Durante los 14 años Jorge Giordani le recomendó al presidente Hugo Chávez, muchas medidas que no eran socialistas, tampoco capitalistas, sino más bien feudalistas, es decir, ideas pertenecientes a un modo histórico de producción atrasado que existió en siglos pasados donde se desarrollaban gallineros verticales y cultivos organopónicos. Ciertamente esas formas artesanales y rudimentarias de economía son totalmente incapaces de llevar a un país al desarrollo en el siglo XXI.
Desperdiciar 14 años de billonaria renta petrolera que no fue invertida en industrializar el país, es el error inexcusable de Giordani. No invertir los dólares del petróleo en la creación y consolidación de empresas, industrias y un aparato productivo eficaz es la nefasta equivocación que el autoproclamado Gurú de la Economía fue incapaz de prevenir.
Fue Jorge Giordani, ex ministro de Economía y Planificación, el principal autor intelectual de la estrategia del Gobierno Bolivariano en estas áreas durante tantos años. Y por ende, Giordani es hoy corresponsable de la problemática económica en 2014 y no lo libera de posibilidad que le hayan sido recortadas sus atribuciones a partir de la reciente llegada de Nicolás Maduro a la presidencia de Venezuela.
En una carta considerablemente larga y egocéntrica, Giordani hizo un recuento de su ejercicio ministerial en el área económica lo cual lo convirtió en uno de los titulares que por más años acompañó a Hugo Chávez. Le lanzó piedras a todos sus excompañeros, dijo que en la última campaña presidencial de Chávez (2012) hubo despilfarro, ello pone en entredicho la honestidad y reputación del fallecido presidente y eso es muy grave. Adicionalmente, Giordani criticó a Nelson Merentes por su gestión en el SITME, en similares términos fustigó a Rafael Ramírez por una PDVSA a la que calificó como autónoma frente al Estado y fue mucho más incisivo y frontal al referirse al actual presidente como figura que no transmite liderazgo, que no escucha consejos especializados y que despilfarra recursos mediante el llamado Gobierno de Calle.
Nada en la carta de Giordani, reviste novedad informativa, a excepción del emisor, esta vez uno de los personajes más prominentes de Gabinete Económico hace públicas sus críticas y se materializa una ruptura política entre el ahora ex funcionario y el propio Jefe del Estado.
Las reacciones de este último en tv nacional, sin nombrarlo específicamente, pero aludiendo al engreído tecnócrata, indica que la carta confesional del ex ministro no pasó desapercibida y será usada para la especulación opositora como ya ocurriera en situaciones pasadas de la política venezolana. Quizás en sus advertencias o presagios lo única rescatable sea lo referido a las preocupantes fallas en sistema cambiario de divisas.
Se sabe que soy abogado constitucionalista, no economista graduado, pero economista tampoco fue Marx, quien si fue abogado. Entonces seguramente desde la perspectiva del sentido común y la economía política básica podemos avistar lo que el marxismo nos ha enseñado.
Nótese que recientemente el propio presidente Nicolás Maduro ha manifestado que en una evaluación del uno al diez, el SICAD II obtendría dos puntos. Allí un aspecto que amerita categórica advertencia es una pronta revisión del Decreto N°. 798 con Rango, Valor y Fuerza de Ley del Régimen Cambiario y sus Ilícitos, publicado en Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N°. 6.126 del 19 de febrero de 2014, el cual establece restricciones excesivas para pequeños actores económicos en su proceso de adquisición o manejo de divisas como por ejemplo, el artículo 12 de la mencionada ley que les impone una restricción o límite de diez mil (10.000) USD anuales para su libre disposición y que fija un régimen de mayores controles si se superare suma. Esas restricciones disparan el mercado negro, la gente quiere más dólares ahora.
En este orden, es menester señalar que recientemente se ha especulado en prensa escrita que el gobierno prepara la unificación de los tipos de cambio existentes pero habría aclarar si tal unificación implica levantar el control de cambio. Ello pudiera agravar los severos desequilibrios monetarios y fiscales que actualmente presenta la economía venezolana. De hecho, unificar las tasas de cambio implica aplicar una mega devaluación del bolívar y estandarizar la tasa de cambio en el umbral de Bs 50 por US$ y seguramente enfrentar una súbita elevación de precios en todos los productos.
Tal vez sea más probable que se intente eliminar definitivamente la tasa de cambio de Bs 6,30 por US$ y generalizar la de Bs 10 por US$ u otra tasa. El ajuste cambiario permitiría a la actual PDVSA revolucionaria sincerar el precio de venta de sus divisas al BCV y enfrentar en mejor situación la nueva devaluación monetaria que tarde o temprano ocurrirá.