Si vis pacem, para bellum “si quieres la paz, prepárate para la guerra” dice la frase romana de Vegecio. Hugo Chávez quien quería de verdad la paz para Venezuela, durante 14 años, estuvo preparándose y preparándonos para la guerra. A partir del 2002, después del golpe de estado, comprendió que sólo el apoyo del pueblo garantizaría la sobrevivencia de la revolución bolivariana.
Es comprensible que los dirigentes de la revolución sientan temor de que los demonios de la violencia se desaten y que los imperialistas tengan la justificación perfecta para activar sus planes de intervención extranjera. Habrá que decirle al presidente Maduro y a nuestros dirigentes revolucionarios que el pueblo tiene la sabiduría y la madurez suficiente para defender la revolución que Chávez dejó como principal legado.
No debe confundir nuestra dirigencia el concepto de “revolución pacífica” que Chávez supo apalancar en los 14 años que le tocó batallar contra la burguesía, con el concepto de la “paz burguesa” de los enemigos históricos del pueblo que hoy demuestran que no tienen interés en dialogar porque apuestan a derrocar a Maduro apelando a la violencia.
La conspiración de la derecha sigue su formato, el imperio ha ido avanzando en sus planes y al día de hoy, a pesar de estar lejos aún de lograr sus propósitos últimos, ha logrado sumar muertes a los planes de conspiración fascistas. Pero además, tiene varios focos que a pesar de parecer estar extinguiéndose se mantienen como candelas que no terminamos de apagar y que amenazan con expandirse.
El encarcelamiento del fascista Leopoldo López, la forma como se terminó llevando a cabo, demuestra que el poder de la burguesía es mucho todavía. Dejó claro que las leyes y las instituciones del Estado le dan privilegios inconcebibles a quien es responsable intelectual de muertes provocadas en el marco de un plan de conspiración, ningún hijo del pueblo que cometa delito podrá imaginarse que recibirá el trato que se le ha dado al fascistas López.
El Gobierno tiene la responsabilidad de garantizar la paz y la tranquilidad ciudadana. El gobierno revolucionario tiene la responsabilidad de garantizar la paz y la tranquilidad a todos y todas, chavistas y antichavista, y debe defender a los que podamos ser potenciales víctimas del fascismo, sean chavista u opositores. El fascismo que han puesto en escena los fascistas, monitoreados desde Washington, debe ser enfrentado y derrotado por los hijos de Chávez.