“La coherencia de este Programa de Gobierno responde a una línea de fuerza del todo decisiva: nosotros estamos obligados a traspasar la barrera del no retorno, a hacer irreversible el tránsito hacia el socialismo. Ciertamente es difícil precisar cuándo despuntará tan grandioso horizonte, pero debemos desplegar esfuerzos sensibles y bien dirigidos, para decirlo con Bolívar, en función de su advenimiento.” (Hugo Chávez: Programa de Gobierno “Independencia y Patria Socialista”)
“El contenido del Programa de la Patria intenta interpretar la voluntad de las mayorías populares, pero por más que hayamos podido plasmarla en el texto, sabemos que esto, no es para nada suficiente. Es por ello que a partir de este día, 11 de junio de 2012, y hasta el diciembre próximo, queremos que sea objeto del más amplio y desprejuiciado debate, para que se le agregue, suprima y corrija, para que se le complemente y enriquezca, para que el II Plan Socialista de la Nación que habrá de regirnos durante el próximo período de Gobierno bolivariano y socialista sea obra genuinamente colectiva, como corresponde en tiempos de revolución. Esta propuesta le pertenece al pueblo venezolano, que la ha macerado con sus demandas, con sus sueños, con su resistencia, con sus luchas y victorias. Por eso estamos seguros que sabrá darle forma definitiva, poner los acentos necesarios, imprimirle su aliento y su infinita inspiración.” (Hugo Chávez; Programa de Gobierno Independencia y Patria Socialista, p. 39)
“Vengo hoy, con el pueblo de Bolívar y de Chávez, a inscribir esta candidatura para defender los logros conquistados en 14 años de Revolución Bolivariana y ratificar el testamento político de nuestro Comandante: el Programa de la Patria 2013-2019. En este día no hago otra cosa que cumplir con la misión que me encomendara el Comandante Presidente Hugo Chávez Frías como la he venido cumpliendo y como la cumpliré por amor a su persona y a su obra”. (Nicolás Maduro: Discurso en la presentación de su postulación ante el Consejo Nacional Electoral. Texto incluido en el Plan de la Patria)
I.- INTRODUCCIÓN:
La interrogante sobre quiénes (“derecha interna”) han “falsificado” el espíritu y letra de Hugo Chávez en el llamado Plan de la Patria, sigue en el ambiente. Por más que pase el tiempo, en vez de quedarse en el olvido, generará más inquietudes e interrogantes, no sólo por lo que afirma (que repetimos es muy grave), sino por la posición de silencio mantenida por quienes hicieron la denuncia-acusación para desenmascarar a la tan mentada “derecha interna”.
Sin embargo, desde otra lectura, existen dificultades reales para transformar una modificación del texto en una alteración o “falsificación” que gire hacia la derecha del testamento político de Chávez si en sus propias palabras encontramos la siguiente proposición: “La coherencia de este Programa de Gobierno responde a una línea de fuerza del todo decisiva: nosotros estamos obligados a traspasar la barrera del no retorno, a hacer irreversible el tránsito hacia el socialismo.”
De modo que el eje clave para la evaluación de los logros socialistas (“Golpe de Timón” dixit) implica constatar si las acciones de gobierno (esfuerzos sensibles y bien dirigidos) están encaminadas a hacer irreversible el Tránsito hacia el Socialismo. He allí el quid de todo el debate. ¿Qué significado tiene “hacer irreversible el tránsito hacia el socialismo”? Comienzan los debates, y comienzan porque desde un marco de medidas económicas que repercuten negativamente en las remuneraciones de los trabajadores, además de un marco de deterioro de las condiciones materiales de vida, no es posible suponer que se avanza hacia el socialismo.
Sin embargo, hay sectores y corrientes que les ha faltado el oxígeno suficiente para subir la escalera hasta su último peldaño en la polvareda sobre el “Programa de Gobierno de Chávez”; en fin, no sólo para hablar claro y preciso, para identificar a la “derecha interna”, a aquellos “sujetos-agentes” responsable de aquella “patraña”, no solo para leer lo que conviene leer, sino para llegar a analizar y poder comparar hasta la última página del Programa de Gobierno presentado por Chávez ante el CNE.
Si las formaciones ideológicas son aquellas concepciones a través de las cuales se constituyen los sujetos-agentes en el campo del conflicto; es decir, es en el terreno las formas ideológicas donde las personas adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo, entonces no hay posibilidad de separar un análisis de las ideologías, por una parte, de los sujetos-agentes que son sus portadores; en fin, abstraerse de las posiciones de sujeto y de las lógicas de identificación que los define.
Por tanto, si hay ideología de la “derecha interna” es porque existen grupos específicos, fracciones sociales, fuerzas políticas, actores de carne y hueso que encarnan los papeles, los guiones y funciones de la “derecha interna”. ¿Y quiénes son estos representantes actorales de la “derecha interna”? Hasta ahora, no hay respuestas.
A pesar de esto, una inclinación favorable a la derecha es determinable, al menos indirectamente, a partir del análisis de los objetivos supuestamente modificados en esta dirección, a partir de la delimitación del ámbito de gobernabilidad correspondiente a determinadas ramas del aparato de Estado, a la ubicación de los mismas en la responsabilidad conjunta de determinados espacios del gabinete de Gobierno, a partir del análisis del conjunto de conflictos de intereses que recorren el interior del propio aparato de Estado (i).
Aunque insistimos, aún en lo fundamental, es un análisis comparativo riguroso, exhaustivo, que logre procesar diferencias y semejanzas, supresiones y añadidos en ambos documentos (Programa de Gobierno de Chávez y Plan de la Nación de Maduro) el que puede calificar el cuadro de modificaciones, llamando la atención sobre el reconocimiento de un hecho: fue el propio Chávez el que llamó a la modificación de su Programa de Gobierno siempre de cara al pueblo bolivariano. En este sentido: ¿Quiénes intentan “interpretar la voluntad de las mayorías populares”? ¿Acaso no fue Chávez el que convocó “un amplio y desprejuiciado debate” sobre el Programa de Gobierno?
¿Por qué Chávez planteó literalmente un debate “para que se le agregue, suprima y corrija, para que le complemente y enriquezca”, para que sea una obra colectiva del pueblo, con sus demandas, sueños, resistencias, luchas y victorias, como corresponde en tiempos de revolución? ¿No fue acaso el mismísimo Chávez el que abrió las puertas a la modificación de su Programa de Gobierno?
II.- ¿EXISTE UN “DEBATE COLECTIVO” SOBRE LAS MODIFICACIONES DEL PROGRAMA DE GOBIERNO DE CHÁVEZ?
Al parecer, para algunos “dogmáticos” y “ortodoxos”, el Programa de Gobierno de Chávez era un claustro cerrado, un texto petrificado, una “obra embalsamada” a ser venerada como “palabra sagrada”, pues ante los axiomas, principios y dogmas no hay debate posible. Son así y punto. Pero eso no fue lo que propuso Chávez. Allí están las palabras: “agregue, suprima y corrija, para que le complemente y enriquezca”.
De manera, que partimos de un hecho constatable: hay modificaciones, lo cual coloca el análisis fuera de dos extremos que se han planteado en la escena de la polémica: a) las modificaciones constituyen una “falsificación” por parte de una presunta “derecha interna” como afirmo el equipo político donde interviene Toby Valderrama, b) no existe modificación alguna, el Plan de la Nación recoge palabra por palabra, literalmente lo planteado por Chávez en el Programa de Gobierno (ii) como lo afirmó el dirigente nacional y gobernador Aristóbulo Isturiz:"El presidente Maduro presentó el programa del presidente Chávez sin cambiarle una letra".
Por eso, tanto los que aseguran que no hubo modificación alguna como los que hablan de “falsificación” del Plan de la Patria podrían aparecer más como afirmando creencias dogmáticas que ejerciendo planteamientos críticos; y por eso practicarían desde puntos de vista opuestos una forma de ortodoxia más que de heterodoxia (aquella reflexión crítica sobre la “heterodoxia en la tradición” (iii) de la que habló Mariátegui está ausente en ambas posiciones).
Además podrían devenir ambas posiciones en malos lectores e intérpretes, pues al parecer no han comprendido que Chávez aparece más en lo teórico e ideológico, no como un candidato a las filas del “pensamiento dogmático”, sino un personaje político abierto al debate, a la polémica, a la crítica y a la heterodoxia. ¿No habló acaso de “batalla de ideas”, no hablo acaso de “convencer en vez de imponer”?
Ciertamente, se corre otro riesgo al criticar unilateralmente el dogmatismo: abrirle las puertas a una suerte de oportunismo sin principios (no hay límites algunos a las interpretaciones posibles de los documentos escritos por Chávez), para que desde allí avancen los intereses del Capital y sus personificaciones políticas, una política burguesa en lo oscurito o en la sombra, metiendo de contrabando aquellos intereses comprometidos con la reproducción hasta el infinito del metabolismo del capital y de sus estructura de mando, para que sus actores y personificaciones pulseen cada vez más fuerte, llevando al “Gobierno de Maduro”, a la “dirección colectiva político-militar”, a una “mesa de diálogo, negociación y acuerdos” imponiéndole condiciones.
¿Dónde estamos entonces? Aun cabe otra pregunta más inquietante, ¿Se abrió un verdadero debate colectivo, un clima de deliberación, participación y protagonismo sobre el Programa de Gobierno de Chávez, como obra constituyente del pueblo, no como “pote de humo”, como entrenamiento a puerta cerrada de las UBCH, ni como maniobra con entretelones, como decía la ahora tan manoseada Rosa Luxemburgo: “(…) como política burguesa en lo oscurito”?
Allí reside la clave del asunto, en el vaciamiento del poder constituyente de una revolución democrática ininterrumpida, no en la falsificación de la palabra originaria o en su seguimiento letra a letra, sino en la ausencia de construcción colectiva, en el bloqueo e inhibición de la metódica del pueblo constituyente, aquella que permitió la construcción (aún con numerosas fallas y contrabandos) de otro “Libro Azul”: la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
De modo, que más que “falsificaciones”, podríamos hablar de modificaciones que acentúan determinadas voces ideológicas, determinadas intencionalidades políticas, determinados intereses económicos e “inspiraciones” que remiten no a devaneos intelectuales, sino a relaciones de fuerzas.
Estimados y estimadas lectoras, cualquier modificación del “espíritu y letra” del Programa de Gobierno de Chávez corresponde a opciones de Gran Política, no a cuentos y leyendas ideológicas, corresponde entonces a determinadas estrategias de poder (iv).
III.- LOS DILEMAS DE LA RADICALIZACIÓN EN CHÁVEZ:
Las formaciones ideológicas, con sus regímenes de visibilidad y discurso, siguen siendo lo que son en una sociedad atravesada y dividida por conflictos entre grupos, sectores y clases: una “máscara del poder”, una espesa bruma a ser atravesada y despejada, de allí que es cada vez más exigente cruzar el territorio del “Poder en escenas” (v).
Quizás por eso, Chávez no pudo escapar a los dilemas de la radicalización de las experiencias nacional-populares, pues la característica fundamental de las mismas, en el terreno de la construcción de la hegemonía ideológico-política, son sus amalgamas discursivas, su intento de combinar y condensar las tradiciones de luchas nacionales y populares (El Árbol de las Tres Raíces), incorporando por otro lado las presiones de las demandas e intereses de fracciones del capital nacional e internacional: los llamados “sectores productivos” (grandes, medianos y pequeños), además de articularse con una interpretación, para algunos, excesivamente abierta, insuficiente, nebulosa y ecléctica, del pensamiento revolucionario disponible.
