Congresos del PSUV

Una tarde esplendorosa en el estadio Cachamay, tuve la oportunidad de conocer de cerca a  Hugo Chávez. En efecto, fue un acercamiento breve que pareció una eternidad. Eso le pasó a muchos que como yo, lo veíamos distante cual mito, y al palparlo tan próximo, escuchándolo preguntar y disertar, constatamos al hombre real e histórico  que era, y sigue siendo.

Se celebraba el en ese entonces una jornada más del Congreso Fundacional del Partido Socialista Unido de Venezuela. Un Congreso signado por la necesidad de cohesionar la pluralidad de corrientes, tendencias impulsoras de la propuesta chavista, cuya intención era crear la plataforma político-partidista que hiciera más viable la construcción del socialismo venezolano. Acometer tal propósito suponía trascender drásticamente la concepción de las estructuras anquilosadas y clientelares de los viejos partidos, que irremediablemente el MVR había empezado a reproducir.

El comandante Chávez tenía el firme empeño de propulsar la construcción, en términos cuantitativos y cualitativos, del partido más importante en la historia política de Venezuela. Un partido con raigambre popular que además prefigurara la sociedad justa por todos deseada. Por ello, su principal principio ductor es el de la democracia participativa. De allí que la preparación y consumación de ese Congreso Fundacional implicó la participación de miles de promotores, la inscripción como aspirantes a militantes de más de 5 millones personas, la formación de los Batallones Socialistas con sus estructuras operativas (voceros, comisionados) y la elección 1.681 delegados que acudirían a dicho Congreso, celebrado entre enero y marzo de 2008. 

Luego, junto a la agitación y el posicionamiento en espectro político nacional, vendrían las arengas y propuestas permanentes del Presidente para mejorar el partido. Es así como lanza las Líneas Estratégicas de Acción Política que involucraba  una revisión profunda desde el punto de vista funcional e ideológico donde planteó las 3R2, que premonitoriamente en el texto donde se exponen, comienza con una introducción así: Los próximos dos años serán cruciales para la Revolución Bolivariana. Así debe asumirlo la militancia y la dirigencia del PSUV y de nuestros aliados. Lo que está en juego es la posibilidad de avanzar en la profundización democrática de la sociedad venezolana para seguir abriendo los caminos hacia el horizonte socialista o retrogradar al pasado del oscurantismo capitalista que impusieron el Imperio y la burguesía al pueblo de Simón Bolívar.

Después el Congreso Extraordinario, que fue más estatutario, normativo que de discusión doctrinal, y cuya metodología para la elección de los delegados distó bastante de la llevada a cabo para el Congreso Fundacional.

Como si bien todo ello forma parte de los hechos que los psuvistas tenemos que revisar a la luz de nuestras experiencias como militantes siempre que la historia convoque a procesos de revisión y reestructuración interna, ello debe estar impregnado de una profunda reflexión sobre nuestros aportes a ese desarrollo endógeno partidista, que permita cada vez más que sea la prefiguración de la sociedad a construir como lo señalé arriba.

En consecuencia, es menester que todos los que aspiren a posiciones estelares dentro del partido, dialoguen consigo mismo sobre la praxis de aquella conducta honesta, solidaria y comprometida que debe tener todo militante del PSUV, tal como lo sugiere el primer material dado para la discusión dentro de los batallones, el 4 de agosto de 2007. Y en ese sentido preguntarse, por ejemplo, hasta qué  punto han trabajado sin anteponer sus intereses (individuales o de grupo) al del gran colectivo. Y digo esto porque recuerdo lo que un cuadro medio me dijo una vez: nadie hace nada sin interés () no es malo que uno utilice las posiciones políticas para favorecerse. Enunciados suspicaces, anclados en el pónganme donde hay adeco-copeyano que tanto mal hizo, y que aparentaron siempre ser solamente, enunciados inocentes. Tengo la esperanza de que esos personajes serán cada vez menos,  serán realmente, la excepción o el margen de error previsible. 

Las circunstancias en las cuales se desarrollará el próximo III Congreso, sabemos que son excepcionales. Urge que las bases respondan a los dictámenes de la Dirección Nacional del Partido, que desoigan los susurros mal intencionados que puedan distraer la atención en las discusiones medulares, en estos momentos donde se requiere claridad doctrinal para producir suficientes valores agregados que den la luz necesaria para: a) la Construcción del Socialismo; b) la Defensa de la Revolución; y c) la Defensa de la Soberanía Nacional. Todas ellas tareas propuestas en el Congreso Fundacional y que serán constantes históricas a resolver.

Aquileo Narváez Martínez



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Aquileo De Jesus Narvaez


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