El presidente Maduro invitó a “pasar la página de las peleas y cartas”, y a un “sacudón” de la estructura gubernamental. Estas iniciativas son constitucionales. El Art. 5 establece que la soberanía reside en el pueblo y es indelegable, y el Art. 62, la participación del pueblo en la formación, ejecución y control de la gestión pública. El pueblo, pues, es poder que no se delega. Los funcionarios públicos no son representantes del pueblo. Son mandatados, deben rendir cuentas y servir obedeciendo.
El Presidente está evitando un pleito entre dirigentes al estilo de la IV República que conduciría a la división. Entiendo que las sanciones se suspenden y vamos a un sacudón donde el pueblo sea protagonista.
Esto se corresponde con las exigencias de la situación mundial, la responsabilidad internacional del proceso bolivariano y el liderazgo de Venezuela. El poder imperial se mantiene a la ofensiva y el impulso a las transformaciones populares ha experimentado debilitamientos a nivel mundial. El golpe de Estado en Ucrania, la ofensiva contra Rusia, la nueva guerra en Irak financiada por Arabia Saudita, que apunta hacia el derrocamiento del gobierno sirio, a estrechar el cerco contra Irán; radicalizando la ofensiva contra Argentina, Venezuela, la Alba... Mientras se consuma un golpe de Estado mundial contra la democracia.
¿Hay una burocracia pública que usurpa el poder del pueblo violando el Art. 5 constitucional? ¿Los intereses de ella coinciden con los del capital y mediante la corrupción facilita que él trate de recuperar la renta petrolera?
¿El debate sobre las políticas económicas está teñido por esa alianza y el intento de recapturar la renta petrolera y liquidar la base social del gobierno bolivariano, lo que sería el principio del fin? Hay que hacer rectificaciones, ¿pero nos estaríamos echando de nuevo la soga al cuello reforzando el endeudamiento, ahora con la mediación del FMI y bancos tenebrosos como Goldman Sachs?
Hay que revisar el modelo petrolero y una noción del desarrollo fundada en los patrones de consumo y producción vigentes, que materializan la dominación del capital.
La principal empresa mixta de Venezuela debe ser la asociación entre el Estado y las empresas de propiedad social. Hay experiencias exitosas que marcan un camino. El presidente Maduro lo conoce. Una vez más proclamo mi consecuente solidaridad con él.