Allí está el pretexto que justifica diversos ataques a la revolución bolivariana desde la oposición, lo que el ex aliado de Chávez Luis Miquelena y ahora asesor de la derecha (vi), llamó el “minestrón” ideológico:
“Chávez nunca ha tenido nada de marxista. Su ideología es una sopa de minestrón, agarra cosas de aquí y de allá. Se ha convertido en un caudillo militar. Tiene aspectos de fascista por su aparato represivo disfrazado de populismo. Yo diría que es una mezcla de Perón y Mussolini.” (vii)
En la misma onda de reflexión y desde el mismo campo de oposición han caracterizado a Chávez como “populista autoritario” (viii):
“El régimen chavista es, hoy, un populismo militarista de izquierda, en vías de transformarse en una dictadura de izquierda radical y militarizada. Pero lo crucial es tener claro esto: el chavismo no es fascista porque el chavismo es de izquierda. Por lo demás, el fascista Ceresole rompió con Chávez, porque Chávez se identifica con Fidel Castro y la Revolución Cubana.” (Aníbal Romero)
“En puridad, Chávez no construyó nunca un verdadero movimiento político semejante al peronismo, orgánicamente vinculado a la sociedad. Pero ese sentimiento popular y la masa que le daba cuerpo adquirieron la connotación de una suerte de partido, si bien informe y carente de un pensamiento político que pudiera considerarse como doctrinario. Pues bien, cualquier cosa que pudiera considerarse "chavismo" ha desaparecido. El personalismo que caracterizó el régimen del comandante mató ese movimiento. Todo giraba alrededor de Hugo Chávez y faltando este eje, los restos del chavismo giran en una suerte de vacío de liderazgo que sus herederos no son capaces de llenar. El chavismo, pues, como tal, ya no existe. Existen chavistas, pero dispersos, y pronto los veremos disputándose el legado político de Chávez. Legado político, por cierto, en el cual no es fácil distinguir características ideológicas que le den sustantividad. El chavismo era Chávez y lo que Chávez pensaba y decía, aunque no siempre de modo coherente. Pero su mera figura llenó, a su manera, un espacio de la historia del país. Sin embargo, no estando físicamente presente, tampoco hay chavismo, porque más allá de su figura no había más nada. Por otro lado, ninguno de quienes se disputan su legado posee la envergadura, la contextura política -e incluso meramente humana que lo caracterizó y que eventualmente permitiría mantener con vida al movimiento. Sin duda que subsiste un sentimiento afectivo y emocional chavista en una buena parte de la población, pero carente de una estructura que lo mantenga organizado. Para todo efecto práctico, es decir, políticamente válido y viable, el chavismo puede considerarse en vías de desaparición. Por otro lado, parece evidente que el presidido por Maduro es un régimen distinto al de su antecesor. Por mucho que Maduro se proclame como hijo de Chávez, la vida real lo irá colocando ante dilemas y retos que se verá obligado a tramitar con sus propios recursos y la imitación de Chávez, que con tanto empeño ensaya, de bien poco le servirá.” (Teodoro Petkoff)
“Especialistas como Castañeda, Lanzaro o Petkoff, al tratar de los regímenes de izquierda en América Latina, hablan de dos grandes grupos. El primero formado por gobiernos de carácter pragmático, y el segundo, por gobiernos de corte populista o radical. En el primer grupo estarían los regímenes de Lula da Silva y Dilma Rousseff, en Brasil; Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, en Chile; Tabaré Vásquez y José Mujica, en Uruguay. En el segundo, los de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, en Venezuela; Néstor Kirchner y Cristina Fernández, en Argentina; Evo Morales, en Bolivia; Rafael Correa, en Ecuador, y Daniel Ortega, en Nicaragua.” (Sebastián Mantilla)
Sin embargo, hay que constatar que todavía sigue encendida la controversia sobre la significación histórico-política de las relaciones entre el populismo latinoamericano y la izquierda (ix), hecho que debe tomarse en profundidad y consideración a la hora de abordar los dilemas económico-políticos con los que se enfrenta actualmente el Gobierno de Maduro.
Ni siquiera el revestimiento intelectual del Socialismo del siglo XXI, aquel que convocó a Theotonio Dos Santos, Atilio Borón, Franz Hinkelammert, Claudio Katz, Michel Lebowitz, Marta Harnecker, Isvan Mészaros, entre muchos otros, e incluso tanto a Alan Woods como al tan polémico Heinz Dieterich, pudo hacer algo para construir políticamente un vínculo orgánico sólido entre “intelectualidad crítica y revolucionaria” y “el Partido político de Chávez”, entre “intelectualidad crítica” y la organización del “pueblo bolivariano” en función de refrescar al menos el debate, las fecundación de la polémica de izquierda sobre los socialismos históricos y los retos del socialismo del siglo XXI.
El riesgo de reconvertir el pensamiento crítico en cortesanos del poder fue apenas uno de los elementos que dificultan aun la tarea de asumir la función del pensamiento crítico en una revolución; a la vez que frente a las acciones, medidas y políticas de los “gobiernos revolucionarios”. Si a esto se agrega, la centralidad que adquirió el momento del Líder en la experiencia bolivariana, es difícil no comprender que el pensamiento crítico irrite a sectores de políticos sin inquietudes por la formación política colectiva ni por densificar lo que Gramsci denominó la conformación de una hegemonía intelectual y moral; es decir, valorar la importancia de una “reforma de las mentalidades” siguiendo a Ernst Renan (x) en el cambio revolucionario.
La condición de amalgama ideológica, aspecto que caracteriza al proceso ideológico-político de la revolución bolivariana, deriva del arbitraje de la gran personalidad política sobre las relaciones de fuerzas y sentidos (xi) entre grupos, sectores y clases, el arbitraje de demandas, aspiraciones e intereses; y eso lo reconoce cualquiera que comprenda la naturaleza de los fenómenos de Cesarismo sui generis propio de las experiencias nacional-populares latinoamericanas, sean transformistas, reformistas o radicales. Llámenlo “Populismo de Izquierda” (xii) si prefieren, pero la “transición al socialismo bolivariano del siglo XXI” protagonizado por Chávez quedó truncada, a medio camino y allí está la encrucijada, para que los llamados “hijos y nietos de Chávez” resuelvan una “matriz de ecuaciones” de alta complejidad, con gran incertidumbre y alta sensibilidad al cambio de las condiciones iniciales (xiii).
Sin embargo, lo repetiremos hasta el cansancio (para que quede suficientemente claro y para que la derecha “no se frote las manos”): es mucho más favorable a los intereses de las clases dominadas y subalternas, una experiencia popular y nacional-revolucionaria de izquierda que la sobredosis de “neoliberalismo salvaje”, que pretenden administrar los tecnócratas de la macroeconomía capitalista dictada por el régimen de signos y saberes-expertos del “globalismo neoliberal” (xiv).
Los programas y políticas que priorizan los logros y metas de igualdad e inclusión social, han generado sus propias tensiones internas a la hora de sopesar las formas de organización, movilización y participación de las bases sociales de apoyo desde estilos de dirección y conducción que muchas veces aparecen como “tuteladas” o canalizadas “desde arriba”. En segundo lugar, los programas y políticas de inclusión social, muchas veces se utilizan como pretextos para desviar recursos, generando canales privados y particularistas de apropiación patrimonial y grupos corruptos que se conectan al drenaje del presupuesto público, lo cual va deteriorando la capacidad fiscal del Estado para sostenerse sin graves desajustes, conformando las típicas deformaciones del “populismo económico” (xv).
De modo que ni siquiera aquellos que siguen atados a la peligrosa ilusión del keynesianismo (xvi) combinado con los ciclos de expansión de la renta petrolera, lograrán sortear la encrucijada de aquella matriz de desajustes, si colocan al pueblo constituyente como “vagón de cola”, es decir, como “rebaño impotente” que no ejerce ni protagonismo ni contraloría política y social alguna, ante una agenda cada vez más semejante a un “ajuste estructural” (que pareciera imponerse a la chita callando): ajuste cambiario, ajustes de las tasas de interés, endeudamiento externo, reconversión industrial “a la China”, ajuste del precio de la gasolina, la posible venta del oro, postergación infinita de una reforma fiscal (que afecte seriamente a las fracciones capitalistas (de allá y de acá) y no al pueblo) y la potencial contención de demandas salariales y sindicales, y en general de las aspiraciones y demandas del pueblo trabajador.
Ciertamente, en los gobiernos progresistas latinoamericanos, y en los populismos de izquierda, se ha apostado por un “mal menor” que comporta sus implicaciones, ahora visibles en los rezagos y desajustes socioeconómicos: el ciclo de demandas insatisfechas y de recursos insuficientes del “populismo económico”. Como ha señalado el analista de la economía venezolana “Simón Andrés Zúñiga”:
“Ante la insuficiencia de liquidez, tanto en bolívares como en dólares, el Gobierno se encuentra frente al “eterno retorno” de ajustar o financiar. Lo primero, ajustar lo puede hacer a través de devaluar, aumentar el IVA, aumentar la gasolina, recortar el gasto público y recortar el consumo privado. La primera opción suele imponerse ante lo polémico de las demás (IVA y gasolina) y lo recesivo de las últimas (recorte del gasto y del consumo de las familias).” (xvii)
Pero, ante la pérdida de gobernabilidad del campo económico, producto de los mismos intereses capitalistas que se engordaron a costa del presupuesto público, ¿ahora se busca un re-equilibrio a costillas del pueblo? ¿Sera suficiente utilizar un bolsón de un millón de votos de ventaja electoral (capital electoral) para recuperar la “equilibrios macroeconómicos”? ¿Se fueron aquello tiempos de Chávez cuando intentaba explicar la diferencia entre “estabilidad macroeconómica” y “equilibrios macroeconómicos”, y su relación con la “estabilidad macro-social”? ¿Se estará omitiendo incluso la crítica de Chávez a la propia economía política convencional, a sus concepciones hegemónicas (neoclásicas o keynesianas), a sus políticas e instrumentos?
De manera, que ante el legado revolucionario de Chávez, más que palabras de un “Dios” que requiere alabanzas y letanías, hay que enfrentarse con otra imagen, la de aquel “Humano, demasiado Humano” que además de acertar, también cometió errores. Y los reconoció. De allí la enunciación de la política de las 3R: revisión, rectificación y reimpulso.
Quizás el anhelo profundo de quiénes hablan del “legado originario” de Chávez, de esa búsqueda de inmaculada “autenticidad” que los aproximaría exclusivamente al Socialismo inspirados en los códigos ideológico-políticos de Fidel y el Che, es la de mantener en pie la tesis derruida para las experiencias socialistas históricas del siglo XX, aquellas que entronizaron el “culto a la personalidad” (con sus particularidades nacionales) sin cuya solidez no se mantiene el “culto por la palabra sagrada del Líder”. Si el momento del líder fuese incuestionable, entonces: ¿No se estará sedimentando una subcultura de sumisión ideológico-política ante las figuras de autoridad política? ¿Es esta la matriz político cultural de un socialismo libertario, participativo y radical-democrático?
Por otra parte, algunos dogmáticos soñarían despiertos ante una movilización de seguidores agitando en sus manos una suerte de “Libro Rojo” de Chávez, acusando a la “camarilla de traidores”, a los “perros de la derecha”, tal cual “Revolución Cultural Proletaria”. Pero, ¿Qué ocurre cuando el mismo “momento del Líder”, con su clara intención y discurso desplaza hacia el “momento del protagonismo popular” la responsabilidad de continuar y profundizar la obra abierta, una obra genuinamente colectiva que corresponde en tiempos de revolución?
IV.- LA CLAVE DEL DISCURSO DEL 8 DE DICIEMBRE DE 2012: LA “UNIDAD PATRIÓTICA Y REVOLUCIONARIA”.
Allí está la clave; profundizar la obra abierta, allí está el centro de gravedad de la “unidad patriótica y revolucionaria”, de su capacidad para articular dispositivos de integración y cohesión política con “eficacia y calidad revolucionaria”. Vale la pena que quienes defienden el legado de Chávez tomen en cuenta “palabra por palabra” el discurso del 8 de diciembre de 2012.
Por otra parte, quizás conviene evaluar los riesgos de las fuerzas centrifugas, de la dispersión, de las fracturas y dislocaciones de tendencias, corrientes, partidos del GPP y el propio PSUV, acontecimiento que esperan con tanta intriga las voces y los factores de la derecha nacional e internacional: ¿Y cuándo se divide el “chavismo”? ¿Cuándo nos dan la oportunidad estos “huérfanos” hijos de…Chávez para darles la estocada final? ¿Será la “ultraizquierda” la que ayude en esta tarea a la derecha impotente? (xviii) Esta situación puede generar un chantaje intolerable para imponer la subcultura del no-debate: si hay críticas se le hace el trabajo a la derecha nacional e internacional, si no se hacen críticas, no hay mecanismos de revisión, rectificación y reimpulso. Frente a este tipo de dobles coerciones hay que construir opciones políticas que las superen: escapar del dilema de las falsas alternativas.
No seamos ingenuos, lo que está en juego no son vanidades ideológicas ni devaneos intelectuales, se trata de la naturaleza misma del poder sobre la geografía humana, económica y política de este antiguo “enclave petrolero” y “primario-exportador” llamado Venezuela. Sobre este territorio gravitan ambiciones imperiales y de las fracciones capitalistas de siempre, a pesar de toda la palabrería sofisticada de sus intelectuales orgánicos. Esta clave geopolítica nacional e internacional fue el motivo esencial del llamado a la unidad, del discurso cargado de aquel “piélago de angustias” de Hugo Chávez aquel 8 de diciembre de 2012.
