Al momento de escribir esta nota el presidente Nicolás Maduro ha pedido que las UBCH le hagan llegar diez propuestas para ganar la guerra económica declarada, impulsada y financiada por la oligarquía venezolana, sus partidos y sus medios. El cumplir obligaciones fuera del país nos impide hacer una propuesta a nombre de una UBCH pero no por ello dejaremos de tomarle la palabra al Presidente y tratar de contribuir con la patria.
Comencemos por reconocer que en Venezuela hay una escasez de productos que trae como consecuencia una gran ola especulativa; la cual genera una espiral inflacionaria que hace más pobre a millones de venezolanos.
Hecho aceptado. Mas quedarse en la simple aceptación de una realidad que es mucho más que evidente es por lo menos de un simplismo digno de tontos. Necesario, para poder proponer soluciones, es entender las causas que generan esa escasez-especulación-inflación.
Comencemos, entonces, por dejar en claro que la escasez en Venezuela es una de las armas más poderosa con las que cuenta la derecha y la oligarquía venezolana. Basta con preguntarse quién se beneficia políticamente con ella, para entender de donde proviene el financiamiento del contrabando y el “bachaqueo”; el porqué del acaparamiento y el estímulo y la defensa de la especulación.
Esa estrategia de generar escasez, además de arrechar al pueblo, ha dado pie a un mercado negro de productos donde se consigue de todo pero a precios especulativos; está pervirtiendo a decenas de miles de venezolanos que ya no quieren trabajar para vender un puesto en una cola frente a un supermercado o que simplemente compran todos los días para luego especular a sus propios vecinos.
Esta historia la vivió Chile justo antes del golpe del gorila Pinochet y es defendida en Venezuela por aquellos que inmoralmente defienden la tesis de que la derecha está haciendo su “trabajo”. Pretender aquí desenmascarar a esos inmorales podría ser tiempo perdido, pues al final de cuentas no tenemos como; amén de que no hay manera de impregnar la actuación de la derecha de ética y principios. En lugar de ello optamos por lo dicho: tomar la palabra al Presidente y hacer nuestra humilde propuesta.
“La red de distribución de alimentos y otros productos del Estado venezolano integrada por Bicentenario, Mercal , PDVAL y otros, deben implantar un sistema automatizado y sincronizado de distribución, que permita adquirir los productos que allí se venden en una cantidad previamente determinada en función del número de integrantes de la familia, su edad y sus condiciones de salud.
¡Que digan que vamos en el camino de Cuba! pero si el Estado vende a precios inferiores a los del mercado capitalista, tiene la obligación de evitar que los productos que distribuyen sean contrabandeados o revendidos a precios especulativos.
No proponemos distribuir escasez, por el contrario, proponemos establecimientos repletos de productos donde cada familia pueda comprar a precios justos y en cantidades justas. Cuando la misma persona no pueda, por ejemplo, comprar todos los días tres potes de leche bien para contrabandear o para revender se acabará la escasez de leche y así con todos los productos”