Desde los años 80 la guerra se ha hecho permanente. Se ha dado un golpe de Estado mundial contra la democracia y los derechos humanos. En EEUU se han aprobado leyes con un arbitrario ámbito internacional para detener a cualquiera sin fórmula de juicio por la sospecha de terrorismo, para el secuestro y detención indefinida en cárceles clandestinas; la ejecución de torturas; el asesinato de ciudadanos sospechosos de terrorismo por orden del Presidente de EEUU.
Se ha dado la ruptura del pacto social que permitía la negociación entre patronos y trabajadores mediada por el Estado, que permitía obtener ciertas reivindicaciones; la conversión de los bancos de mediadores entre el ahorro y la inversión, en agentes de la especulación financiera, que genera ganancias que se invierten en una contrarrevolución científico-tecnológica para lograr la superioridad militar absoluta mediante el desarrollo de nuevas armas de destrucción masiva, las neurociencias para controlar el cerebro humano, la guerra cibernética y robótica, el espionaje para apropiarse de cualquier información, la generación de vida artificial que pretende sustituir a la vida natural que ellos destruyen... La constitución de una cúpula militar financiera que le ha declarado la guerra a los estados soberanos.
Ha sido clave la globalización neoliberal, cuya contrapartida es la pobreza y el hambre de la gente y de la tierra, mientras según datos de la BBC de Londres, hay alrededor de 200.000 personas... con un patrimonio de US$ 27.7 billones. El 83% se concentra en Estados Unidos, Alemania y Japón.
Han hecho de la violencia el eje de la política mundial. La sed por el petróleo es uno de los motores y en Venezuela además la batalla por la renta petrolera. El presidente Chávez se las arrebató y constituyó un Estado soberano y solidario, entonces la guerra de baja intensidad como desestabilización permanente es la constante.
El presidente Maduro ha optado por la paz y el diálogo, pero la ultraderecha cuando escucha esas palabras saca su guarimba. Los ricos del mundo quieren incendiar el planeta. Por tanto, el más absoluto respeto a la democracia y los derechos humanos es el fundamento de la paz y favorece la unidad y el diálogo del pueblo chavista y no chavista, clave para derrotar la violencia. No hay violencia justa e injusta. P’alante Presidente Maduro.