Para proteger las investigaciones por el asesinato del fiscal Danilo Anderson, el fiscal general Isaías Rodríguez solicita una medida judicial contra los medios de comunicación que impacta la opinión pública. Sin ningún tipo de complejos el fiscal pide que controlen la boca de los medios porque algunos de ellos utilizan información confidencial para luego con medias verdades, tergiversaciones, incluso mentiras con el fin de encubrir a los autores intelectuales del asesinato de Anderson. ¿Y eso es posible?, por supuesto que sí, el ejemplo más patético fueron las razones debatidas en los medios de comunicación en Estados Unidos para invadir Irak. También cuando murió Kennedy se habló de una avalancha de información basura para encubrir a sus verdaderos verdugos, que hasta la fecha siguen encubiertos.
Pero la decisión del fiscal no le ayudará mucho, pues sugiere una idea desesperada para ganar tiempo contra el tsunami de mentiras que se le vendrán encima por insistir en la búsqueda de los autores intelectuales. Los medios de comunicación son un negocio muy rentable, incluso en la provincia son un negocio rentable, incluso para quienes no son propietarios pero se defienden con la pluma resulta un negocio rentable. Y esa visión mercantilista y deshumanizada de los medios de comunicación ha convertido la carrera de comunicación social en un mito. Para las universidades privadas, la carrera de comunicación social es una de las más rentables, ¿cuánto cuesta un semestre de comunicación social en la Universidad Católica Andrés Bello en Caracas, por ejemplo, o la Universidad Pontificia Javeriana en Bogotá?, sin mencionar cifras les aseguro que son sumamente costosas. Y no se trata de un asunto de exclusión, pues hasta la Universidad Bolivariana, el nuevo proyecto del Gobierno Nacional, crea una escuela de comunicación social sin más argumentos que la necesidad de comunicadores distintos a los que le hacen oposición y no dicen la verdad, pero irónicamente estudian los mismo, solo que en peores condiciones. ¿Por qué tantos jóvenes y hasta viejos quieren estudiar comunicación social?, ¿se trata de una vocación innata del ser humano?, pues el fenómeno ocurre en muchos países de sur América. ¿Acaso se trata de fama, de una carrera fácil, una profesión muy cercana al mundo del espectáculo que da sentido a una aburrida existencia?, ¿tendrá la publicidad, la Internet y todo el fenómeno de la globalización, y la necesidad de comunicarse sin correr el riesgo de salir herido, decepcionado, alguna relación con esta sostenida afluencia de comunicadores sociales que ya no encuentran espacio donde trabajar?. Todas estas interrogantes no tienen respuestas porque los conceptos y las investigaciones han quedado rezagadas a la realidad, o por lo menos no han sido debatidas ante la opinión pública para reinterpretar la comunicación social en todos sus sentidos.
Pero además viejos conceptos e instituciones son impotentes ante la realidad. Por ejemplo, el Colegio Nacional de Periodistas en todo el país se muestra deficiente ante el ejercicio ilegal del periodismo, luego entonces o la ley o el CNP no está funcionando. El Código de Ética del Periodista Venezolano es violado a diario y no hay ninguna institución o colegio que lo haga cumplir. ¿Por dónde debe empezar la discusión?, pues en las universidades, sin embargo, se enseñan viejos conceptos y no se escuchan en el horizonte nuevos planteamientos de la comunicación social.
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