Nausea, es lo menos que se puede sentir al leer artículos de revolucionarios en Aporrea. EL PROBLEMA no solo es la crítica desmesurada a una medida que poco o nada afecta la calidad de vida de la población, el problema no es solo la molestia de los revolucionarios que ya no podrán comprarse un S4 sino un S3, o que ya no podrán viajar a Perú y llegar a Venezuela con el 300% de ganancia de lo que les costó viajar. NO, es hasta lógico que los que se aprovecharon del dólar preferencial para darse lujos o ganar todo el dinero que sus jefes privados no le pagan en dos años de trabajo, tengan molestia o tristeza porque no lo podrán seguir haciendo, es la misma tristeza que siente el ladrón de Internet cuando el vecino le coloca clave al Router, o la molestia del hijo que ya no puede cobrar la pensión de sus padres muertos. Esa molestia vergonzosa, que nadie se atreve a confesar, pero que los raspacupos, los que viajan y pretenden ganar en vez de gastar o los que se desviven de la arrechera porque no pueden comprarse el S4 a tres mil bolos, parecen ni siquiera sentir. ESO ES LO QUE REALMENTE CONSIDERO EL PROBLEMA.
Los Sinverguenzas se dividen en dos grupos: Los primeros, se quejan de las medidas de Nicolás con el dólar viajero, fingiendo una nueva imposibilidad para viajar o comprar lo que deseen por Amazon. Los segundos, los peores, reclaman que la medida de reducir el cupo y aumentarlo a 11,30, afecta a los más desposeídos del país, es una medida que golpea a los pobres, castiga a los necesitados, desarma a los defensores de la revolución, y miles de etcéteras de pendejadas para justificar su rabia individual.
Sobre los primeros habría que preguntarles en qué país del mundo una persona puede darse el lujo de viajar, gozar, con todos los gastos pagos, con un dólar preferencial muy por debajo del precio real, y volver y vender el dolar que les quedó, estafar a la nación y ganarse el triple de lo que gastaron. A los primeros habría que preguntarles si conocen un país que no se defienda ante una posible estafa. Habría que preguntarles si ellos creen que es normal o es su derecho el lujo patrocinado por el Estado. Habría que preguntarles cuantas veces viajaron en los 90, cuando el dólar era libre.
A los segundos habría que preguntarles, con pena ajena de por medio, si prefieren una reducción del dólar o cupo electrónico o una reducción de presupuesto de alguna Misión. Habría que preguntarles si compran el pollo o la Harina de Maiz por Amazon y por eso la decisión afecta a los pobres. Habría que preguntarles si necesitan del GP2 de un celular de 4ta generación para llegar al barrio, sino se pierden, o si la Doña del pueblo necesita una Play Statión 4 pa que no se nos aburra.
A ambos sinverguenzas habría que preguntarles si creen que las empresas compran sus productos con el dolar viajero y por ello se quejan de un supuesto aumento de la inflación. A algunos desvergonzados que publican que sus hijos ya no podrán viajar habría que investigarlos a ver cuantas veces no se habrán aprovechado del cupo de sus muchachos para hacer plata.
Por último, los que extrañamente se quejan de pagar "justos por pecadores", habría que preguntarles, qué de justos tiene un dolar preferencial para comida, medicinas, artículos básicos, al mismo precio de un dolar preferencial para lujos, ¿qué justicia hay allí?
LA VERDAD, es que la arrechera de los Pseudo-oficialistas que pululan en Aporrea, es una muestra de egoísmo e individualismo imposible de tapar. La verdad es que Chávez redujo el cupo electrónico de 3 mil a 400 y seguramente los mismos que hoy lo recuerdan o dicen que hace falta, dijeron en aquel momento que estaban molestos, SEGURO ni votan por el gobierno, y siguen pataleando en Aporrea para poder ser usados como supuestas armas de rebeldía dentro de la revolución. Aporrea sin quererlo es una Trinchera de contradicciones políticas cortesía de sus articulistas escuálido-revolucionarios. Mañana no celebrarán los logros de las misiones a las que no se les ha quitado ni un dólar, mañana no dirán que se logró avanzar en la equidad social, no lo dirán porque poco les interesa.
A mí me daría pena llamarme Chavista y revolucionario, y al mismo tiempo decir que no apoyo a Maduro porque en vez de 4 Adidas me podré comprar 3. No podría ni salir de mi casa si el discurso que promuevo es el de la Revolución como una posibilidad para viajar gratis al exterior. Pero otros no, otros no sienten vergüenza en usar a Chávez como herramienta para justificar su egoísmo, a algunos no les cuesta nada culpar al gobierno de inmoral por no dejarse estafar. Esos otros, que jamas se dejaran llamar como lo que son, no deben ser con los que cuente este proceso.