PSUV: el debate pendiente

El 22 de julio de 2007 publiqué un artículo intitulado “El Reto del PSUV”, hoy quiero reproducirlo textualmente para retomar esa reflexión como preocupación de un numeroso grupo de hombres y mujeres que (por absoluta convicción ideológica) atendimos el llamado unitario del Comandante Chávez y hoy sentimos que ese debate sigue pendiente y estamos obligados a propiciarlo sin tapujos. El texto es el siguiente:

“Construir un partido socialista en el contexto de la realidad social, económica, política y cultural del siglo XXI no resulta una tarea fácil. Constituye un reto a la capacidad creadora y la imaginación de los hombres y mujeres que asumen esta tarea por absoluta convicción política e ideológica.


No se trata, simplemente de desarrollar novedosos esquemas organizativos. Es imprescindible preservar el carácter democrático en la construcción de la organización sin caer en el “democratismo”. Desterrar toda intención excluyente sin obviar la necesaria confrontación con los vicios (y errores) del pasado hasta desterrarlos. El parto del PSUV requiere un control permanente para evitar los riesgos de malformaciones congénitas.


En nuestro caso particular estamos construyendo una organización que no se plantea (como en los tradicionales proyectos políticos) el objetivo de “tomar el poder” para hacer una revolución. Su responsabilidad histórica es construir un autentico Poder Popular para consolidar un proceso revolucionario y avanzar en la transformación profunda de una estructura social agotada, decadente e inhumana por una nueva estructura social profundamente democrática y humana.


La cuestión ideológica debe marcar la diferencia. Debemos comenzar por entender que el Socialismo no es solo un noble ideal que anima jóvenes y compromete a revolucionarios, sino la única respuesta posible para evitar la destrucción de la humanidad. El Capitalismo ha destruido la esencia del ser humano y el Socialismo comienza cuando se alcanza la plena Conciencia del Ser Social. Esa definición como Partido Socialista resuelve un determinante problema ideológico. Muchas organizaciones políticas viven bajo distintos camuflajes para evitar definiciones precisas que comprometan su clientela partidista y otras no se atreven a pasar de la democracia social que no es otra cosa que la desgastada tesis de la socialdemocracia.


Sin ataduras doctrinarias, ni dogmatismos que provocan ceguera política es necesario alimentarse de los diferentes postulados teóricos. Asumir las bondades del marxismo sin pretender asumirlo como doctrina. Interpretar a Lenin para no copiar su injustificable Centralismo Democrático. Reivindicar a Engels en su insuperable Dialéctica de la Naturaleza. Rescatar las tesis de la Revolución Permanente y El Programa de Transición de León Trostky y las nuevas interpretaciones marxistas de Antonio Gramsci sobre El Estado, la Hegemonía y los nuevos Bloques Históricos de Poder. Revisar, sin reservas, los planteamientos de nuevos pensadores y estudiosos de las ciencias sociales, ello hace más flexible el soporte ideológico y aleja los dogmatismos.


Por supuesto, que en el contexto histórico y la realidad social resulta imprescindible asumir el pensamiento Libertario de Bolívar, Zamora, Miranda, Piar y la orientación filosófica y educativa expuesta por Simón Rodríguez.


Como puede apreciarse el PSUV debería nacer con una inmensa fortaleza ideológica, libre de anacronismos y con una orientación muy amplia. Ello permitiría darle contenido social y político al planteamiento de Alfredo Maneiro de construir una Organización de Revolucionarios Libres para transformar la realidad Venezolana con mucha “eficacia política” y “calidad revolucionaria”.


Al mismo tiempo, el PSUV está obligado a convertirse en el nuevo modelo de intermediación social entre la sociedad y el Estado venezolano, dejando a un lado el perverso clientelismo partidista, el amiguismo y el compadrazgo para imponer una intermediación donde se respeten los valores sociales, la capacidad y formación de cada ciudadano como sujeto social.


Finalmente, el PSUV tiene el reto de no comportarse como un “partido de cuadros” y al mismo tiempo abrirle espacios de participación a todos esos cuadros políticos de amplia formación que pueden aportar su experiencia y compromiso. Tampoco debe convertirse en un “partido de masas”, pero tiene la obligación histórica de diseñar e impulsar políticas para el desarrollo colectivo de las masas y su participación protagónica en la construcción de la Venezuela Socialista.”

Hoy, casi 7 después, en el contexto de una nueva realidad política, económica y social reafirmamos el contenido anterior. Son muchas las incógnitas y expectativas políticas que merecen atención inmediata. Sin menospreciar los logros electorales, debemos admitir que hay un debate pendiente. Reivindiquemos la irreverencia necesaria como compromiso de lealtad…al carrizo las murmuraciones, bienvenido el debate libre y democrático…



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Darío Morandy


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