En los actuales momentos ocurren cosas muy extrañas en cuanto a la producción y comercialización de productos y servicios en el mercado venezolano.
La distribución de rubros como la leche y derivados (yogurt, quesos, etc ); café, productos de higiene y limpieza, así como la harina de trigo entre otros, no están siendo despachados, al menos los grandes pedidos, en los lugares tradicionales. Se ha creado aparentemente una logística evasiva a los controles de distribución a nivel nacional.
La presencia de mafias organizadas es otra de las características de la comercialización, estas funcionan a nivel de los grandes supermercados (cadenas), los cuales reciben productos, inclusive fuera de los horarios normales, con una característica que en parte definen otra situación que atenta contra la existencia normal de productos en los anaqueles, nos referimos a la presencia de contactos internos que inmediatamente recibidos los productos, se dan a la tarea de contactar a comerciantes establecidos y buhoneros, es por ello, que se observan colas a lo interno de estos establecimientos, amén que los productos no son colocados en los sitios de siempre.
Esto en lo que concierne al mercado de bienes y servicios. Por otro lado, he recibido quejas de algo irregular que está pasando en la aplicación de Sicad I y Sicad II, al parecer y esto habrá que hacerle seguimiento por los entes establecidos, se trata de el dominio que están ejerciendo los grandes capitales y/o empresas grandes en detrimento de pequeñas y medianas empresas e inversionistas, tanto en el sistema de subastas como en la oferta y demanda en el Sicad I y Sicad II, respectivamente.
La denomino economía subterránea por tanto y cuanto, hay cosas que no tienen explicación lógica en lo que se denomina la movilidad económica, lo cierto es que al parecer la guerra no habría que llamarla económica a secas, sino habría que agregarle y comercial.
Una de esas razones está en la aparición y desaparición de rubros esenciales y cuyo abastecimiento no puede ser cubierto por la red pública que de hecho alcanza algo más que el 40% de la distribución en todo el país. Una buena e importante parte de la población venezolana sigue padeciendo la escasez y el desabastecimiento, fundamentalmente de clase media, inclusive que vota por la revolución.
Creo en mi humilde opinión que debe hacerse algo de manera perentoria, en primer lugar realizar un estudio que confirme esta situación, no ignorarla de una vez y por otro lado, constituir un equipo que emane de los distintos organismos competentes que examinen la situación, para ello, debe ejercerse la autoridad implacablemente con la aplicación de la ley.
Por último, es necesario evaluar el tema de la escasez en razón de la plataforma política impuesta por la radical oposición a la continuidad del presidente legítimo de los venezolanos, lo cual seguramente tiene conexiones internas más allá de lo que conocemos, de tal manera que se deben agudizar los extremos de movilización de la revolución y no desmayar en el posicionamiento de la calle. Y en el tema económico se deben abrir espacios para su difusión que coadyuven a un conocimiento más apropiado de lo que significa la guerra económica y comercial, por ejemplo programas que toquen el tema en los medios de comunicación del proceso revolucionario, tv, radio y prensa y por supuesto promover que los especialistas en la materia participen o conduzcan programas y una presencia más activa en los medios impresos.