¿Cómo olvidarlo? ¿Por qué se lamentan tanto los dogmáticos? Porque Chávez mismo, “vivito y coleando”, para decirlo en criollo, había contemplado en su estrategia, en diversas acciones tácticas, en diversas “rondas de negocios”, en diversos discursos, en instrumentos jurídicos, una serie de alianzas y pactos con sectores del capital (“sectores productivos”) bajo la supervisión y regulación del Estado nacional. Es ese el enigma de las formas de “economía mixta” de Chávez. ¿Cómo olvidarlo? ¿Cómo imaginaba y pensaba Chávez la transición al socialismo? ¿Acaso Chávez mismo no estaba cruzado de aquel piélago de angustias que recorrió al mismísimo Bolívar? Recordemos:
“En medio de este piélago de angustias no he sido más que un vil juguete del huracán revolucionario, que me arrebataba como una débil paja. Yo no he podido hacer ni bien ni mal; fuerzas irresistibles han dirigido la marcha de nuestros sucesos; atribuírmelos no sería justo y sería darme una importancia que no merezco.” (xix)
¿O quizás si han sido otros los factores de poder que han dirigido la marcha de los sucesos? Hemos hablado tanto del Programa de la Patria, del Golpe de Timón, del discurso del 8 de diciembre de 2012, de las elecciones del 14 de abril de 2013, del Gobierno de Eficiencia en la Calle, de la Guerra Económica, de la Ofensiva Económica Gubernamental, de las leyes habilitantes, de las posibles medidas de política económica y social a ser tomadas para enfrentar severos desajustes y rezagos de carácter histórico-estructural (xx), agravados coyunturalmente (de modo evidente desde el año 2012) por estrategias de desgaste y derribo: que afectan aspectos fiscales, monetarios, cambiarios, laborales, de balanza de pagos, de carácter económico-productivo, de eficiencia del gasto público y de la inversión social, de productividad y calidad de vida, de “capitalización y reparto” de la renta petrolera, de corrupción pública y privada.
¿Qué sería de nuestra balanza de pagos si careciéramos del control nacional del petróleo? ¿Qué sería de nuestro PIB si careciéramos del control nacional del petróleo? ¿Somos o no somos más dependientes del petróleo? ¿Existe efectivamente una economía de puertos? ¿Qué ocurre con la balanza de pagos en su cuenta corriente cuando no colocamos allí a la exportación de petróleo? ¿Y si no importamos lo que importamos, que nivel de producción interna existe para satisfacer la demanda de “familias”, “Estado” y “empresas”?. Quizás, los venezolanos y venezolanas nos miramos en un espejo completamente deformado, pues la realidad de la producción y productividad, del desarrollo de sus fuerzas productivas requiere mirarnos, así sea como ejercicio hipotético, eliminando de la ecuación económica al petróleo. Por esto se explica que más que rezar el “Padre Nuestro”, muchos venezolanos tienen sus inconscientes en la fe del “petróleo nuestro que estas debajo de la tierra”. Sin duda, en la revolución bolivariana se ha “sembrado el petróleo”, existe un reparto más justo, en lo social, pero, ¿Y en lo económico-productivo (no en las finanzas especulativas, en el parasitismo o la corrupción)? ¿Hemos avanzado en el modelo de desarrollo endógeno sustentable, llamado ahora “socialista”?
Será muy difícil avanzar en ese último modelo sin la organización consciente, la movilización y la participación de los trabajadores y trabajadoras, en toda la gama de diferenciación de ocupaciones y funciones en la división social del trabajo. Sería estúpido suponer, que por la intoxicación literaria de las teorías eurocéntricas de la sociedad post-industrial y su “Adiós al Proletariado”, no percibamos que en Venezuela nunca se traspasó en términos generales, y con algunas excepciones, la primera etapa de industrialización por ensamblaje descalificado. Entonces, para salir de este atolladero, los trabajadores y trabajadores siguen jugando un papel fundamental, como “clases fundamentales” del bloque social de los explotados, dominados y oprimidos. Sin el punto de vista de los trabajadores y trabajadoras, en el seno del bloque social de los dominados y oprimidos, no hay chance alguno para encontrar el camino del “modelo productivo socialista”.
El protagonista central de un proceso de industrialización socialista, ecológicamente sustentable sin duda, depende de la acción colectiva de los trabajadores y trabajadoras; a menos que queramos una forma de disciplina y control laboral al estilo de partido-único asiático; o quizás más “Capitalismo de Estado”, incluso con sectores subsidiados y parasitarios. Hablar de la “fórmula económica” de nuestro modelo de desarrollo, de la vía venezolana al Socialismo, sin caracterizar a los agentes, fuerzas y sujetos de clase de tal transformación, es no sólo absurdo, sino políticamente irresponsable. En consecuencia, si hay Capitalismo de Estado, es que hay “Burguesía de Estado” (distribuida en fracciones y tamaños: grandes, medianas y pequeñas) (xxi).
De manera que al análisis de la fórmula económica, debe relacionárselo con un análisis de la estructura social y sus desigualdades, como con la estructura de poder involucrada y su patrón de dominación. No se trata exclusivamente de “política económica”, de teorías, objetivos e instrumentos, sino de una visión integral del cambio estructural, que incluye aspectos sociales, políticos, ideológicos, jurídicos, militares e internacionales.
V.- CHÁVEZ: LA “ECONOMIA MIXTA” Y LOS “SECTORES PRODUCTIVOS”:
En consecuencia, no hay que olvidar algunos detalles que parecen pasar por alto los guardianes del legado originario de Chávez: el 15 de junio del año 2012, el Presidente en pleno ejercicio de sus funciones aprueba en el marco de la ley habilitante el decreto 9.052 que promueve y regula las nuevas formas asociativas conjuntas entre el Estado, la iniciativa comunitaria y privada para el desarrollo de la economía nacional: Alianzas Estratégicas, Empresas Conjuntas, Conglomerados (xxii).
¿Se han paseado quienes tararean la consigna del “legado originario” por estas dimensiones de la herencia de Chávez? ¿Por qué quieren escuchar y ver sólo “el Chávez que les conviene” para ratificarse en sus principios: socialismo calco y copia? ¿Por qué traducen todo esto a la propiedad social administrada por el Estado que huele además a más estatización clásica que a una verdadera socialización del poder económico? ¿Por qué insistir en la formula soviética del “manual del constructor del comunismo”: conciencia del deber social? ¿De dónde saco el Che esta frase que se convierte ahora en cliché? Muchas ideas parecieran cristalizarse en estereotipos. Así sucede con el legado de Chávez.
Ya lo decía con precisión Carlos Lanz:
“(…) las ideas y la obra del Cmdt. Chávez van a ser leídas e interpretadas de diversas maneras, en muchos casos, sin considerar exhaustivamente el contexto, el momento o circunstancias históricas. Como le es inherente a cualquier obra intelectual o pensamiento en desarrollo, no se va encontrar en ningún autor ideas acabadas y elaboradas en línea recta, y por esto sería una pretensión iluminista exigirle al pensamiento del Cmdt. Chávez una clara definición socialista en todo lugar y tiempo, cuando el mismo reconoció que se movió en el camino de la “tercera vía” en el periodo previo al 2005, postura esta donde predominan concepciones inspiradas en la justicia distributiva y de equidad sin poner en discusión las relaciones de producción capitalista. En tal sentido, no debe sorprender el hecho existan o aparezcan posturas ideológicas en el seno del “chavismo” que haciendo lecturas e interpretaciones de tal o cual elaboración (textos, discursos) del Cmdt. Chávez antes del año 2005, releguen o subestimen su proceso de radicalización en la transición socialista. Por eso, también hemos sostenido que este nudo problemático de “lecturas e interpretaciones” del pensamiento chavista va a cobrar fuerza ahora cuando éste ya no está presente y pueda aclarar tal o cual sesgo interpretativo. Por ello, debemos prepararnos para un periodo signado por los “usos y abusos” de Chávez.”(xxiii)
Por otra parte, quizás este instrumento jurídico pone en evidencia o expresa la naturaleza de las concepciones de “economía mixta” que otra corriente crítica al interior del proceso bolivariano revolucionario. Por ejemplo, “Marea Socialista”, ha señalado su escepticismo en la continuación de la viabilidad de un esquema de acumulación basado en la economía mixta, como parte de un régimen de acuerdos que ya se agotan (¿Ordenar la economía mixta o avanzar hacia un nuevo modelo soberano e independiente?):
“Sin embargo, no es cualquier modelo productivo el que hay que construir. Si queremos defender el Proceso Bolivariano y frente al fracaso demostrado en los últimos diez años del modelo de economía mixta, hay que orientarse en el rumbo de tomar medidas estructuralmente anticapitalistas. En este sentido para estar cónsonos con el Proceso, hay tres palancas económicas que deben aplicarse como inicio de un plan:
a) Ni un dólar más a la burguesía. Control Estatal absoluto de la Renta Petrolera y de los dólares en las que ella se expresa.
b) Monopolio del Comercio Exterior con estricto control social.
c) Monopolio Estatal de la asignación del crédito para destinarlo al financiamiento del nuevo modelo productivo.” (xxiv)
Sin embargo, tanto la “economía mixta” como los “sectores productivos nacionales” siguen siendo contemplados en el Programa de Gobierno de Chávez, aunque con un papel mucho menor de lo deseado tanto para avanzar con mayor profundidad en medidas anticapitalistas, como para complacer a las elites económicas nostálgicas de las ventajas del Pacto de Nueva York y del Pacto de Punto Fijo: Fedecámaras, Consecomercio, Conindustria o Venancham.
En este orden de ideas, el “Gran Bloque Histórico Democrático y Popular” planteado por Chávez es distinto al “pacto de conciliación entre elites económicas, políticas, eclesiásticas y militares” bajo concertación con Washington:
“Vamos pues, obreros y obreras, campesinos y campesinas, estudiantes, afrodescendientes, indígenas, académicos y académicas, pequeños y medianos productores y productoras del campo y la ciudad, comerciantes, transportistas, motorizados, profesionales de la salud y en general, maestros y maestras, servidoras y servidores públicos, mujeres, militares, pobladores, pescadores y pescadoras, cultores y cultoras, deportistas, y especialmente juventud venezolana!”.
Este modo de presentar una base poli-clasista, puede encubrir el carácter de clase de los sectores dirigentes de tal bloque histórico, de modo que se asemeje al histórico programa del PDN de 1939. Es decir, reencauchar los orígenes históricos de AD.
También conviene revisitar con rigor analítico las comparaciones de algunos de los objetivos presentes en el Plan de la Nación y el Programa de Gobierno “Independencia y Patria Socialista” de Chávez, para identificar allí donde se contemplan el esquema de empresas mixtas, por ejemplo, cabe destacar en el sector petrolero:
“1.4.8.1 Constituir empresas mixtas de exportación con países aliados como China, Rusia e Irán.” (Programa de Gobierno de Chávez)
“1.4.8.1. Constituir empresas mixtas de exportación con países miembros del ALBA y Mercosur y otros aliados extra-regionales.” (Plan de la Nación aprobado)
¿Quién hizo estos cambios? ¿Fueron hechos sin el consenso de la dirección de PDVSA o del Ministerio asociado a este ámbito de gobernabilidad? ¿No se habla claro y preciso de empresas mixtas?
“3.1.2.2 Desarrollar la producción de las 6 nuevas empresas mixtas ya establecidas de producción y procesamiento de los crudos de la Faja Petrolífera del Orinoco, para alcanzar la capacidad de producción de 2.090 MBD en el 2019.” (Programa de Gobierno de Chávez)
“3.1.2.1. Desarrollar la producción de las siete nuevas empresas mixtas ya establecidas de producción y procesamiento de los crudos de la Faja Petrolífera del Orinoco, para alcanzar la capacidad de producción de 2.090 MBD en el 2019.” (Plan de la Nación aprobado)
3.1.2.2. Elevar la producción, en las áreas de la Faja Petrolífera del Orinoco actualmente desarrolladas por Pdvsa y las Empresa Mixtas, a 1.910 MBD al 2019, aplicando tecnologías que incrementen el factor de recobro.(No existe en Programa de Gobierno, si en el Plan de la Patria)
Entonces, no hay que hacer como los avestruces. Aquí hay una atenta adscripción hacia un modelo de Capitalismo de Estado y de la fórmula de economía mixta. ¿Por esa vía se supera la “lógica del Capital”? Es el sector petrolero, uno de aquellos espacios donde se ha hecho concreto en esquema de empresas mixtas, asociaciones y conglomerados.
