Luego de la severa sanción que la FIFA le impusiera al jugador uruguayo Luis Suárez, por haber mordido en pleno juego al italiano Giorgio Chiellini, muchos futbolistas que han estado participando en el mundial de fútbol que se realiza en Brasil, parecieran no haber escarmentado, al tiempo que los directivos de la FIFA como que se han hecho de la vista gorda.
Los “mordiscos” han abundado en los diferentes partidos que hasta ahora se han efectuado. Empujones, cabezazos, codazos y patadas han sido el signo de distinción de los modernos gladiadores que se han enfrentado en los ostentosos coliseos brasileños.
Cómo no recordar la imagen del valiente jugador argelino Sofiane Feghouli, quien durante el juego entre su seleccionado y la oncena alemana, mostró en su cráneo un parche para tapar la herida que recibió, como producto de un “mordisco” (cabezazo) que le propinaron en el partido Argelia-Rusia.
O la entrada fuerte (“mordisco”) del jugador ecuatoriano Antonio Valencia contra las piernas del jugador francés Lucas Digne, por lo cual el primero fue expulsado del encuentro por el árbitro marfileño Noumandiez Doue. Y cómo calificar el “mordisco” (violenta patada) que el jugador francés Blaise Matuidi le dio al nigeriano Ogenyi Onazi, fracturándole la tibia y el peroné, jugada ésta que el árbitro estadounidense Mark Geiger no penalizó.
Por suerte que jugadores como los defensas centrales del Real Madrid, Pepe y Sergio Ramos, no pudieron continuar jugando en el mundial 2014, debido a que sus seleccionados, Portugal y España respectivamente, fueron eliminados en la primera ronda. Si no, aún más patadas y planchas hubieran abundado. ¡Que el juego continúe!