francisco – máximo jerarca de la Iglesia - para que bajen de su pedestal y estén un poco más cerca de los pobres de la tierra.
Es por ello que las dudas y el temor, expresado por el ex monseñor y presidente de la CEV, sobre las políticas del Gobierno no se hacen esperar. Ahora su preocupación es por “el modelo único de educación que el Gobierno quiere imponer en las escuelas, el cual califica de “ideológico y político”.
Igualmente, según las últimas declaraciones del “capellán de su Santidad”, su preocupación va un poco más allá y se extiende a la palabra “socialismo” a la que no duda de calificar de “ambigua”, por abrazar “un sentido socialista de corte marxista – comunista del Plan de la Patria”.
Es en este último aspecto, donde debemos detenernos, para comprender lo que según el ex monseñor afirma “pone en peligro la democracia y está al margen de la Constitución de la República”. Sus palabras no se quedan allí, se extienden a criticar la política comunicacional y expresa – La censura impuesta a los medios va en contra de la libertad de expresión garantizada por la Constitución.
La verdad es que si de ambigüedad hablamos, deberíamos decirle a la CEV que la misma encuentra su mejor ejemplo y expresión, en las declaraciones de sus ex monseñores, cuando en un lenguaje “cantinflérico” critican las políticas sociales del Gobierno, las cuales han cambiado la vida del país y están a tono con las últimas declaraciones del propio Papa Francisco, al cual parecen ignorar.
Decir por ejemplo que el segundo objetivo del socialismo, “el sentido socialista de corte marxista-comunista del Plan de la Patria pone en peligro la democracia y está al margen de la Constitución de la República”, es negar la existencia y el espíritu de la propia Constitución y el de los poderes de la República Bolivariana de Venezuela.
En la última decisión de la Asamblea Nacional, después de aprobar la “Ley Habilitante” al Presidente Constitucional de la República Nicolás Maduro también aprobó otra nueva Ley de la República; se trata de la recién elevada a dicho rango, la Ley “Plan de la Patria”.
La nueva Ley debe ser acatada por todos los venezolanos, incluso por los jerarcas de la Iglesia; a pesar de que la CEV y sus prelados, sigan manifestando sus deseos de apoyar golpes de Estado y modelos no precisamente cercanos a los pobres, ya que para algunos ex monseñores todo lo que huela a socialismo, es “algo muy ambiguo” y además no les termina de cuadrar con sus intereses, como el Plan de la Patria” por ejemplo.
¡Unidad, lucha, batalla y victoria!... ¡Venceremos!