Agarrando esta expresión que ha servido para definir actuaciones o falta de ellas, fundamentalmente en materias dadas a los jurisconsultos, entiéndase jueces, he definido no pronunciarme, es más, ni siquiera me molestaré en a leer la mentada carta. No se trata de ni nismo, pesimismo, cobardía, oportunismo o algo que se le parezca.
Se trata de una precaución táctica ante tanta retaliación, venganza, envidia y aislamiento que he recibido por mis opiniones y acciones de quienes tienen poder político hasta en la más pequeña esfera y por ende mayor responsabilidad en los errores, vicios y omisiones cometidos y para ser consecuente con algo que expresé hace algún tiempo: “Debemos dejar de escribir pendejadas y hagamos algo” y esto lo traigo a colación porque, mientras unos justifican y otros ametrallan al ex con sus argumentaciones con o sin verdades, como viene y sigue pasando, las críticas, las opiniones, los criterios o comentarios, con razón y argumentos o sin ellos, pero con toda la buena intención de algunos, siguen sin que los del alto poder o los que manejan “la alta política” las lean, oigan o se enteren, que les permita aplicar las R exigidas por el Líder Supremo. Mientras tanto el proceso sigue su rumbo y hacia donde lo decidan y conduzcan los que vienen decidiendo en nombre de todos.
Eso sí, como sigo consecuente con lo que el mismo Comandante Chávez repitió en varias oportunidades, SOLO EL PUEBLO SALVA AL PUEBLO, me quedo esperando que el pueblo se pronuncie, allí estaré Yo.
