Ya no cabe ninguna duda que quienes gobiernan en los estados unidos, sobre todo después que nos enteramos de todas sus desclasificadas y atroces políticas implementadas contra los pueblos del Mundo, definidas siempre por aquellos a lo largo de la secreta y macabra historia desde el comienzo de su oprobioso imperio. En esta oportunidad estamos en presencia de una guerra silenciosa que no escapa y es parte de los planes previstos y ejecutados contra la actual Venezuela Bolivariana por atreverse a parir al Comandante Hugo Chávez, siguiendo el hilo antiimperialista de Simón Bolívar; así, la envestida en materia económica desarrollada desde hace meses, se profundiza sobre todo, porque ellos y sus aliados saben a la perfección porque trabajaron para ello, a cerca de las inmensas debilidades de nuestra economía, donde desafortunadamente en el área productiva, no hemos podido superarlas, bien sea por error, vicio o con intención desde el propio gobierno, a pesar de las propias e importantes advertencias hechas en su oportunidad, por el Comandante.
Ahora, cualquiera no experto en materia económica, entre ellos quien suscribe, pudiera pensar que se trata de situaciones meramente de acaparamiento y especulación con los productos o, falta de divisas e inflación, según la óptica de quien lo denuncia o justifica, siendo esto lo más notable y mediatizado de lo que se debate, tanto del gobierno como de la oposición. Aun así, hay algo más importante que está en el escenario de la calle y la mente de bastante gente, pero que lamentablemente desde el gobierno solo es reseñado de manera muy tímida y en ocasiones cayéndose en la trampa que se diseña desde las distintas salas situacionales que tienen que ver con la declarada y ejecutada guerra: El consumismo, apareciendo como un arma desintegradora del espíritu patrio, que incomprensiblemente se ve impulsado y estimulado hasta por el propio gobierno tras una especie de competencia desventajosa con los guerreristas y las bases de apoyo desplegadas en los distintos eslabones de la cadena de producción y distribución capitalista; ahora, esto sucede pese a los llamados al ahorro lanzadas desde la Presidencia, pero sin cesar los anuncios y lanzamientos de políticas públicas para facilitar la adquisición o compra de productos, generalmente importados y traga dólares (muchas veces innecesarios) independientemente de lo “barato y el tipo”, sí, entre comillas y con toda la fuerza del significado de estas.
Un ejemplo de esto se presentó a razón de los anuncios lanzados en noviembre y diciembre por el alto gobierno, contra las tiendas comercializadoras de electrodomésticos y de otras tiendas, trayendo consigo un inevitable consumo y sin ningún tapujo ni control, para que a la ciudadanía media y no tan media económicamente hablando, le saliera a relucir el afán de comprar y comprar sin medidas. En esto, unos realmente creyendo que el mundo se les acabaría si no adquirían un plasma o nevera sofisticada, reflejado esto con mucho semejanza a lo narrado excelentemente por Gabriel García Márquez, en su cuento “Algo malo va a sucederle a este pueblo”; mientras los otros, los más comprometidos y por supuesto ganadores secundarios en la guerra, gracias a la alienante publicidad informadora en los distintos medios públicos y privados, se permitieron obtener ventas y ganancias a granel, entre los que se encuentran, sin ninguna duda, los dueños de las tiendas tomadas por el gobierno, muy a pesar de la “rebaja impuesta de precios”.
A todas estas, si la situación del desaforado consumismo en la población no se minimiza al máximo, como es la intención del Presidente Nicolás Maduro, lamentablemente podríamos concluir en que no se avanzará al socialismo, es allí la gran e ineludible tarea a superar.