En nuestro país, así como en el exterior, hemos sido testigo de una oposición a la Revolución Bolivariana caracterizada por el desenfreno y la desesperación. Pareciera que aquí y allá ellos se han trazado metas en la medida que se acerca alguna fecha festiva. Todos estos momentos los utilizan para colmar de impaciencia a nuestros compatriotas. Por lo menos, así lo intentan y pretenden.
Si viene el Día de la resistencia indígena, amén de no agradarles ese nombre, dan por un hecho que antes de ese 12 de octubre, cuando comenzó la masacre de nuestros pueblos, dan por seguro la caída del “réeegimen”. Diciembre les ha provocado muchas amarguras y frustraciones. Seguro que se van a poner viejitos esperando que el pueblo no celebre tan esperada y familiar fecha. No hay una vez que no hayan intentado inventar desestabilizaciones para ese momento.
El nacimiento del niño Jesús, el día de los inocentes, de los locos, año nuevo y reyes son fechas para el lloriqueo y los desparpajos de quienes no dan pie con bola en sus intentos macabros y antipopulares. Mientras todo el mundo está en pleno agasajo familiar y cientos de personas se van para Caicara de Maturín a “monear” ese 28 de diciembre, ellos siguen calculando en sus laboratorios que hacer para aguarle el rato a nuestra gente.
Bien, en estos últimos días no han hecho lo contrario. Como seres de otro planeta se han dedicado a lanzar a los cuatro vientos y a través de sus medios el “No al carnaval”. Como si se tratara de un nuevo plebiscito, esta será una nueva derrota. Si quieren ver gente alegre, dicharachera, en paz y gozando de lo lindo pueden darse una vueltica por el oriente venezolano. Cumaná y Carúpano les dan la bienvenida y tienen la medicina para que curen sus amarguras. A propósito, los carupaneros celebran con orgullo los 50 años de sus carnavales y por si fuera poco, la declaratoria de Patrimonio Cultural de Venezuela para estas fiestas que gozan de excelente organización y participación Popular. ¿Qué tal?
A pesar de los daños que la oposición ha causado, tanto en vidas como materiales, nuestro pueblo les está dando una lección de ciudadanía. El Presidente Maduro, en clara expresión de lo que queremos millones de venezolanos, los llama al diálogo sincero y franco. Si alguna sugerencia le podemos dar es que “no hay que seguir meando fuera del coroto”. Es mucho el daño y los sinsabores que han causado a la familia venezolana que ahora los observa con sorpresa haciendo guarimbas y quemazones en sus propias urbanizaciones. Si algún consejito le podemos dar es que no naden contra la corriente y entiendan que este país, desde que llegó Chávez, piensa y actúa diferente. Como dice el Presidente Maduro: Queremos paz, paz y más paz. ¿Será posible que ellos entiendan esto?