Por tanto, lo que hay que precisar sin tantos rollos y prejuicios es si el esquema de empresas mixtas cumple una función específica en el proceso de transición al socialismo.
VI.- HACE FALTAN MUCHOS MAS TRABAJOS DE COMPARACIÓN DE LOS MARCOS CONCEPTUALES DEL PROGRAMA DE GOBIERNO DE CHÁVEZ Y PLAN DE LA NACIÓN DEL GOBIERNO DE MADURO:
Sobre la problemática de la “Transición al Socialismo”, conviene resituar el tema con base al análisis del contexto discursivo (o con más rigor: el contexto lingüístico y el contexto comunicativo) de las siguientes palabras-claves: “Socialista”, “Socialismo”, “Transición”, “lógica del capital”, “propiedad social”, “Estado” y “Plan” para contrastar el Programa de Gobierno “Independencia y Patria Socialista” con los lineamientos generales del “Plan de la Nación” aprobado por la Asamblea Nacional. Pero el análisis de estos documentos no debe obviar lo evidente. Hay un cambio de título como un cambio de estructura del documento originario. Vayamos directo al grano de una primera tentativa de caracterización:
Un análisis de ambos documentos da cuenta de los siguientes componentes: Objetivos Históricos, Objetivos Nacionales, Objetivos Estratégicos y Objetivos Generales para el “Programa Electoral” (de acuerdo a la nueva denominación dada por Aristóbulo Isturiz) de Chávez, mientras que en el “Plan de la Nación” se le añaden las “políticas y programas” a los objetivos anteriores.
En efecto, la estructura del índice general del Programa de la Patria y del Plan de la Nación queda estructurada de la siguiente forma (los números indican la cantidad de objetivos):
PROGRAMA ELECTORAL DE CHAVEZ |
N° |
PLAN DE LA NACIÓN APROBADO POR LA AN |
N° |
Presentación |
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Exposición de Motivos |
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Introducción |
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Metas macro-económicas y macro-sociales |
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Grandes Objetivos Históricos |
5 |
Grandes Objetivos Históricos |
5 |
Objetivos Nacionales |
23 |
Objetivos Nacionales |
24 |
Objetivos Estratégicos |
100 |
Objetivos Estratégicos |
151 |
Objetivos generales |
321 |
Objetivos Generales |
318 |
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Políticas y Programas |
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A partir de la caracterización de ambas estructuras, podemos avanzar en el análisis de algunas categorías de análisis.
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PRESENTACIÓN DE HUGO CHÁVEZ:
Llama poderosamente la atención en la comparación de ambos documentos, que tanto la “Presentación” como la “Introducción” del documento elaborado por Chávez fue eliminada o suprimida en casi su totalidad en la nueva redacción del Plan de la Nación. Este hecho llama poderosamente la atención, porque es allí donde Chávez logro inscribir con mayor fuerza su estilo discursivo, la coherencia del esquema conceptual e ideológico a ser debatido para el período 2013-2019. Pero antes de ir a conclusiones precipitadas, vayamos al análisis de contenido de este momento del documento, utilizando las siguientes categorías de análisis dada la relevancia que tienen en el proceso de transición al socialismo:
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Socialista, Socialismo, Transición, Lógica del Capital, Propiedad, Estado y Plan:
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“Una vez más las circunstancias me colocan delante del pueblo para expresarle el compromiso decidido y renovado con la defensa de la Independencia Nacional. Éste es el tiempo, como nunca antes lo hubo, de darle rostro y sentido a la Patria Socialista por la que estamos luchando. Este Programa de Gobierno para el período 2013-2019 responde a la consecución de dichos supremos objetivos: ¡¡¡ Independencia y Patria Socialista!!!!”.
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“Éste es un programa de transición al socialismo y de radicalización de la democracia participativa y protagónica. Partimos del principio de que acelerar la transición pasa necesariamente por, valga la redundancia, acelerar el proceso de restitución del poder al pueblo. El vivo, efectivo y pleno ejercicio del poder popular protagónico es insustituible condición de posibilidad para el socialismo bolivariano del siglo XXI. Por eso mismo, es la base fundamental y el vértice principal del Proyecto Nacional Simón Bolívar. Primer Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2007–2013: nuestra carta de navegación en este ciclo que está culminando, enfatiza rotundamente su papel estratégico. Papel estratégico que en el próximo ciclo debe acentuarse todavía más.”
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“Ahora bien, ¿cuál es el contexto nuestro-americano y mundial en el que estamos dándole vida a un modelo alternativo socialista? Es claro que Nuestra América vive un cambio de época que arrancó, y es justicia reconocerlo, con la llegada al poder de la Revolución Bolivariana: un cambio de época que se caracteriza por un cambio real y verdadero de las relaciones de poder a favor de las grandes mayorías. Es claro, también, que el sistema-mundo capitalista atraviesa por una crisis estructural que puede llegar a ser terminal: una crisis que, por su catastrófica magnitud, nos obliga políticamente, como diría Martí, a aclarar y prever cada día, como de hecho lo hemos venido haciendo, para minimizar sus impactos sobre Venezuela.”
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“Refundarnos, como reza nuestra Carta Magna, es una necesidad que no admite demora alguna, ya que sin ese vital fundamento perderíamos la ocasión de concluir la gesta histórica y popular que nos antecede y ante la cual nos sentimos éticamente responsables. La consolidación de la V República Bolivariana y Socialista es la más bella y luminosa justificación de más de dos siglos de lucha y sacrificio”.
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“Nuestro pasado, todo nuestro pasado, está vivo y nos enseña que hemos sido, y seguimos siendo, consecuencia de las adversidades; pero también nos señala que gracias a ellas hemos podido vislumbrar colectivamente lo que nos resulta impostergable, y que este Programa de Gobierno refleja cabalmente: tener Patria definitivamente; ganar una Patria independiente y soberana para nuestros hijos e hijas y los hijos de nuestros hijos e hijas; la Patria perpetua y feliz en la que siempre hemos querido vivir; la Patria Bolivariana y Socialista que, por mandato inexorable del destino, va a triunfar el próximo 7 de octubre de 2012, en la batalla de Carabobo del siglo XXI. Lo dice el Eclesiastés: “Todo lo que va a ocurrir debajo del sol, tiene su hora”.”
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“Les propongo que sigamos luchando, como decía nuestro cantor Ali Primera, “por la alborada de un mundo nuevo”, de una Patria Independiente y Socialista donde podamos vivir viviendo, inspirados en los más altos valores del humanismo. En ello, yo, soldado tuyo, pueblo mío y amado, pongo todo mi corazón venezolano”.
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“La Independencia entendida desde el ahora, desde el aquí, nos obliga a ver hacia el pasado para encontrar el rumbo cierto hacia el porvenir. Es por eso que a la tesis reaccionaria de Imperio y de la burguesía apátrida contra la Patria, nosotros y nosotras le oponemos la tesis combativa, creativa y liberadora de la Independencia y el socialismo como proyecto abierto y dialéctica construcción: la Independencia no ha terminado y la forjamos en nuestra lucha diaria y permanente.”
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“No nos llamemos a engaño: la formación socioeconómica que todavía prevalece en Venezuela es de carácter capitalista y rentista. Ciertamente, el socialismo apenas ha comenzado a implantar su propio dinamismo interno entre nosotros. Éste es un programa precisamente para afianzarlo y profundizarlo; direccionado hacia una radical supresión de la lógica del capital que debe irse cumpliendo paso a paso, pero sin aminorar el ritmo de avance hacia el socialismo.”
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Para avanzar hacia el socialismo, necesitamos de un poder popular capaz de desarticular las tramas de opresión, explotación y dominación que subsisten en la sociedad venezolana, capaz de configurar una nueva socialidad desde la vida cotidiana donde la fraternidad y la solidaridad corran parejas con la emergencia permanente de nuevos modos de planificar y producir la vida material de nuestro pueblo. Esto pasa por pulverizar completamente la forma de Estado burguesa que heredamos, la que aún se reproduce a través de sus viejas y nefastas prácticas, y darle continuidad a la invención de nuevas formas de gestión política.
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La coherencia de este Programa de Gobierno responde a una línea de fuerza del todo decisiva: nosotros estamos obligados a traspasar la barrera del no retorno, a hacer irreversible el tránsito hacia el socialismo. Ciertamente es difícil precisar cuándo despuntará tan grandioso horizonte, pero debemos desplegar esfuerzos sensibles y bien dirigidos, para decirlo con Bolívar, en función de su advenimiento.
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INTRODUCCIÓN DE HUGO CHÁVEZ:
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Socialista, Socialismo; Transición Lógica del Capital, Propiedad, Estado y Plan:
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“El documento que hoy presentamos ante el Poder Electoral, pero especialmente a la consideración del laborioso y heroico pueblo venezolano y a su combativa juventud, es una propuesta de programa electoral que continúa y profundiza algunas de las líneas estratégicas ya contenidas en el Primer Plan Socialista de la Nación Simón Bolívar, y que están en pleno desarrollo y ejecución.”
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“Debemos señalar que el Segundo Plan Socialista, para el período 2013-2019, ya está en proceso de elaboración. Y es la actualización de la carta estratégica que habrá de guiarnos por la ruta de la transición al socialismo bolivariano del siglo XXI, contempla cinco grandes objetivos históricos (…)”.
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Continuar construyendo el Socialismo Bolivariano del siglo XXI, en Venezuela, como alternativa al sistema destructivo y salvaje del capitalismo y con ello asegurar la “mayor suma de seguridad social, mayor suma de estabilidad política y la mayor suma de felicidad” para nuestro pueblo.
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“En cuanto al segundo gran objetivo histórico, se prefigura en las formas de construcción del socialismo nuestro para alcanzar la suprema felicidad social del pueblo, esto pasa, en primer lugar, por acelerar el cambio del sistema económico, trascendiendo el modelo rentista petrolero capitalista al modelo económico productivo socialista , dando paso a una sociedad más igualitaria y justa, rumbo al socialismo, sustentado en el rol del Estado Social y Democrático, de Derecho y de Justicia, con el fin de seguir avanzando en la plena satisfacción de las necesidades básicas para la vida de nuestro pueblo: la alimentación, el agua, la electricidad, la vivienda y el hábitat, el transporte público la salud, la educación, la seguridad pública, el acceso a la cultura, la comunicación libre, la ciencia y la tecnología, el deporte, la sana recreación y al trabajo digno, liberado y liberador.”
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Éste es un programa de transición al socialismo y de radicalización de la democracia participativa y protagónica. Partimos del principio de que acelerar la transición pasa necesariamente por, valga la redundancia, acelerar el proceso de restitución del poder al pueblo. El vivo, efectivo y pleno ejercicio del poder popular protagónico es insustituible condición de posibilidad para el socialismo bolivariano del siglo XXI.
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Por último, para el logro de este segundo gran objetivo es estratégico desatar la potencia contenida en la Constitución Bolivariana, logrando la irrupción definitiva del nuevo Estado Social y Democrático, de Derecho y de Justicia, mediante la consolidación y expansión del poder popular a través de las Misiones y Grandes Misiones Socialistas y el autogobierno en poblaciones y territorios específicos conformados como Comunas, entre otras políticas.
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El tercer gran objetivo histórico, convertir a Venezuela en un país potencia en lo social, lo económico y lo político dentro de la Gran Potencia Naciente de América Latina y el Caribe, que garantice la conformación de una zona de paz en Nuestra América, se orienta hacia la consolidación del poderío político, económico y social para lo cual se requiere entre otras metas, la definitiva irrupción del Estado Democrático y Social, de Derecho y de Justicia, y el fortalecimiento de la estabilidad y la paz de la Nación.
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El quinto de los grandes objetivos históricos se traduce en la necesidad de construir un modelo económico productivo eco-socialista, basado en una relación armónica entre el hombre y la naturaleza, que garantice el uso y aprovechamiento racional y óptimo de los recursos naturales, respetando los procesos y ciclos de la naturaleza. En tal sentido, es necesario ratificar la defensa de la soberanía del Estado venezolano sobre los recursos naturales vitales.
