La oposición no tiene una obra digna de referencia, pero viven criticando, como solía decir un personaje de Joselo: “Critican por criticar”.
Son la nube negra en un día de playa, se les puede llamar “viento en contra”; le llevan la contraria a absolutamente todo.
Ahora mismo en el campeonato mundial de fútbol van en contra; ligan que pierdan sus respectivos encuentros las selecciones de Colombia, Brasil y Argentina, porque una extraña operación mediática les ha hecho creer que dichas selecciones nacionales simpatizan con el chavismo.
La oposición, el sector más fascista, deshonra los símbolos patrios —lava la bandera de Venezuela—, pero se arrodilla y se arrastra ante la bandera de los Estados Unidos.
Otro ejemplo es el de la Universidad Central de Venezuela, cuya rectora ha querido convertirla en una ciudad feudal —amurallada— y en la que actúa como la señora feudal, ejerciendo —con sumisión total de la comunidad— su dominio político y férreo, negando cualquier acercamiento con el Gobierno Nacional.
Las instancias correspondientes e instituciones gubernamentales deben estudiar y actuar judicialmente, si así se requiere. Ante la actitud de la señora rectora, se agrava y pone en peligro la seguridad de la comunidad universitaria y de los usuarios de los servicios de salud que allí se encuentran.
Además, los medios de información, en manos de los empresarios capitalistas, mantienen el estado de zozobra emocional, silenciando los logros y planes del gobierno del presidente Nicolás Maduro y exaltando las noticias negativas o catastróficas, haciéndolas ver como mala gestión del Gobierno.
El pueblo debe estar alerta y superar el pensamiento simplista de “echarle” la culpa al Gobierno por el sabotaje económico de la oposición y el Gobierno debe ser inflexible con quienes golpean al pueblo.
