Boves, masacre de Ocumare y Oligarquía

El Libertador Simón Bolívar confrontó la lucha de clases, mucho antes del nacimiento de Carlos Marx (1818). Seguramente, el grupo de marxistas librescos que aún existe por allí, saldrá a colocarme una etiqueta categorial por hacer esta aseveración, pero es verdad; el Decreto de Trujillo (Decreto de Guerra a Muerte de 1813) generó una dimensión social fundamental para desplegar una condición de lucha de clases y fue el llamado “odio de clases”, trabajado por Marx 50 años después y por el Ché Guevara un siglo luego. El Libertador, militante preclaro, percibió que en la propuesta aún oligarca de la independencia faltaba definir los bandos en pugna y subrayó a los españoles y canarios frente a los venezolanos. Con esta medida abría la compuerta de la participación social en la lucha por la independencia y la posibilidad de una lucha de clases.

Esta compuerta tuvo un trágico protagonista que le dio a la guerra de la independencia el sujeto de aquella lucha de clases: José Tomás Boves. Nacido en Asturias, Boves se hace caudillo en los llanos como mediano propietario, siendo conocedor del mundo campesino de Venezuela y del sentimiento de aquellos peones sin líderes que les incorporen a la lucha. En un principio, el caudillo asturiano llegó a simpatizar con la independencia.

La oligarquía, traidora como es su historia, urde una trampa en contra de Boves para despojarle de sus tierras y bienes. Es apresado y condenado a muerte como producto del Decreto de Trujillo y luego es liberado milagrosamente por un comando realista. Desde ese momento, Boves se arma de un odio demencial (odio de clases), necesario para iniciar una lucha de clases contra quienes desde la oligarquía promovían la independencia. Aprovecha su ascendencia en el campesinado y arma ejércitos tras ejércitos de descamisados, indios, mulatos, negros esclavos para arremeter contra los oligarcas independentistas. Mientras al Libertador le era bastante difícil organizar el ejército independentistas entre sus congéneres oligarcas, Boves encontraba a su paso entre aquel pueblo hambriento de justicia su temible ejército.

Los guerreros de Boves infringen al ejército de Bolívar las más significativas derrotas de toda la guerra de independencia, tanto que los independentistas (oligarcas) se ven obligados a abandonar Caracas en lo que se llamó la “Emigración a Oriente”. En marzo de 1814, durante este asedio a la capital, Boves encomienda a su lugarteniente Rosete que embosque a la población de Ocumare del Tuy como paso seguro hacia Caracas, libere a cerca de 800 esclavos e indios que allí servían y pase por el cuchillo, el cuello de la población oligarca. Rosete cumple al pie de la letra aquel macabro plan, entre golpe de joropo (Boves era un caudillo cultor), y de la población oligarca no quedó ni las plegarias del cura. Aquella gente masacrada vio cómo los temibles guerreros de Boves tomaban sus pertenencias como botín y a sus mujeres como placer. Las promesas del caudillo a su ejército de pobres nunca fueron promesas ilusorias ya que se cumplían al momento en plena guerra.

Boves cae en combate el 6 de diciembre de 1814 como cualquiera de sus soldados. Su odio se hizo sentir en todos los llanos y hasta Caracas, y sus victorias fueron posibles porque se hizo de un ejército con los más desposeídos y explotados por el régimen colonial. Sólo cuando el Libertador logró comprender la significación de los llaneros en la guerra de independencia, esta gesta tomó el rumbo victorioso que de Carabobo llagó hasta Ayacucho.

La gran diferencia entre Boves y Bolívar estuvo en que el asturiano no logró trascender el odio de clases, hacia una formación para una propuesta de independencia plena, con sus temibles guerreros, en cambio, el Libertador profundizó la formación de sus maestros, se hizo líder cualitativo y estadista para obtener triunfos militares y trascender en la historia. Boves fue el instrumento histórico que materializó la idea bolivariana de lucha de clases, como producto del Decreto de Trujillo. No necesitó el Libertador de la categoría marxista para comprender que requería de la incorporación de los llaneros en la lucha. Y no lo comprendió con Páez, lo hizo con la lección de Boves.

Hoy que nuestro proceso revolucionario y chavista es acosado por factores oligarcas tendientes al fascismo, es bueno recordar que por nuestra historia pasó un Boves libertario que hizo de su odio la materialización de bienes para su ejército de guerreros sanguinarios. Aquellos guerreros indómitos duermen en nuestra sangre y pueden salir con su Boves como líder en cualquier momento que la historia lo requiera, para acompañar a Bolívar a Chávez y a todos nuestros héroes y heroínas, si la lucha pasara a una fase cruel. Es por eso que nos conviene la paz. A la oligarquía le conviene la paz, pues de lo contrario puede venir un Boves en nuestra arrechera a cobrarle viejas cuentas. ¡Que no se equivoquen!

 

 

 

 



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Oscar Rodríguez Pérez


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