Ante el llamado que ha hecho el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela Nicolás Maduro en torno a cerrar filas por la paz, uno de los hechos que más ha llamado la atenciónes sin lugar a dudas, la actuación de la Iglesia Católica de nuestro país.
Es muy notorio que aunque algunos sacerdotes desbocados, no puedan ocultar desde el púlpito ysus homilías su sentimiento antichavista; es también muy cierto, que son raras las excepciones como por ejemplo,las del clérigo Palmar, quienno puede ocultar su odio desde la llegada del Comandante Chávez al poder.
El hecho que más allá de la normalidad pudiera expresaruna contradicción con los votos sacerdotales, más bien manifiesta unirrespeto de parte de un individuo quien en definitiva, parece no estar en sus cabales.
Muy lejos parecen haber quedado los tiempos de los prelados golpistas, quienes brillaron en el fugaz gobierno de Carmona. El comportamiento de la CEV de nuestros días, ha sido reconocido hasta por el propio ministro del Interior y Justicia Rodríguez Torres quien en nombre del Gobierno nacional ha felicitado esta postura.
Esta nueva conducta de la Iglesia venezolana, la cual había permanecido muy alejada de las Bienaventuranzas de Jesús, como lo recordaba a cada momento el “Comandante Supremo”, parece, por ahora, haber entrado por un nuevo carril y empezar a asimilar, aún a regañadientes, los lineamientos del nuevo Papa Francisco.
El asunto es que al menos, en los últimos meses, pudiéramos intuir un acuerdo de la alta jerarquía eclesiástica venezolana para frenar los disonantes discursos o documentos de la CEV, los cuales han bajado su tono y han dejado de mostrar sus verdaderas intenciones,las cuales sabemos no han sintonizado con el Gobierno del actual Presidente Nicolás Maduro Moros.
En la última reunión convocada en Miraflores por el Primer Mandatario, pudimos observar queallí no estuvieron las autoridades tradicionales de la CEV, sino que se hizo presente el mismísimo Nuncio Apostólico, Aldo Giordano (un barbudo que sonríe), quien es el nuevo representante del Papa en Venezuela y un cura moderado, quienes en representación de la cúpula católica venezolana, estuvieron en la Conferencia de Paz.
Los hechos más concretos de esta última conducta eclesiástica, aunque no nos parezcan extraños, han encontrado la mejor expresión de solidaridad con el Gobierno Bolivariano en el Obispo del Táchira Monseñor Mario Moronta, quien ha dado un paso al frente en defensa de la paz de los tachirenses.
Consciente de que los hechos, de los últimos días, han rebasado la cordialidad que siempre han caracterizado al pueblo del Táchira, el Obispo Moronta se ha resteado con su pueblo y ha exigido a través de los medios de comunicación a las autoridades, “que detengan las bandas delincuenciales que están causando daño en la ciudad de San Cristóbal”. (Diario de La Nación)
El Obispo ha sido claro y ha dicho: “Mi llamado a las autoridades es a que pongan freno a estos grupos que no son reconocidos, que actúan no se sabe en nombre de quien, y que están atacando no sólo a quienes protestan, sino también a las urbanizaciones y al comercio. Pido al gobernador – reiteró Mario Moronta – y a las autoridades militares y policiales que hagan algo para frenar estas bandas que crean zozobra; cualquiera que sea su origen, son unos delincuentes”.
Todo el llamado del Obispo Moronta estuvo también amparado en el respeto a los derechos humanos y a la búsqueda de la paz, combinando la oración con el diálogo. Este mensaje precisamente está a tono, con el último libro de su Santidad, el Papa Francisco quien habla del diálogo.
Para afianzar más el ejemplo de la Iglesia Católica venezolana, expresado en este caso por el Obispo del Táchira, fue también significativo el planteamiento que hizo el líder religioso de San Cristóbal, al ofrecer los templos y las iglesias de la Diócesis para que sirvieran de sitios de reunión para el diálogo entre los tachirenses, de diferente signo, en su afanosa búsqueda de la paz.
¡Aplaudimosla actitud del Obispo del Táchira Monseñor Mario Moronta! de quien ojalá, esperamos, también sigan su ejemplo la CEV para que se sume a la consolidación de la paz tan anhelada, en estos tiempos;no sólo por el Táchira, sino por todo el pueblo de la República Bolivariana de Venezuela.