Si algo les debe quedar claro a los enemigos de la humanidad, a sus títeres, a sus mercenarios aprendices, a la prensa farsante y a los necrófilos que reclaman por los cadáveres insepultos de la ONU/OEA es que el pueblo de Venezuela transita desde 1998, el camino de la soberanía y de la libertad. El camino de la construcción de una fuerza armada independiente y digna, identificada con las transformaciones sociales, con el pensamiento de Bolívar, de Chávez. Les debe quedar igualmente claro que la revolución venezolana no está sola pese a la aberrante campaña mediática de todos sus medios nativos y del exterior.
Aquí resumiré algunas cuestiones clave para acercar a los ilusos y despistados al entendimiento del desafío que enfrenta la unidad bolivariana de América latina y el Caribe, en esta nueva hora de prueba a su talento creador y libertario.
- Comando Sur y IV Flota
Cuando los necrófilos reclaman la intervención de la ONU/OEA, de su Comisión de Derechos Humanos, de su Consejo Permanente, del TIAR o de cualquiera de sus instrumentos de terror y de muerte, lo que están pidiendo es la intervención de los EEUU. Más precisamente de su Comando Sur (USSOUTHCOM).
Este es uno de los diez Comandos Combatientes Unificados (COCOM), que el sionismo norteamericano tiene en el mundo para destruir pueblos, arrasar culturas, realizar limpiezas étnicas, ejecutar magnicidios, propiciar los golpes suaves con el financiamiento de las instituciones de la ONU/OEA, del Departamento de Estado y del Congreso norteamericano. Pero también, para enajenar conciencias, instrumentalizar ejércitos.
Pese a que Venezuela dejó de pertenecer al Comando Sur desde que el Presidente Chávez supo que con una fuerza armada sumisa y obsecuente a ese aparato genocida no existe posibilidad alguna de liberación, la invasión de sus fuerzas utilizando diversas estrategias y métodos, como las del golpe suave, es una realidad insoslayable, pero no fatal.
Algunos de los hechos que advierten de la magnitud de esta amenaza son, por ejemplo, la reactivación, en el 2008, de la IV Flota para ejercer el control y dominio exclusivo de América central, Sudamérica y el Caribe, desde el sur de México hasta la Patagonia.
Como consecuencia de este hecho, el Comando Sur asumió la total dirección y control de la formación, adiestramiento y operaciones de las fuerzas armadas de América del Sur, el Caribe y América Central, dentro de la estrategia geopolítica global del imperio norteamericano.
Esto ocurre cuando se empiezan a consolidar los procesos libertarios en Bolivia y Ecuador y Argentina y Brasil definen una posición distante de las imposiciones del USSOUTHCOM; se fortalece el Alba, se perfila la UNASUR y se vislumbraba la CELAC.
Se procede entonces a incrementar el número de bases militares terrestres, aeronavales y fluviales (de 21 a 76, principalmente en Colombia, Chile, Panamá, El Salvador, Guatemala, Costa Rica, Honduras, Paraguay, Perú, México, Aruba, Curazao. Se profundiza la cooperación de militares norteamericanos a militares de América latina y del Caribe, el entrenamiento combinado, la asistencia humanitaria, la atención a desastres, los ejercicios y operaciones UNITAS, la operación Partnership Of the Americas (Sociedad de las Americas), las operaciones militares sobre derechos humanos e integración, el fortalecimiento de la coalición internacional marítima, la interoperabilidad. Se instalan los llamados Centros de Respuesta para Situaciones de Emergencia (como el recientemente inaugurado en Paraguay y que su nuevo gobierno considera trascendental). Se instalan igualmente los Sitios de Operaciones Avanzadas (SOA), como las de Piura y Loreto en el norte y nororiente del Perú, en un afán por reemplazar la Base de Manta en Ecuador que fue desactivada por el presidente Correa.
Los aliados del Comando Sur
El Comando Sur opera con aliados estratégicos como la CIA, la DEA, las Embajadas norteamericanas, la agencia de seguridad de los EEUU (NSA), el FBI. Con toda la institucionalidad de ayuda externa (BM, BID, USAID); con la de cooperación y asistencia técnica (UNESCO, UNICEF, OIT, OMC, OMS, OCDE), con la de sedición, espionaje y terror (OTI-USAID, NED, IRI, Freedom House); con las agencias privadas de mercenarios (Xe, Unity Resources Group, Blackwater, G4S, Delfion Internacional-con sede en Perú-, Triple Canopy, Aegis Defense Services,), con ONGs de diferente pelaje, y con ese engendro letal llamado Office of Militar Affaires (OMA) que junta la ayuda humanitaria que realiza el Departamento de Estado a través de USAID con las de terror y muerte que ejecuta el Departamento de Estado a través del Comando Sur.
El aliado nativo más importante son las fuerzas armadas y policiales de cada uno de nuestros países, excepto Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador. El rol de intermediación para el sometimiento lo juegan los oficiales de alta graduación de las tres armas y de la policía (generales, almirantes y otras especies), salidos de la vieja Escuela de las Américas, rebautizada ahora como Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad. Estos oficiales están plenamente identificados con el Comando Sur que siempre manejó estas instituciones.
Esos oficiales, de los ejércitos que nunca ganaron una batalla honrosa, se sienten soberanos del mundo por pertenecer a las fuerzas conjuntas (Task forces) que manipula el Comando Sur. Están convencidos que matar a su propia raza es una urgencia para la seguridad, el orden y el progreso. No les importa la humillación de recibir órdenes, en su propia tierra, de quienes los consideras sus perros.
El escaso capital cultural y la incipiente capacidad de reflexión y análisis de este capital militar facilita el tránsito hacia los golpes suave y el establecimiento de los Estados fallidos. Como se suele decir en la jerga habitual de esos golpes, son los que abren pista o abren brecha. Basta saber cómo piensan y actúan los soldados de la patria chilena, colombiana, mexicana, peruana como los casos más ilustrativos en esta parte del mundo. No en vano sus gobiernos están juntos en la Alianza del Pacífico que impulsa, financia, maneja el BID y la vigila y controla el Comando Sur.
Próxima entrega: La Doctrina de la Dominación de Espectro Completo
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