No hay nada más fastidioso que un economista metido a politólogo, con esto me refiero a los economistas de la oposición, como Ochoa, Banch, Guerra y compañía. Pero tampoco escapan aquellos politólogos, convertidos de la noche a la mañana en expertos en numerología. Parece que al compatriota Nicmer Evans lo ataco eso de estar abarcando espacio donde su currículo no alcanza. La numerología es una ciencia que necesita mucho estudio. Desconocemos las causas que hacen que Nicmer juegue posición adelantada con respecto al número de votantes que hicieron presencia el día domingo en las elecciones internas del PSUV. Hay que recordarle a Nicmer, que el extinto MVR, así, como, el nuevo PSUV, se han cansado de ganar elecciones a diestra y siniestra. Pensamos que Nicmer, se ubicó en eso de la “ignorancia estratégica”. Es decir, él sabe muy bien, que estas elecciones internas buscan más allá de los números de votantes, una nueva ingeniería política en la tolda roja. Es decir, es más valioso la calidad que la cantidad.
De que si, la abstención fue del 90 %, y solo votaron un 10 % de los inscritos en el registro del PSUV, ya se sabrá a su debido tiempo, pero esto no desmerita, a quienes si fueron a votar por sus voceros. Tampoco afirma que el proceso de cambio de estructuras este mermado o a punto de extinción. Todo lo contrario, reafirma la calidad revolucionaria de quienes si quieren un cambio en la dirección del rumbo del PSUV y del rumbo político y económico del gobierno. Hay que saber diferenciar de un Militante verdadero, de un Militonto. Este último, es una especie en extinción, aunque aún se puede conseguir en las filas de la oposición.
Una elección de estas características no se pueden comparar con elecciones de diputados, gobernadores, alcaldes y menos presidenciales. Todas ellas, se diferencian entre sí, ninguna es igual a la otra. Todas movilizan votantes, unas menos, otras más. Donde veo, quizás una desviación, fue la utilización de la tinta indeleble, sobre todos para aquellos empleados de transnacionales o grupos de empresas nacionales hostiles al proceso bolivariano, que muy fácilmente podían saber por el dedo manchado, quienes son los chavistas que trabajan en sus empresas, y serian motivos de acoso y hasta despidos en algunos casos. Créanme, muchos camaradas que hacen vida profesional en estas empresas privadas, nacionales y extranjeras, no concurrieron a votar. Yo los comprendo. También es cierto, que algunos compatriotas, han sido manipulados por los mass media de oposición, piensan que sus calamidades a la hora de buscar productos de primera necesidad, son atribuidas al PSUV. Cuando la verdad verdadera, es que la culpa es compartida entre la ineficiencia y obstruccionismo de las empresas privadas y nacionales, con la burocracia de algunos ministerios que hoy componen el cuadro económico del gobierno.
Nunca nos cansaremos de decirlo. El PSUV, debe convertirse en la correa de transmisión entre los ciudadanos, las comunidades y el poder político central. Si votaron 10, 20, 30 %, eso es una nimiedad, ante el compromiso histórico de esta jornada del III Congreso del PSUV. A Nicmer Evans, politólogo, le recordamos, que quienes inicialmente conformaron la Sociedad Patriótica en los tiempos de nuestra independencia, los contaríamos con los dedos de la mano. Aun así, realizaron una gesta de gigantes y, aglutinaron alrededor de ellos, miles de miles de venezolanos que lucharon por un ideal común, que en esos momentos era desterrar al colonialismo español.
No es cuestión de cantidad Nicmer, es cuestión de Calidad. Allí están las raíces, a donde debemos ir. Como decía José Martí.
Llego la Hora… Venceremos¡¡¡
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