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Este Programa de Gobierno para la Independencia Nacional y el Socialismo que presentamos, no es más que una convocatoria a un amplio debate de ideas y propuestas en el seno del pueblo venezolano, que sirva para elaborar el II Plan Socialista de la Nación Simón Bolívar (2013-2019) y seguir conformando el gran bloque histórico, democrático y popular integrado por los obreros y obreras, campesinos y campesinas, estudiantes, afrodescendientes, indígenas, académicos y académicas, pequeños y medianos productores y productoras del campo y la ciudad, comerciantes, transportistas, motorizados, maestros y maestras, profesionales de la salud y en general, servidores y servidoras públicos, mujeres, militares, pobladores, pescadores y pescadoras, cultores y cultoras, deportistas, líderes comunales y sindicales y de manera muy especial por la juventud venezolana.
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GRANDES OBJETIVOS HISTÓRICOS DE HUGO CHÁVEZ:
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Socialista, Socialismo; Transición, Lógica del Capital, Propiedad, Estado y Plan:
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“Es por ello que el primer gran objetivo histórico, para el próximo periodo de Gobierno Bolivariano y Socialista, será defender y consolidar el bien más preciado que hemos logrado: la Independencia política; reafirmar nuestra identidad nacional y nuestro-americana, así como seguir avanzando en el marco de una audaz geopolítica internacional hacia nuestra plena independencia económica.”
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“Albert Einstein escribió, en 1949: Estoy convencido de que hay solamente un camino para eliminar estos graves males, el establecimiento de una economía socialista, acompañada por un sistema educativo orientado hacia metas sociales.”
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“En el año 2004, la Revolución Bolivariana proclamó su carácter antiimperialista y en el 2006 se definió como socialista. La prédica de la Revolución ha sido continua: no queremos permanecer en el ámbito del capitalismo, es indispensable que en Venezuela encarne el Socialismo como el ancho y abierto camino hacia la suprema felicidad social. Combatimos por una sociedad donde se realicen plenamente los grandes valores del cristianismo.”
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“En el próximo periodo del Gobierno bolivariano y socialista seguiremos moldeando un sistema de relaciones sociales de producción sustentado en los valores del saber y el trabajo; al servicio de la satisfacción plena de las necesidades humanas de nuestro pueblo: alimentación, agua, electricidad, vestido, vivienda y hábitat, transporte, salud, educación, cultura, ciencia y tecnología.”
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Los avances alcanzados por el proceso bolivariano deben servir de base para continuar la consolidación del Poderío Político, visto como la consagración de la restitución del poder al pueblo y del ejercicio pleno de la democracia participativa, protagónica y socialista como sustento político de la Unidad Nacional. Sólo por esta vía tendremos la fuerza necesaria para participar con éxito en el complejo escenario mundial.
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Continuar construyendo el Socialismo Bolivariano del siglo XXI en Venezuela, como alternativa al modelo salvaje del capitalismo y con ella asegurar la “mayor suma de seguridad social, mayor suma de estabilidad política y la mayor suma de felicidad”, para nuestro pueblo.
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“No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica”. 1928, José Carlos Mariátegui.
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Vamos pues, en el próximo periodo a lograr el segundo gran objetivo histórico: seguir construyendo y cimentando las bases del socialismo bolivariano del siglo XXI para desmontar el inhumano, depredador y belicista sistema de acumulación capitalista y trascender la lógica del capital que lo sustenta.
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En este momento histórico, la República Bolivariana de Venezuela, de acuerdo con los principios éticos del socialismo, alza la bandera de una lucha necesaria para adoptar, en el ámbito nacional y en el ámbito global, un esfuerzo por cambiar el modelo de desarrollo depredador que el capitalismo le ha impuesto al mundo en los últimos tres siglos, mediante la amenazante extensión de la voraz economía de mercado.
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Para ello es determinante el desarrollo de la propiedad social sobre los factores y medios de producción básicos y estratégicos que permita que todas las familias y los ciudadanos y ciudadanas venezolanos y venezolanas ejerzan el pleno goce de sus derechos económicos, sociales, políticos y culturales, logrando el vivir bien.
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Este nuevo modelo alternativo de desarrollo socialista requiere un rol protagónico de hombres y mujeres con los nuevos valores del vivir bien que apoyen una economía ecológica y socialmente sustentable. Esto solo será posible desde el socialismo como única alternativa al modelo depredador capitalista que ya ha fracasado.
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PLAN DE LA NACIÓN DEL GOBIERNO DE MADURO. EXPOSICIÓN DE MOTIVOS. METAS MACROECONÓMICAS Y MACROSOCIALES.
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Socialista, Socialismo; Transición, Lógica del Capital, Propiedad, Estado y Plan:
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El Plan de la Patria: Legado y testamento político del Comandante Hugo Chávez.
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El 22 de julio de 1996, el Comandante Hugo Chávez dio a conocer al país un documento de enorme importancia política, la Agenda Alternativa Bolivariana, al cual definió, en sus propias palabras, como “un arma para la contraofensiva total” elaborada desde “un enfoque humanístico, integral, holístico y ecológico”. Se trataba de la respuesta revolucionaria a la aplicación del paquete de medidas económicas de corte neoliberal bautizado como “Agenda Venezuela”, en marcha desde abril de 1996, el cual no podría ser considerado un plan o programa, pues consistió básicamente en una lista o “agenda” de exigencias del Fondo Monetario Internacional para conceder empréstitos al gobierno del entonces presidente Rafael Caldera. Estas medidas vinieron a ser una enmienda sin disimulo a los postulados del IX Plan de Desarrollo de la Nación 1995-1999, bautizado por sus autores como “Un proyecto de país”, toda vez que presumían de haber logrado un planteamiento que reconstruía el consenso societal deshecho tras la aparatosa crisis social y política heredada del período constitucional inmediatamente precedente. Pero a partir de esta abjuración, la segunda administración de Caldera terminó coincidiendo, mutatis mutandi, con los postulados del universalmente rechazado VIII Plan de Desarrollo de la Nación 1989-1993, bautizado –no sin cierta ironía histórica– como “El gran viraje”, cuyo fundamentalismo de mercado logró el paradójico mérito de acicatear el encadenamiento de todas las aristas posibles de la crisis generalizada en la cual se sumergía el país desde los años 80, la económica, la social, la política y la militar, pues lejos de revertir, contener o diluir las demandas de la sociedad, las acrecentó, desatando en consecuencia uno de los períodos más difíciles de la historia democrática venezolana. En esta etapa, decía el Comandante Chávez, “el viejo modelo, sin embargo, se resiste a morir. A través de sus pensadores, escritores y argumentadores de todo género, trata desde hace varios años de esconder su realidad, elaborando y presentando planes o proyectos de ‘estabilización’ y de ‘ajustes’, según los cuales bastarían unas cuantas medidas monetaristas y fiscalistas, además de las ‘incómodas pero necesarias políticas sociales’, para ‘superar’ la crisis”.
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Así, la Agenda Alternativa Bolivariana viene a ser la piedra fundacional de una nueva manera de entender la planificación pública venezolana, tras cincuenta y cinco años de tradición academicista, desde la promulgación del Plan Cuatrienal de obras públicas (1942-1946) del Gobierno de Isaías Medina Angarita, pasando por la adopción de los nueve planes que discurrieron entre el Primer Plan de la Nación (1960-1964) y el ya mencionado IX Plan de la Nación (1995-1999), caracterizada por un enfoque exclusivamente economicista del desarrollo. En sus poco más de cinco mil palabras, recogidas en apenas veintitrés cuartillas, el estadista en gestación que era para entonces el Teniente Coronel Hugo Chávez supo plasmar la ruta que proponía seguir al país para el siguiente cuarto de siglo, lo que en estricta técnica de planificación se considera ‘el largo plazo’.
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Pero esta Agenda Alternativa no fue producto de un momento de inspiración, ni de un arrebato de genialidad. En palabras del propio Comandante Chávez: “Nosotros no venimos de la nada. Nosotros sí tenemos un proyecto (…) Nosotros habíamos elaborado antes del 4 de febrero un muy modesto documento, lo llamamos el ´Libro Azul´. Soñadores, éramos soñadores. Muy varsavskyano. Y ahí colocamos, primero la satisfacción de las necesidades sociales, humanas, para definir el objetivo nacional, el Proyecto Nacional. Esto es un Proyecto Nacional, esto va más allá de ser un simple programa de gobierno (…) Nuestro programa de gobierno 2013- 2019 se inscribe dentro de la visión de largo plazo, que viene ya desde hace varios años y se proyecta hacia el horizonte futuro: el Proyecto Nacional Simón Bolívar, un proyecto de largo alcance, de largo aliento (…) Entonces, el Libro Azul, del 4F; un documento que sacamos en Yare nosotros, que se llama “Cómo salir del laberinto”, eso también es un insumo para este Proyecto; la Agenda Alternativa Bolivariana, de 1996; y luego el Primer Plan Socialista. Nosotros no estamos partiendo de la nada. Nosotros no estamos partiendo de la nada, tenemos un proyecto que está en el poder” (xxv).
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De esta manera, el 2007 fue el año del lanzamiento del “Proyecto Nacional Simón Bolívar; Primer Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social de la Nación, 2007-2013”, el cual propuso la puesta en marcha de siete grandes líneas: 1. Nueva ética socialista, 2. Suprema felicidad social, 3. Democracia protagónica revolucionaria, 4. Modelo productivo socialista, 5. Nueva geopolítica nacional, 6. Venezuela: potencia energética mundial, y 7. Nueva geopolítica internacional.
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En cuanto al segundo gran objetivo histórico, se prefigura en las formas de construcción del socialismo nuestro para alcanzar la suprema felicidad social del pueblo, esto pasa, en primer lugar, por acelerar el cambio del sistema económico, trascendiendo el modelo rentista petrolero capitalista al modelo económico productivo socialista, dando paso a una sociedad más igualitaria y justa, rumbo al socialismo, sustentado en el rol del Estado Social y Democrático, de Derecho y de Justicia, con el fin de seguir avanzando en la plena satisfacción de las necesidades básicas para la vida de nuestro pueblo: la alimentación, el agua, la electricidad, la vivienda y el hábitat, el transporte público, la salud, la educación, la seguridad pública, el acceso a la cultura, la comunicación libre, la ciencia y la tecnología, el deporte, la sana recreación y al trabajo digno, liberado y liberador.
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Por último, para el logro de este segundo gran objetivo es estratégico desatar la potencia contenida en la Constitución Bolivariana, logrando la irrupción definitiva del nuevo Estado Social y Democrático, de Derecho y de Justicia, mediante la consolidación y expansión del poder popular a través de las Misiones y Grandes Misiones Socialistas y el autogobierno en poblaciones y territorios específicos conformados como Comunas, entre otras políticas.
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El quinto de los grandes objetivos históricos se traduce en la necesidad de construir un modelo económico productivo eco-socialista, basado en una relación armónica entre el hombre y la naturaleza, que garantice el uso y aprovechamiento racional y óptimo de los recursos naturales, respetando los procesos y ciclos de la naturaleza. En tal sentido, es necesario ratificar la defensa de la soberanía del Estado venezolano sobre los recursos naturales vitales.
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Como es sabido, en las elecciones del 7 de octubre de 2012, el Comandante Hugo Chávez obtuvo una arrolladora victoria, imponiéndose por la voluntad del pueblo soberano la aplicación del Programa de la Patria. Tras su lamentable partida física, el 5 de marzo de 2013, el dolor de las grandes mayorías nacionales se sublimó en el compromiso de continuar su legado, que tiene múltiples expresiones materiales y espirituales, que bien pueden sintetizarse en la construcción del proyecto nacional que se encuentra plasmado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y en el Programa de la Patria, hoy transformado en el Segundo Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social de la Nación, tras una segunda victoria electoral de este documento programático, esta vez bajo el liderazgo del Presidente Nicolás Maduro, quien al momento de presentar su postulación ante el Consejo Nacional Electoral, alegó: “Vengo hoy, con el pueblo de Bolívar y de Chávez, a inscribir esta candidatura para defender los logros conquistados en 14 años de Revolución Bolivariana y ratificar el testamento político de nuestro Comandante: el Programa de la Patria 2013-2019. En este día no hago otra cosa que cumplir con la misión que me encomendara el Comandante Presidente Hugo Chávez Frías como la he venido cumpliendo y como la cumpliré por amor a su persona y a su obra Así las cosas, una vez ratificado popularmente el Programa de la Patria en esta involuntaria segunda vuelta electoral, quedaba pendiente cumplir la voluntad del Comandante Chávez, quien aspiraba, una vez efectuada su toma de posesión, “entregar a la Asamblea Nacional el programa completo de gobierno, que sería el II Plan Socialista de la Nación, 2013-2019, para que la Asamblea lo debata y se convierta en Ley de la República como manda la Constitución Bolivariana”. En cumplimiento de su voluntad, el Ejecutivo Nacional ha presentado al órgano parlamentario este documento programático.”.
