Convertir a Venezuela en un país potencia en lo social, lo económico y lo político dentro de la gran potencia naciente de América Latina y el Caribe, que garanticen la conformación de una zona de paz en nuestra américa no es cualquier cosa.
Lograr este objetivo requiere de empresarios que entiendan que la potencia ideada por el Comandante Chávez no es una potencia capitalista depredadora sino una independiente y soberana alineada con la vida, con la Paz planetaria y con la construcción del socialismo bolivariano del siglo XXI. Una potencia integrada en un bloque regional que contribuya a la consolidación de un todo mundial multicéntrico y pluripolar.
La construcción de esta Venezuela potencia tiene que ser hecha por una generación de oro tecnológica y empresarial que, al igual que la deportiva, pueda asumir con éxito los retos que se le presenten. Por una generación de emprendedores agregada en conglomerados productivos de propiedad colectiva, a una escala que garantice su viabilidad, y con aliados o socios tecnológicos temporales que formen a los participantes y se comprometan a garantizar el rendimiento de las empresas y la calidad de los productos.
Conglomerados que deberían estar integrados, según el sector y el producto, por pequeñas y medianas empresas, organizaciones comunitarias, organizaciones campesinas, entidades públicas, investigadores, emprendedores, técnicos, etc.
Bastantes recursos se dedicaron el siglo pasado al fomento de una producción nacional de corte convencional. ¿Resultado? Un fracaso estruendoso. Los empresarios aprovecharon los fondos e incentivos para enriquecerse y luego abandonaron las empresas. Unos se convirtieron en especuladores comerciales y financieros y otros, fueron llevados a la quiebra o absorbidos por tiburones más grandes.
El nuevo registro de empresas productoras de bienes y servicios puede servir para identificar empresarios que crean en el país y en el proyecto bolivariano. Estoy segura que cualquier inversión que haya que hacer en posibles asociación, su organización y la formación de los participante será mucho más productiva e infinitesimalmente menor a los recursos desperdiciados en iniciativas tramposas de la burguesía parasitaria, apátrida y para colmo, golpista.
