1) La crítica revolucionaria es vital para mantener el rumbo de la revolución bolivariana socialista. Si tomamos en cuenta que todos los experimentos socialistas anteriores han terminado desviándose, y que, como reconoce el propio Maduro, no existe un camino predeterminado hacia el socialismo, es totalmente lógico que el debate crítico sobre bases democráticas sea fundamental para evitar caer en los mismos errores que en el siglo XX hicieron fracasar y colapsar al socialismo soviético y europeo oriental.
2) Debate que por supuesto debe ir estrechamente relacionado a la práctica política cotidiana en el seno del pueblo. No debe ser un debate libresco, entre “intelectuales”, “dirigentes” o “hijos predilectos de la revolución”. Un debate abierto a todo el pueblo, en sus mismas bases consejistas y comunales.
3) No es cierto que exista una separación entre los que critican para que la revolución mejore y los que “trabajan” por la revolución. Muchas veces Maduro ha descalificado las críticas aduciendo que esos “criticones” no hacen nada por la revolución. Eso no es cierto. No hay que descartar que existan los “críticos” que nunca estarán de acuerdo salvo con lo que hacen ellos mismos (por cierto, ese parece ser el caso de los mismos jefes del gobierno bolivariano, no aceptan por bueno nada que no venga de ellos mismos). Como también es cierto que muchos jefes de gobierno no aportan mucho al desenvolvimiento del proceso (por algo se han perdido varias veces gobernaciones muy importantes como la del estado Miranda). Pero la mayoría de los que critican, por ejemplo, en Aporrea, lo hacemos desde nuestras trincheras de militancia en las bases populares. Tanto derecho a hablar tiene un obrero petrolero, un campesino, un estudiante, un profesional, por ejemplo, a un ministro o un diputado bolivariano.
4) No se puede llamar al debate sobre el socialismo, y al mismo tiempo llamar “habladores de pajuatadas” a los que proponen ese debate y exponen sus propios argumentos a debatir.
5) No se puede llamar “ultraizquierda” a una masa difusa de “criticones”, sin especificar específicamente porqué y quienes son esa denostada ultraizquierda. En términos históricos, la ultraizquierda es un término usado por la burguesía para descalificar a los revolucionarios. El mismo Chávez fue calificado mil veces como un peligroso ultraizquierdista. Para la burguesía mundial, los únicos socialistas aceptables son los socialistas “light”, los que no pretenden sustituir el capitalismo por un modelo económico realmente humano. Por una extraña razón, ese término burgués (“ultraizquierda”) está siendo muy usado por la burocracia chavista para evitar discutir y dar respuesta a los muchos errores que está cometiendo la revolución.
6) La ultraizquierda fue un término usado también por Lenin para justificar su conciliación con la burguesía europea y rechazar el poder de los soviets en otros países distintos a la propia URSS. Con ese argumento los bolcheviques abandonaron a su suerte a los espartaquistas alemanes, a los soviets húngaros y a los consejistas italianos, que fueron masacrados con la venia de los soviéticos, que los habían denostado como “infantilistas de izquierda”. Setenta años después, el derrumbe de la URSS demostró que árbol que crece torcido jamás su tronco endereza, y las críticas de Luxemburgo, Pannekoek y Gramsci se revelaron en su justeza histórica.
7) Luego de muerto Lenin, Stalin continuó su labor contra los criticones de “ultraizquierda”, … y fusiló a miles de personas...
8) No se puede seguir rechazando toda crítica, con argumentos tan fútiles como que “están a punto de saltar la talanquera”. Todo el que critica es acusado de ser agente del enemigo encubierto en las filas propias. Con ese criterio, jamás se discutirá nada.
9) Se olvida que el derrumbe de la URSS fue debido principalmente al efecto corrosivo de la burocracia partidista, eternamente enrocada en el poder y que fue progresivamente convirtiéndose en un nuevo tipo de burguesía “estatista”.
10) No se puede llamar a debatir en un congreso partidista, cuando no se observa voluntad política para abordar el fondo de las políticas económicas que se vienen asumiendo por parte del gobierno bolivariano.
11) No se puede llamar a un congreso partidista sólo con los militantes incondicionales, (clientelares y tarifados en muchos casos), y dejar por fuera a los militantes que en los últimos años hemos sido excluidos de los organismos del PSUV precisamente por ser críticos y no plegarnos a las trampas y corruptelas de la burocracia. Por ese camino se avanza a la sectarización y aislamiento del partido.
12) Antes de irse a la guerrilla boliviana, el Che Guevara cuestionó y se deslindó de la burocracia soviética y de su modelo económico (la famosa NEP de Lenin). El tiempo demostró que el Ché tenía razón. Que la introducción de elementos capitalistas en el sistema socialista era un veneno que progresivamente afectaba a toda la economía, y cuyos efectos redundarían en el fracaso posterior del intento socialista. Si hubiera existido un escenario para el debate crítico en el seno del movimiento comunista, las críticas del Ché y muchos otros hubieran permitido rectificar los errores y el bloque socialista no se hubiera derrumbado en 1989-91.
13) En plena efervescencia revolucionaria post primera guerra mundial, Gramsci escribió sobre los Consejos de Fábrica y su virtud como organismos constructores de la nueva sociedad socialista, ante la incapacidad de los partidos y los sindicatos para avanzar en esa dirección, pues eran originados en el mismo sistema burgués que se pretende destruir. El tiempo demostró que tenía razón, y el todopoderoso PCUS (partido comunista de la URSS) contribuyó con su excesivo poder al derrumbe burocratizado del bloque socialista soviético.
14) Pannekoek dijo luego de 1945 que la lucha por el socialismo apenas iniciaba sus primeros pasos, y que la verdadera revolución de las clases trabajadoras esperaba su momento en un futuro no muy lejano. Chávez hizo realidad la premonición de Pannekoek, al proponer el socialismo del siglo XXI, pero nunca pensó que su plan socialista terminaría tergiversado y cometiendo los mismos errores que en el siglo XX hicieron fracasar los esfuerzos socialistas de los trabajadores en todo el mundo.
15) La prepotencia de los gobernantes es la madre de la corrupción y de los grandes fracasos políticos de la historia. El que se cree todopoderoso, que acierta en todas sus medidas y ejecuciones, y que nadie está a su altura para criticarlo o sugerirle algunas rectificaciones, generalmente termina convertido en un sangriento dictador y en prominente corrupto, o es derrocado debido a los numerosos puntos débiles de su obra de gobierno. Que Bolívar y Sabaseba no permitan que eso ocurra en nuestra revolución.
¡ POR UN DEBATE DEMOCRÁTICO ENTRE REVOLUCIONARIOS, PARA DERROTAR LOS PELIGROS QUE AMENAZAN HOY A LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA ¡
Maracaibo, Tierra del Sol Amada. 06 de febrero de 2014.