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En junio de 2012, durante la presentación al CNE y al país del Programa de la Patria, el Comandante Chávez anuncia que su propuesta está sujeta “un gran debate desde las bases del pueblo”, pues es éste quien “le va a dar profundidad, legitimidad y fortaleza indestructible al II Plan Socialista de la Nación”, antes de su presentación a la Asamblea Nacional. Consecuentemente, tras la victoria electoral del 7 de octubre de 2012, instruye iniciar una consulta pública de gran alcance, convocando para ello a un Proceso Constituyente para la Elaboración del Plan de la Patria, el cual discurrió desde entonces hasta el mes de noviembre del mismo año. Se desató entonces por todo el territorio de la patria una intensa dinámica constituyente que impulsó la realización de 11.412 asambleas de debate, en las cuales participaron un total de 448.393 personas. Esta participación se plasmó en 10.800 propuestas, elaboradas por un total de 76.124 personas. Con ayuda del sistema web http://www.hagamospatria. org.ve, la información fue cargada por los propios proponentes, salvo en aquellos casos en que hizo falta la intervención de transcriptores, por tratarse de propuestas consignadas en físico por la imposibilidad de los proponentes de acceder a un sistema informático. Esta ingente información permitió configurar una vigorosa base de datos sobre propuestas, las cuales fueron revisadas una por una por el equipo responsable de la sistematización, y con el apoyo de herramientas informáticas especializadas, se pudo llevar a cabo su clasificación en cuatro categorías generales: propuestas generales, propuestas concretas, propuestas de modificación a la redacción de Plan, y otras informaciones como denuncias y solicitudes de ayuda. Seguidamente, se identificaron 6.241 propuestas adecuadas al objetivo de la consulta, las cuales fueron agrupadas con base en sus características comunes, generando como resultado un total de 428 líneas diferenciadas, entre las cuales se identificaron 178 propuestas nuevas que fueron incorporadas al plan, constituyendo un aporte de una gran riqueza que enalteció el texto original.
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No hay mejores palabras que las del propio Comandante Hugo Chávez para exponer los motivos que mueven a la soberana Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela a proclamar la Ley Aprobatoria del Plan de la Patria, Segundo Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social de la Nación, 2013-2019, tomadas del discurso de presentación de su candidatura ante el Consejo Nacional Electoral, el 11 de junio de 2012: “Este es un programa que busca traspasar ´la barrera del no retorno´. Para explicarlo con Antonio Gramsci, lo viejo debe terminar de morir definitivamente, para que el nacimiento de lo nuevo se manifieste en toda su plenitud. (…) La coherencia de este Programa de Gobierno responde a una línea de fuerza del todo decisiva: nosotros estamos obligados a traspasar la barrera del no retorno, a hacer irreversible el tránsito hacia el socialismo. Ciertamente es difícil precisar cuándo despuntará tan grandioso horizonte, pero debemos desplegar esfuerzos sensibles y bien dirigidos, para decirlo con Bolívar, en función de su advenimiento. (…) Sólo por el rumbo y el camino de la Revolución Bolivariana seguiremos triunfando, seguiremos venciendo, seguiremos garantizando y construyendo la independencia nacional y el socialismo en Venezuela, y convirtiendo nuestro país en una potencia para la vida, y contribuyendo a crear la gran potencia suramericana a Latinoamérica, como una zona de paz. Tenemos que convertir a Venezuela en una zona de paz y contribuir a que América Latina y el Caribe se conforme como Plan de la Patria una zona de paz, que se acaben aquí las guerras, las invasiones y los conflictos, y luego la salvación de la especie humana”.
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El Comandante Hugo Chávez, al inscribir su candidatura ante el Consejo Nacional Electoral, el 11 de junio de 2012, presentó el Programa de la Patria 2013-2019 anunciando una importante evolución metódica, en los términos siguientes: “Someto al pueblo cinco grandes objetivos históricos y como su palabra o como la misma palabra lo dice, son históricos porque vienen de lejos, de atrás, se ubican en la perspectiva del tiempo pasado y se ubican en la perspectiva del tiempo por venir; nos trascienden a nosotros mismos, trascienden el tiempo de ayer, trascienden el tiempo de hoy rumbo al tiempo del mañana. Son los grandes objetivos permanentes, históricos”. Es así como se presenta la actualización de la carta estratégica que habrá de guiarnos por la ruta de la transición al socialismo bolivariano del siglo XXI, con este Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2013-2019 que contempla cinco grandes objetivos históricos (…)”.
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Continuar construyendo el socialismo bolivariano del siglo XXI, en Venezuela, como alternativa al sistema destructivo y salvaje del capitalismo y con ello asegurar la “mayor suma de seguridad social, mayor suma de estabilidad política y la mayor suma de felicidad” para nuestro pueblo.
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En cuanto al segundo gran objetivo histórico, se prefigura en las formas de construcción del socialismo nuestro para alcanzar la suprema felicidad social del pueblo, esto pasa, en primer lugar, por acelerar el cambio del sistema económico, trascendiendo el modelo rentista petrolero capitalista al modelo económico productivo socialista, dando paso a una sociedad más igualitaria y justa, rumbo al socialismo, sustentado en el rol del Estado Social y Democrático, de Derecho y de Justicia, con el fin de seguir avanzando en la plena satisfacción de las necesidades básicas para la vida de nuestro pueblo: la alimentación, el agua, la electricidad, la vivienda y el hábitat, el transporte público, la salud, la educación, la seguridad pública, el acceso a la cultura, la comunicación libre, la ciencia y la tecnología, el deporte, la sana recreación y al trabajo digno, liberado y liberador.
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La construcción del Socialismo Bolivariano (Objetivo Histórico II) agrupa el 41,5% de las propuestas, siendo el objetivo histórico que obtuvo mayor cantidad de aportes, lo que demuestra el creciente compromiso de la sociedad venezolana para la transformación del modelo socioeconómico actual, así como la comprensión del espíritu del Plan, definido por el Comandante Chávez como “un programa de transición al Socialismo y de radicalización de la democracia participativa y protagónica”.
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Este proceso constituyente ya estaba perfilado también en la introducción de la Agenda Alternativa Bolivariana de 1996: “El poder constituido no tiene, a estas alturas, la más mínima capacidad para hacerlo, por lo que habremos, necesariamente, de recurrir al Poder Constituyente, para ir hacia la instauración de la Quinta República: la República Bolivariana”. Desde entonces, el texto constitucional establece como una obligación del Ejecutivo Nacional la preparación de un Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación, cuyas líneas generales deben ser sometidas a la aprobación de la Asamblea Nacional en el transcurso del tercer trimestre del primer año de cada período constitucional (artículo 187:8). En cumplimiento de este mandato, el gobierno revolucionario emprendió entonces una entusiasta labor de planificación de su siguiente ciclo, promulgando el Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación, 2001-2007, integrado por cinco ejes de equilibrio: Económico, Social, Político, Territorial e Internacional. Sería cuando menos temerario escamotear el reconocimiento a la exitosa aplicación de este plan, especialmente a la luz de la evolución de las variables estadísticas de orden económico y social del país, y especialmente a tenor de los resultados electorales de diciembre de 2006, que ratificaron al Comandante Chávez al frente de la jefatura del Estado venezolano, en un hasta entonces inédito ejercicio de coherencia entre el discurso político y la praxis de gobierno, de acuerdo con lo originalmente promovido desde la Agenda Alternativa Bolivariana, la cual proponía colocar “los desequilibrios macro-sociales en el primer rango de importancia y prioridad, para dejar en segundo plano a los desequilibrios macroeconómicos, ¿cómo puede pensarse, por ejemplo, que solucionar el déficit fiscal pueda ser más urgente e importante que acabar con el hambre de millones de seres humanos?”. A partir de esta exitosa experiencia, surgió la obligación de intentar llegar aún más lejos en las ambiciones de justicia e inclusión social, para lo cual siempre fue posible echar mano, nuevamente, de la Agenda Alternativa Bolivariana, la cual “ofrece una salida y echa las bases del Proyecto de Transición Bolivariano. Aquélla, en el corto plazo; y éste, en el mediano, serán los motores para el despegue hacia el Proyecto Nacional Simón Bolívar, cuyos objetivos se ubican a largo plazo”.
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Así, el Libro Azul vendría a trazar la ruta política de la Venezuela de las siguientes dos décadas: “El Proyecto Nacional Simón Bolívar propone la fijación de un horizonte de tiempo máximo de veinte años, a partir del comienzo de las acciones transformadoras de la situación inicial, para que los actores y las acciones se ubiquen en el objetivo estratégico”. Este horizonte ya estaba dibujado claramente en el apartado sobre “El Sistema Social” del Libro Azul, donde se planteaba la necesidad de un proceso constituyente: “La estructura político-jurídica. Todas las fuerzas contenidas y actuantes en la sociedad conforman el poder social. Ahora bien, el Poder Social se transforma, a través de la Constitución, en Poder Estatal. Por tanto, la Constitución ocupa rango de primer orden en los elementos estructurales, político-jurídicos de un Estado concreto. La Constitución Nacional del modelo de sociedad original debe ser pertinente y perfectamente compatible con los demás componentes de la estructura estatal y social, especialmente en el orden económico, social, cultural y geopolítico. Ello sólo podrá lograrse a partir de una Asamblea Nacional Constituyente de carácter plenipotenciario, la cual debe elaborar la Carta Magna en la situación de provisionalidad, en el marco de una profunda participación de la sociedad civil, a través de diversos mecanismos de democracia directa”.
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El tercer gran objetivo histórico, convertir a Venezuela en un país potencia en lo social, lo económico y lo político dentro de la Gran Potencia Naciente de América Latina y el Caribe, que garantice la conformación de una zona de paz en Nuestra América, se orienta hacia la consolidación del poderío político, económico y social para lo cual se requiere, entre otras metas, la definitiva irrupción del Estado Democrático y Social, de Derecho y de Justicia, y el fortalecimiento de la estabilidad y la paz de la Nación.
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El quinto de los grandes objetivos históricos se traduce en la necesidad de construir un modelo económico productivo eco-socialista, basado en una relación armónica entre el hombre y la naturaleza, que garantice el uso y aprovechamiento racional y óptimo de los recursos naturales, respetando los procesos y ciclos de la naturaleza. En tal sentido, es necesario ratificar la defensa de la soberanía del Estado venezolano sobre los recursos naturales vitales.
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La defensa, expansión y consolidación de la Independencia Nacional (Objetivo Histórico I) ocupó el segundo lugar, agrupando el 21,7% de las propuestas. Aquí los proponentes enfatizaron en la creación y el fortalecimiento de espacios que aporten a la consolidación de la organización del Poder Popular y del Estado Comunal.
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El programa electoral, en su tránsito evolutivo hacia convertirse en Plan de la Patria, incorporó además los aportes hechos desde el Sistema Nacional de Planificación y las instituciones del Estado responsables de este rol, mediante la inclusión de elementos positivos de verificación de su cumplimiento: • Metas macro-económicas y macro-sociales: presenta los grandes indicadores que permiten establecer las bases para un compromiso político técnico-económico suficiente; • Políticas y Programas sectoriales: enuncia los compromisos sectoriales que el Gobierno Revolucionario asume para el siguiente sexenio.
En consecuencia, una somera revisión de ambos textos arroja una primera aproximación que indica que existieron modificaciones significaciones, con continuidades, añadidos y supresiones. Desde el punto de vista del “análisis de carácter cuantitativo” enfocado en la “frecuencia” de menciones de las siguientes palabras: Socialista, Socialismo, Transición, Lógica del Capital, Propiedad, Estado y Plan en la parte expositiva o introductoria de ambos documentos, podemos realizar algunas comparaciones. Por sí mismo, este indicador permite poner en evidencia las reiteraciones de ciertos términos, su peso específico, pero sería insuficiente detener allí el análisis del texto. Sin embargo, vale la pena caracterizar sus resultados:
Palabras claves |
Programa Hugo Chávez 2013-2019 |
Plan de la Nación 2013-2019 |
Socialista |
19 |
13 |
Socialismo |
20 |
10 |
Transición |
5 |
4 |
Lógica del Capital |
2 |
0 |
Formas de propiedad |
1 |
0 |
Estado |
5 |
10 |
Plan |
5 |
32 |
Repetimos, a pesar que estas menciones o frecuencias no indican por si mismas una conclusión desde el punto de vista de un “análisis de contenido” de los documentos, permiten orientar una profundización cualitativa con base a las significaciones y sentidos asociados a las categorías de análisis establecidas, sobre todo si en los términos señalados existen añadidos, supresiones, mejoras y modificaciones del texto, a partir de un análisis del “contexto lingüístico” de sus apariciones en los documentos, de su cohesión y coherencia textual, de sus supuestos e implicaciones, lo que permita pasar a un análisis crítico del discurso en sus componentes ideológico-semánticos (significado explícitos e implícitos, macro-estructuras y micro-estructuras argumentales) así como ideológico-pragmáticos (usos, presupuestos e implicaciones, gramáticas de producción y recepción de discursos).
