Las nuevas relaciones entre Colombia y Venezuela son, a mi entender, resultado del esfuerzo y empeño del presidente Chávez y deben analizarse en el contesto de la integración, que ha sido bandera del presidente venezolano desde hace años, incluso antes de ser admitido como miembro asociado de MERCOSUR, pues persigue el ideal de Bolívar por una América unida, objetivo que cada día que pasa va tomando cuerpo y con el ingreso oficial de Venezuela en el MERCOSUR, la creación anteriormente de PETROSUR y TELESUR así como una serie de acuerdos políticos-energéticos, que han culminado con la colocación, hace dos semanas, de la primera piedra, en Pernambuco (Brasil), para la construcción de una refinería que llevará el nombre José Ignacio Abreu y Lima, la cual refinará el petróleo de Venezuela y Brasil, para luego llevarlo al resto de países, da forma real a los ideales de integración.
Hay que destacar también, los convenios bilaterales entre Venezuela y el resto de países, acuerdos que tienen que ver con las necesidades de cada uno de ellos, en los rublos de alimentación, agropecuarios, químicos, construcción, etc., demostrando que Venezuela, en su apuesta por la integración y la solidaridad regional, no se ha dejado intimidar por las relaciones colombo-estadounidense, donde el plan Colombia ha sido el principal protagonista. Este plan ha conllevado desde un principio, con la excusa de la lucha contra el narcotráfico, una connotación política relacionada con la región y desde que Chávez ganó las elecciones, un elemento desestabilizador. Hay que reconocer en Chávez su visión geopolítica, pues en los últimos años, a pesar de los encontronazos provocados en la frontera, la captura de Granda en Venezuela, llevándolo luego a Colombia, tratando de hacer creer que su captura se había realizado en el hermano país, las intervención de las AUC en la conspiración para matarlo y una serie de incidentes diplomáticos, ha incidido, más allá de lo negativo, en consolidar unas relaciones que abarca las comerciales y energéticas, así como todo lo que tiene que ver con frontera, guerrilla y narcotráfico. Es obvio que sin el concurso de Uribe, estas relaciones no hubieran progresado, por lo que hay que otorgarle al presidente colombiano crédito en esta nueva etapa entre los dos países, que debemos recordar comenzaron en Punto Fijo y han culminado en Santa Marta. ¿Qué mueve a Uribe, cómo algunos analistas comentan, acercarse a Venezuela en detrimento, en apariencia, de sus relaciones con EE.UU.? Estimo que en la actitud de Uribe se mueven intereses políticos y económicos a corto y mediano plazo.
En el corto plazo, no cabe duda que las buenas relaciones bilaterales, tanto económicas como institucionales, y la intermediación de Venezuela en las conversaciones con la guerrilla, fortalecerá la candidatura de Uribe en las próximas elecciones. Uribe, que no tiene un pelo de tonto, ha colocado en un lado de la balanza las relaciones económicas con EE.UU. y en el otro, la integración Latinoamérica, con el MERCOSUR a la cabeza, tomando en cuenta el desarrollo económico y energético que representa, y en el futuro, agregando a Bolivia, cubrirá más del 80% del territorio sudamericano, teniendo claro que el tratado de libre comercio con EE.UU. es imposible que se materialice con el 20% restante, por lo que la balanza se inclina, sin atenuantes, al lado del MERCOSUR.
Tanto Chávez cómo Uribe, han manejado estas relaciones con inteligencia, uno evitando quedarse fuera del desarrollo latinoamericano, que tiene su norte en el sur, utilizando la influencia de Chávez en su política de pacificación y fortaleciendo sus relaciones comerciales, y el otro, Chávez, abriendo el camino hacia Asia, a través del pacífico, empeñado en hacer de Latinoamérica una unidad económica fuerte e independiente, que la ponga en un lugar privilegiado, para una mejor y más fuerte relación económica, de tu a tu, con EE.UU. y Europa, anulando de esta manera la influencia estadounidense en la región.
Todo parece indicar, con los acontecimientos sucediéndose con rapidez, que pronto veremos resultados de toda esta estrategia geopolítica, manejada por un incansable y dedicado Chávez, en pro de la integración y un Uribe realista y oportunista.