“Los periodistas son, como todas las personas, constructoras de la realidad de su entorno. Pero, además, dan forma de narración a esta realidad y, difundiéndola, la convierten en una realidad pública“. Así define el periodismo el investigador de la comunicación, Miguel Rodrigo Alsina, y en ese concepto rescata también la teoría de Wilbur Schramm, según la cual los medios de comunicación difunden realidades que los periodistas codifican y convierten en noticias. Es decir, lo que llega, generalmente a las grandes audiencias, son hechos previamente interpretados, con la evidente carga emotiva, ideológica, política y de intereses que cada quien lleva en sus espaldas.
Cuando ocurre un suceso, el periodista, generalmente, es el último en enterarse. Casi nunca está presente, de modo que debe reconstruirlo con lo que le dicen los otros, los que sí vieron, los que escucharon algo, los que saben. Al final transmite sólo una parte de la realidad, la que le cuentan, es decir, responde a la primera pregunta del periodismo clásico: ¿qué pasó?...El problema es el “cómo (pasó)”…
Dice Paulo Freire que vivimos en un mundo “editado”, y eso es cierto pues no en todos los casos los medios narran los hechos tal cual acontecieron, sino que ofrecen una representación de la realidad, una “versión”. Entonces comienza la lucha por imponer alguna verdad…Tu verdad…Mi verdad…Nuestra verdad. La verdad ¿de quién?
Tal vez con horas de diferencia pero con intensidades e intencionalidades diferentes, los medios difundieron las muertes, a manos del hampa, de la actriz venezolana Mónica Spear y su compañero, Thomas Henry Berry; y la del profesor Guido Méndez y su señora madre, Clory Arellano.
El asesinato de Mónica Spear ha generado gran volumen de información y la gente está ávida por saber…El crimen del profesor Méndez y su madre (acaso más abominable por la forma en que ocurrieron los hechos), recibió menos tiempo y espacio en los medios. Ningún alcalde ha decretado luto por ellos, como sí lo hizo el de Puerto Cabello, Rafael Lacava. No hubo crónicas de los funerales de Guido y su mamá…Mejor así…
Mónica Spear, en cambio, es fruto de la industria del entretenimiento y ésta no tiene piedad con nadie.
Tal es caso de una nota que fue publicada en el diario El Universal, en la cual se afirma que a su compañero lo asesinaron “con saña”. Acabamos de decir que los periodistas generalmente llegan tarde a cubrir los hechos. Bueno, la policía también llega, dolorosamente tarde…Entonces ¿Cómo supo eso la “fuente” del Cicpc consultada por la periodista, si no estuvo allí para proteger a la familia?¿Sabrá esa periodista el efecto que causa la palabra “saña” en los seres queridos de Berry? ¿Porqué la periodista transmite lo que le dice una “fuente” sin antes cerciorarse de que otros datos que le pasó son falsos e igual los publicó? Esa “información” fue replicada por otros medios en todo el mundo. También se dijo que el caso se resolvió más o menos rápido porque una poblada entregó a los presuntos criminales. O esta reconstrucción de los hechos, inventada y subjetiva, publicada en un portal web.
Cada medio ha reconstruido el “cómo”, pero difieren entre unos y otros. Falta la historia oficial.
El funeral de Spear y Berry también fue reseñado por algunos medios de manera, por demás, bochornosa, como si se tratara de un bonche farandulero. Así lo leímos en Últimas Noticias donde la periodista, de manera sensacionalista y al estilo de la prensa rosa, se permite, incluso, contar chismes y otras situaciones que, lejos de informar, irrespetan el momento. El actor conocido como “Coko” Sosa, acaparó el interés de los medios por varias razones: fue coprotagonista junto con Spear en la novela “Mi Prima Ciela”; tuvo una relación amorosa con la hija del presidente Chávez, María Gabriela, y como corolario, es miembro de la Comisión Presidencial Por la Vida y la Paz.
Hemos visto penosas entrevistas sobre la vida de la actriz, donde la entrevistadora o entrevistador, según el caso, atropella los sentimientos del o la entrevistada y en el momento de mayor emotividad le dice: “pero eso me lo responde al regreso de la pausa comercial…”
El padre de Mónica Spear, Rafael Spear, se peleó con otra ex miss porque también se difundió que la actriz había protegido a su pequeña hija antes de morir. Rafael Spear participó en un programa de CNN donde analizaron la situación de inseguridad en Venezuela y otros países de América Latina. Spear, radicado en Estados Unidos, repite incansablemente que no quiere vivir en Venezuela, pero Mónica, su hija, amaba esta Patria.
Por último, en tuiter encontramos otras reconstrucciones falsas de la realidad, como el mensaje que difundió el politólogo Carlos Raúl Hernández, sobre el destino que las autoridades venezolanas tendrían preparado para los presuntos asesinos de Mónica Spear y su compañero. Hernández afirmó que serían enviados a Cuba para rehabilitarse, tergiversando un anuncio ministerial de octubre de 2013. Este fue su mensaje de tuiter:
Tuit de Carlos Hernández |
Nunca nos alcanzará la vida para acostumbrarnos a la muerte ni al vacío que ésta deja, pero, como dicen los entrevistadores de oficio: eso lo dejamos para después de la pausa comercial…