En consecuencia, llama poderosamente la atención la reducción del uso de la pareja “Socialista/Socialismo” en la exposición de motivos del Plan de la Nación (23 menciones) con relación a la Presentación, Introducción y Grandes Objetivos Históricos del Programa de Gobierno de Hugo Chávez (39 menciones).
Así mismo, llama la atención, el hecho que se supriman referencias como: “lógica del capital” y a las formas de “propiedad” (social o estatal), así como también el relevante peso que adquiere la reflexión histórica sobre el “Plan y la Planificación” (cinco (5) menciones en el Programa de Chávez y cuarenta (40) menciones presentes en el Plan de la Nación aprobado), articuladas a una línea de argumentación sobre esta actividad en el desarrollo de los sucesivos gobiernos de Chávez.
Por otro lado, mientras en el Programa de Gobierno de Hugo Chávez, el horizonte temporal de los verbos parece inclinarse hacia acciones que se están acometiendo o acciones a realizar en el futuro, tomando como antecedentes tanto a la Constitución Nacional como el Primer Plan Socialista, además de señalar dos hitos: a) el carácter antiimperialista y b) el carácter anticapitalista de la revolución bolivariana; en el Plan de la Nación el horizonte temporal se vuelca a referencias históricas hacia el pasado, referidas a el Proyecto Nacional Simón Bolívar en su relación con el Libro Azul, la Agenda Alternativa Bolivariana, y el Primer Plan de Gobierno (los cinco equilibrios) en su carácter de documentos fundacionales de corte anti-neoliberal.
De manera, que pareciera debilitarse una perspectiva dirigida hacia acciones de “discurso y políticas anticapitalistas” que marcan la propuesta y acción de Chávez en su último Período de Gobierno (2007-2013), sobre todo su énfasis en la construcción del socialismo y el poder popular en los años 2011-2012, desplazando estos puntos nodales (capitalismo/anti-capitalismo) por un eje estatal-anti-neoliberal. Allí estaríamos ante una posible inflexión ideológico-política que debilita la fuerza del discurso en las acciones de superación del capitalismo. ¿Constituye esto acaso una falsificación intencional y conscientemente asumida por quienes redactaron este segundo documento? El debate sigue abierto.
Sin embargo, cabe avanzar en el análisis de la totalidad de los objetivos añadidos, de los objetivos parcialmente modificados o completamente suprimidos, así como la comparación término a término de algunos de los objetivos enunciados en ambos documentos para comprender si hubo o no graves alteraciones que permitan hablar de una “falsificación”, utilizando las categorías de análisis anteriores.
Desde nuestro punto de vista, este cuadro puede ayudarnos a orientar patrones de búsqueda más exhaustivos de carácter cualitativo, donde se profundice el análisis crítico del documento:
Menciones de palabras claves en Objetivos |
Programa Hugo Chávez 2013-2019 |
Plan de la Nación 2013-2019 |
Socialista |
46 |
61 |
Socialismo |
21 |
17 |
Transición |
6 |
4 |
Lógica del Capital |
3 |
1 |
Propiedad social |
20 |
16 |
Estado |
40 |
51 |
Planificación |
18 |
29 |
Lo cierto es que frente a aquellas voces que afirman que no hubo modificación alguna, una aproximación al documento constata que si la hubo. Pero sigue siendo una interpretación abusiva suponer que por el hecho de constatar la existencia de modificaciones se trata de una “falsificación”, sobre todo cuando fue el mismo Chávez el que llamó a construir aportes, añadidos y supresiones sobre el documento.
Lo más ajustado a la situación es convocar al pueblo a un análisis comparativo de ambos documentos, a apropiarse de los contenidos de los mismos, a desplegar una metódica de pedagogía crítica sobre el Plan de la Nación, y si llegasen a encontrase contenidos que debilitan la marcha hacia el socialismo, denunciarlos públicamente, pasar a plantear objetivos más ajustados al ideario de la revolución bolivariana en su carácter anti-imperialista y socialista, sin detenerse exclusivamente en planteamientos de corte anti-neoliberal.
Lo que no puede abonar este debate es un retorno a los dogmas de las “fórmulas mágicas” que se difunden para efectos tranquilizadores: las “nacionalizaciones extensivas” imaginadas por Trotsky, la “colectivización forzada” del campo realizada por Stalin, regresar de un plumazo a las propuestas del Che de 1964 sobre el Sistema Presupuestario de Financiamiento (sin analizar la experiencia de aplicación en el caso Cubano y su vigencia histórica), o apelar a quienes formularon las propuestas originarias de los fundamentos de la moral soviética como la utilizada frase de la “conciencia del deber social”(xxvi): si referirse a los trabajos de Makarenko, Sharia, Aleksandr Fedorovich Shishkin o Utkin. No es posible hoy, suponer que es posible calcar y copiar fórmulas de construcción del socialismo como si existiesen recetas de cocina. El asunto es la invención de nuevas experiencias de construcción colectivas que partan de un balance de inventario de las teorías y practicas utilizadas en otras experiencias comparadas, sin dogmas ni sectarismos, para abrir la reflexión crítica-acción participativa-investigación militante a ciclos de enriquecimiento de los saberes y pensamientos críticos acumulados en la memoria de las luchas por la construcción del Socialismo. Ni inventar el agua tibia, ni suponer que el socialismo se construye con recetas de cocina, o que algún genio del marxismo ortodoxo vendrá a sacar de la ignorancia a un rebaño de alienados por la falsa conciencia del capitalismo. El asunto requiere de mayor rigor, humildad y reconocimiento que estamos implicados en nuevas coordenadas de lucha.
Un retorno al “marxismo soviético”, así sea vía una suerte de “guevarismo remozado”, un trotskismo a la carta o un estalinismo degradado, no serían las mejores apuestas para saldar cuentas con la ortodoxia o el dogmatismo propio de la herencia marxista-leninista de la izquierda venezolana. El asunto es si desde esas figuras del “marxismo ortodoxo” es posible enfrentar los problemas de la transición socialista en el siglo XXI para Venezuela. Aquí hay un bloqueo teórico y una debilidad ideológica que remite al pensamiento único de izquierda (xxvii).
VII.- HABLAR CLARO CONTRA EL DOGMATISMO:
Cuando la “piedra filosofal” está en estos principios y axiomas, como si “50 años no son nada”, es que podemos inquietarnos y preguntar acaso si estamos ante un dialogo abierto y crítico con una herencia, un pensamiento o una tradición; o si se trata de reafirmar los principios independientemente del cambio de circunstancias y condiciones objetivas y subjetivas. Claro, podemos citar aquella frase: el desarrollo de la filosofía occidental no es más que citas a pie de página de la filosofía de Platón. Y empleando una analogía señalar que todo debate sobre la transición al socialismo, no es más que citas a pie de página del gran debate económico en Cuba (xxviii). ¿Será esta la única interpretación?
Opinamos que no, que por esa vía que debe analizarse, reflexionarse, investigarse, ponerse en la mesa de debate con total apertura a la discusión, se puede llegar a recrear una vieja modalidad de dogmatismo y ortodoxia. “Dogmatismo. (Del lat. dogmatismus). 1. m. Presunción de quienes quieren que su doctrina o sus aseveraciones sean tenidas por verdades inconcusas (firmes, sin dudas ni contradicción). 2. m. Conjunto de las proposiciones que se tienen por principios innegables en una ciencia. 3. m. Conjunto de todo lo que es dogmático en religión. 4. m. Escuela filosófica opuesta al escepticismo, la cual, considerando la razón humana capaz del conocimiento de la verdad, siempre que se sujete a método y orden en la investigación, afirma principios que estima como evidentes y ciertos.” (DRAE, 2014)
“Filosóficamente el vocablo dogma significó primitivamente “oposición”. Se trataba de una opinión filosófica, esto es, de algo que se refería a los principios. Por eso el término “dogmático” significó “relativo a una doctrina” o “fundado en principio”. Ahora bien, los filósofos que insistían demasiado en los principios terminaban por no prestar atención a los hechos o a los argumentos que podían poner en duda tales principios. Tales filósofos no consagraban su actividad a la observación o al examen, sino a la afirmación.” (José Ferrater Mora. Diccionario de Filosofía abreviado, 1970)
“Término que posee diferentes significados. En filosofía y ciencia, designa un procedimiento del pensar que opera con conceptos y fórmulas invariables, sin tomar en consideración las condiciones concretas de lugar y tiempo, o sea, haciendo caso omiso del principio que afirma el carácter concreto de la verdad. La aparición del dogmatismo está unida al desarrollo de las representaciones religiosas, a la exigencia de que se acepten por la fe los dogmas de la Iglesia, establecidos en calidad de verdad indiscutible, no sujetos a crítica y obligatorios para todos los creyentes. Los partidarios del escepticismo grecorromano, incluían en el dogmatismo toda doctrina positiva acerca del mundo. En la Época Moderna, Kant llamó «dogmática» la filosofía racionalista desde Descartes hasta Christian Wolff y le contrapuso su criticismo. En la filosofía moderna, el dogmatismo está unido a las concepciones anti-dialécticas que niegan la idea de la variabilidad y del desarrollo del mundo, y también a la sociología burguesa que se manifiesta contra la teoría marxista relativa al desarrollo de la sociedad y la transformación revolucionaria de la realidad. En la vida política, el dogmatismo conduce al sectarismo, al abandono del marxismo creador, al subjetivismo, a no tomar en consideración la práctica. En las condiciones de nuestros días, el dogmatismo, junto con el revisionismo, constituye un gran peligro para el movimiento obrero internacional. Los partidarios del dogmatismo se manifiestan contra la política de la coexistencia pacífica, no reconocen las vías pacíficas (en ciertas condiciones), del paso, al socialismo, la necesidad de restablecer las normas leninistas en la vida interna del partido, etc” (Diccionario Soviético de Filosofía, 1965)
Hay quienes reaccionan con cierto escozor cuando escuchan las palabras “dogmatismo” y “ortodoxia”, aplicadas al campo de debates en el interior de la revolución bolivariana, sobre todo cuando se habla del “marxismo dogmático u ortodoxo”. Sin embargo, cabe explorar los diccionarios, etimologías y enciclopedias disponibles para comprender la producción de ciertas variedades de semiosis social (xxix) sobre los términos “dogma” y “ortodoxia”, para encontrar allí un rico campo de “dialogismo polémico” y de “acentuación socio-ideológica” que remite sin duda a la infalibilidad de las opiniones; es decir, al conocimiento seguro, cierto, correcto, acertado y que no puede errar.
Ya Ludovico Silva en sus estudios sobre los procesos ideológicos se había encontrado con la distinción de Ortega y Gasset entre las ideas y las creencias: “(...) las ideas de la ideología no son tales ideas. No son ideas, son creencias; no son juicios, son prejuicios; no son resultado de un esfuerzo teórico individual, sino acumulación social de las “idées reçues” o lugares comunes; no son teorías creadas por individuos de cualquier clase social, sino valores y creencias difundidos por la clase económicamente dominante.” (Teoría y práctica de la ideología, Ludovico Silva. Editorial Nuestro Tiempo, Décima Primera Edición, 1982. Pág. 21.)
