Alguien escribió en estos días en aporrea que el “saboteo” de “ultras” como Vladimir Acosta, Roland Denis, Nicmer Evans y otros, era la causa principal de que la revolución no hubiese podido alcanzar los diez millones de votos que tanto intentó el presidente Chávez y ahora el presidente Maduro.
Han concluido que las críticas “malsanas” de estos y otros personajes similares (probablemente mi persona la incluyen en ese combo) habían alejado a grandes sectores de la población del apoyo hacia la revolución bolivariana. La culpa del descenso continuado de votos del chavismo desde 2006 (como lo ha demostrado claramente Javier Biardeau en numerosos escritos de meses anteriores) hay que buscarla entonces en los “hipercríticos” de la ultraizquierda, y no en los errores de la propia revolución, como pensaría cualquier analista sensato.
Pues de ese sesudo análisis sólo se puede desprender una medida para recomponer la revolución y llegar, por fin, a los 10 millones de votos, aplastando de una buena vez a la ultraderecha que sigue vivita y coleando a pesar de tantas derrotas electorales, políticas y militares sufridas en estos 15 años de revolución.
Si se acepta que los cuestionados “hipercríticos” son revolucionarios a toda prueba, como todos reconocen de personajes con tan amplia trayectoria de lucha social como Roland, Vladimir y demás criticones, la mejor respuesta que desde el gobierno debiera ejecutarse es la convocatoria inmediata de estos camaradas a funciones en el mismo tren ejecutivo, o de por lo menos reunirse con ellos para conocer sus propuestas y lograr así llegarle con el mensaje revolucionario a esos 2-3 milones de personas que han dejado de votar por el chavismo debido a las críticas formuladas por ellos hacia la acción del gobierno bolivariano.
Dado que el gobierno no tiene empacho en reunirse con sus más acérrimos enemigos, como los protagonistas de la guerra económica (Fedecámaras, Grupo Polar y demás connotados representantes del poder económico burgués-imperialista), pues imaginamos que el presidente Maduro estará incluso muy contento de poder tener a su lado a revolucionarios tan legendarios, para ampliar y masificar por millones el mensaje de la transformación socialista que nos heredó el presidente Chávez.
Esperamos que estos ilustres gobierneros que tan presurosos han salido a defender lo indefendible, acepten esta solución salomónica que acabaría de una buena vez con tanta polémica, y que incluso dejaría sin oficio a una página como Aporrea.
Esperamos igualmente que trasmitan esta idea al propio presidente Maduro. Que convoque en lo inmediato, en el término de la distancia, a quienes critican desde una posición revolucionaria, para que el proceso bolivariano pueda reflexionar, rectificar y reimpulsarse para avanzar en el camino del Plan de la Patria, en la senda del nuevo modelo productivo socialista que nos legara el comandante.
Si hay Conferencia de Paz con la derecha, pues es totalmente lógico que exista una Conferencia, no de Paz, sino de Articulación y Reorganización, con la izquierda revolucionaria que hasta el presente ha sido alejada y execrada de participar en instancias de dirección del gobierno bolivariano.