La palabra Dogma apela a principios y doctrinas, derivando del verbo griego dokein: “opinar”, el cual comparte la raíz de ortodoxo, que a su vez se enlaza opinión rígida, estrictamente reglada o canónica desde la perspectiva de la autoridad de una comunidad interpretativa determinada. De manera que sobre la interpretación del pensamiento de diversos autores y textos pueden existir creencias, opiniones e ideas con pretensiones de ortodoxia o calificadas como heterodoxias. Aquellos que han hecho del leninismo una orto-doxia y orto-praxis han apelado al ¿Qué hacer? Para recordar que “Sin teoría revolucionaria tampoco puede haber movimiento revolucionario”, precisamente en un capítulo dedicado a confrontar a la llamada tendencia de la “libertad de crítica”. Ya señalaba Daniel Guerin: “Sin duda alguna, la espantosa situación en que se encontraban los bolcheviques, al frente de un país aislado, atrasado, sumido en la guerra civil y amenazado por la intervención extranjera, fue la causa objetiva de la rápida liquidación del poder de los soviets y de la implantación de un Estado fuerte. Pero las intenciones subjetivas desempeñaron también un papel no desdeñable. Hay que estar cegado por el dogmatismo para no discernir en el leninismo, superponiéndose a tendencias libertarias y anulándolas, una propensión hacia el más autoritario de los comunismos de Estado.” (xxx)
Lo que en el “marxismo clásico” de Marx y Engels sirvió para interpretar, explicar y aplicar para resolver determinados problemas de la situación histórico-social en la que se encontraba el movimiento proletario en su oposición antagónica a la sociedad burguesa en el siglo XIX, pasa a ser un conjunto organizado y cerrado de esquematismos y categorías fijas, válidas para la comprensión general de la historia, la naturaleza y el pensamiento. La más clara y sencilla explicación de esta interpretación ortodoxa del marxismo la dio Stalin en su texto: Sobre el materialismo dialéctico e histórico (1938) (xxxi). Una importante refutación de conjunto a esta variante del “materialismo ortodoxo” fue elaborada en la obra de Herbert Marcuse: “El Marxismo Soviético”.
Cuando uno escucha un discurso que apele al “legado originario” de Chávez debe poner en alerta todos los registros sensoriales, afectivos, cognitivos, éticos y estéticos. ¿De cuál “legado originario” de Chávez me hablan? (xxxii). En otro texto planteaba:
“La polémica es en parte derivada por puntos de vista disimiles, como por el uso de evidencia contradictoria: textos, discursos, entrevistas, decisiones e intervenciones del propio Chávez a lo largo de 22 años de entrada en la escena política desde la rebelión militar del 4 de febrero de 1992. Con la salida física de Chávez de la escena política el 5 de marzo de 2013, quedan las diferentes interpretaciones de su legado político y los efectos materiales y textuales de su pensamiento y acción. La revolución bolivariana, y lo que ahora llaman “chavismo”, se debate en la inmanencia de estas interpretaciones, en sus conflictos y acuerdos básicos. El problema que se presenta con esta situación, es que son pocos y cada vez menos los espacios para dilucidar con rigor de pensamiento y un mínimo de ética política, tales interpretaciones y posicionamientos. Y si a esto se agregan dispositivos de censura y de monopolio del pensamiento autorizado de Chávez, el cuadro se complica gravemente.”
“Por otra parte, si no se parte del reconocimiento de las propias opiniones contradictorias de Chávez a lo largo de 22 años de trayectoria en la escena política, el legado revolucionario de Chávez enfatizará no la unidad de propósitos en función del cambio estructural de la sociedad venezolana, sino todas las fuerzas centrifugas que podrían explotarse para mostrar que “del árbol caído se hace leña”, utilizar a Chávez para justificar los propósitos propios de cada micro-fracción (aunque se llame PSUV); es decir, el “narcisismo de las pequeñas diferencias”. No por pura casualidad, un anterior aliado, luego radical opositor llamo a la revolución bolivariana un “Minestrón ideológico” (Miquelena dixit)”
“De manera que hay situarse adecuadamente en circunstancias de tiempo, modo y lugar para desentrañar cómo cada actor utiliza sus marcos de interpretación, sus guiones ideológicos, como diría Umberto Eco, sus diccionarios y enciclopedias.”
En consecuencia es muy difícil no darse cuenta que es posible explotar estas opiniones de Chávez para fines particulares. El asunto clave, sin embargo, no es sólo este, sino clarificar las intencionalidades políticas que se están moviendo tras la escena en función de fortalecer o no la unidad de propósitos para continuar el legado revolucionario de Chávez; o quienes realizan una operación de distorsión deliberada de la dirección, contenido y alcance dado a la revolución bolivariana de acuerdo a la coherencia del mensaje de campaña de Chávez para conquistar su última victoria en octubre de 2012.
VIII. EL LEGADO REVOLUCIONARIO DE CHÁVEZ CONTEMPLA LA CRÍTICA RADICAL:
Por tanto no es útil hablar del “legado de Chávez” como fórmula imprecisa, con criterio de mescolanza ideológica, sino del legado revolucionario de Chávez como orientación hacia la Democracia Socialista y hacia una economía de transición de carácter progresivamente socialista (con predominio de la propiedad social directa e indirecta sobre el gran capital y sobre sus fracciones especulativas, por ejemplo), no de pactos capitalistas como la que se apuntala con un escenario de política económica, con el desarrollismo de siempre o reformismo que espera el momento de mayor debilidad del pueblo bolivariano.
En Venezuela, existe una suerte de acuerdo preliminar sobre la maduración intelectual del pensamiento y acción de Hugo Chávez, como líder fundamental de la revolución bolivariana, en la cual se fueron precisando y haciendo explícitos ciertos temas dominantes de su agenda política desde que entró en la escena política aquel 4 de febrero de 1992 (Rebeliones Militares del 4-F y el 27-N del año 1992). A modo de síntesis y de manera provisional, es posible rastrear tres grandes formulaciones del pensamiento y la acción que fueron articulándose en una formación compleja (no sustituyéndose) en el tiempo histórico:
-
El Nacionalismo Revolucionario Bolivariano de fuerte contenido anti-Neoliberal,
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El Anti-Imperialismo y la Liberación Continental de Nuestra América,
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El Anticapitalismo y la construcción del Socialismo Bolivariano del siglo XXI, adecuado a las particularidades venezolanas.
Obviamente, hay muchas más vetas en el pensamiento y la acción revolucionaria de Hugo Chávez (por ejemplo, la centralidad de la alianza cívico-militar para combatir la partidocracia, la crítica a la democracia representativa-burguesa para el cambio revolucionario, la importancia del poder popular, entre muchas otras), pero para efectos del debate que está implicado en el presente conviene cuestionar cualquier regresión que conlleve recaer en:
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El legado ideológicamente ambivalente de sus primeros tiempos de defensa de la tercera vía;
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Una flexibilidad táctica que ponga en riesgo a los principios socialistas y antiimperialistas de los modos de actuación económicos y políticos de acuerdo a los vaivenes de cada situación particular, con virajes que pueden dar a entender que se pierde el rumbo estratégico a corto plazo;
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Actitudes de fuerte liderazgo personalista, autoritario y centralizador del poder.
Estos aspectos contribuyen a repensar una larga discusión sobre los procesos de transición al socialismo en Nuestra América, a repensar las relaciones entre la izquierda y las tentativas populistas, reformistas, socialdemócratas y progresistas que terminan por pactar con el régimen de acumulación del capital en nombre de la administración o regulación de su movimiento en el plano nacional.
Si predominara en las labores de interpretación de la obra de Chávez el dogmatismo ideológico, el sectarismo político o el oportunismo sin principios, la investigación sobre Chávez llevaría a una burocratización de su pensamiento. En experiencias disimiles como la URSS, China o Yugoeslavia, una de las críticas más recurrentes es precisamente la precaria democratización del Estado, del sistema político y del propio terreno fundante de las relaciones sociales de producción; además de otras críticas en los ámbitos del desarrollo económico, científico-técnicos y culturales.
Es decir, uno de los elementos del Nuevo Socialismo para el siglo XXI implica destacar su carácter crítico, participativo, democrático, autogestionario (y agregamos sin lugar a dudas ecológico), el inevitable reconocimiento de lo socio-diverso, de la pluralidad cultural y multiétnica, del pluralismo político socialista y la existencia de corrientes ideológicas en una sociedad profundamente democrática, que aspira además al proyecto de radicalizar la democracia, de concretar la democracia participativa y no a suprimirla.
En este marco: ¿Quiénes pueden atribuirse hoy el rol de vanguardia exclusiva de la revolución bolivariana, sin resolver el asunto de la unidad en la diversidad, sin dar cuenta de una dirección política colectiva de la revolución, que exprese sin ambigüedades, la unidad en la acción de las diversas corrientes, tendencias y formaciones políticas en el gran polo patriótico o de un frente amplio revolucionario sin liquidar el debate rebelde e irreverente?
Tras la partida física de Chávez, estas preguntas cobran especial actualidad. Las maniobras para eludirlas, como una pesadilla recurrente, intensifican la necesidad de asumir (sin retardo y sin excusas) esta tarea política clave para la continuidad y avance hacia el socialismo de la revolución bolivariana. Si no fuera así, este sería uno de los hilos de la madeja que llevará al traste el proceso activado con mayor impulso desde el año 1992.
iNOTAS:
http://cdamcheguevara.files.wordpress.com/2012/06/estado-poder-y-socialismo-completo.pdf
ii http://www.eluniversal.com/nacional-y-politica/140128/isturiz-defiende-a-maduro-de-las-criticas-chavistas; http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/actualidad/politica/isturiz-maduro-ha-aplicado-el-plan-de-la-patria.aspx
iiihttp://www.patriaroja.org.pe/docs_adic/obras_mariategui/Peruanicemos%20al%20Peru/PAGINAS/hetero.htm
iv http://www.medicinayarte.com/img/foucault_estrategias_de_poder.pdf
v http://es.scribd.com/doc/25319584/balandier-georges-el-poder-en-escenas
vi http://www.eluniversal.com/nacional-y-politica/140126/hoy-en-dia-la-ofensiva-no-se-plantea-en-el-campo-electoral
vii http://www.noticias24.com/actualidad/noticia/10208/chavez-quedo-muerto-politicamente/; http://blogs.lavanguardia.com/america-latina/hugo-chavez-del-autoritarismo-al-totalitarismo/
viii http://anibalromero.net/Izquierda.chavsmo.y.fascismo.pdf, http://talcualdigital.com/nota/visor.aspx?id=86401&tipo=AVA; http://www.el-nacional.com/opinion/Populismos-izquierda_0_338966237.html
ix http://www.herramienta.com.ar/revista-herramienta-n-15/el-populismo-y-la-izquierda-o-el-populismo-de-izquierda-aproximaciones-una-
x http://www.gramsci.org.ar/12/gruppi_heg_en_gramsci.htm
xi http://www.gramsci.org.ar/8/50.htm
xiihttp://books.google.co.ve/books/about/La_Formaci%C3%B3n_del_Estado_populista_en_Am.html?id=HXgPAAAAYAAJ&redir_esc=y
xiiihttp://www.carlosmaldonado.org/articulos/Termodinamica.pdf; http://gandalf.fcee.urv.es/sigef/english/congressos/congres15/006_Casparri_Garnica_Thomasz.pdf
xiv http://www.nuso.org/upload/articulos/2163_1.pdf
xv http://es.scribd.com/doc/62877299/Populismo-no-Carlos-Vilas
xvi http://www.herramienta.com.ar/ediciones-herramienta/keynesianismo-una-peligrosa-ilusion-un-aporte-al-debate-de-la-teoria-del-cambi
xvii http://www.aporrea.org/tiburon/a180627.html
xviii http://www.laondadigital.com/laonda/laonda/500/B3.htm
xix http://juventud.psuv.org.ve/wp-content/uploads/2009/05/discursoangostura.pdf
xx http://www.aporrea.org/ideologia/a178184.html
xxi http://www.archivochile.com/Ideas_Autores/vitalel/2lvc/02lvchistsocal0039.pdf
xxii http://www.cpzulia.org/ARCHIVOS/Decreto_9052_Ley_Nuevas_Formas_Asociativas_15_06_12.pdf
xxiii http://www.aporrea.org/ideologia/a180009.html
xxiv http://www.aporrea.org/tiburon/a179070.html
xxv http://www.aporrea.org/actualidad/n206812.html
xxvi http://www.aporrea.org/ideologia/a80741.html
xxvii http://www.aporrea.org/ideologia/a87371.html,; http://www.aporrea.org/ideologia/a87467.html; http://www.aporrea.org/ideologia/a87522.html; http://www.aporrea.org/ideologia/a87652.html
xxviii http://www.oceansur.com/catalogo/titulos/el-gran-debate/; http://www.marxistarkiv.se/espanol/clasicos/mandel/mandel-el_debate_economico_en_cuba.pdf
xxx http://www.marxists.org/espanol/guerin/guerin-lenin-o-el-socialismo-desde-arriba.pdf
xxxihttp://www.bvsst.org.ve/documentos/pnf/sobre_el_materialismo_dialectico_y_el_materialismo_historico.pdf
xxxii http://www.aporrea.org/ideologia/a174248.html