Si bien la fuerza de estos ataques desmedidos arreció desde la toma de posesión del Presidente Nicolás Maduro en el Gobierno; ya sus baterías se habían hecho sentir contra el mandato del Comandante Chávez.
En combinación con la guarimba, esta estrategia pasó a ser una de las más permanentes emprendidas por la oposición para buscar la llamada "salida", bandera utilizada por sus líderes, hoy más desprestigiados que nunca, ante la opinión pública venezolana e internacional.
Muchas han sido las respuestas emprendidas por el Gobierno para frenar este flagelo que impulsa la inflación más alta conocida en los últimos años en América Latina. Si bien, el tradicional aumento de sueldos por parte del Gobierno se implementó al inicio del 2014, el mismo fue rebasado en sus parámetros los cuales se salieron de control, impulsados por otros ingredientes que van más allá de lo económico.
Los esfuerzos han sido extenuantes y continuos. Los instrumentos legales aplicados parecen infructuosos, porque el virus de la especulación pica y se extiende con un ataque feroz a todos los sectores de la vida pública de los venezolanos, sin dejar afectar a ninguna de las clases sociales, por igual.
Se trata de uno de los fenómenos y estrategias más utilizadas por el imperialismo en otros países y continentes para tumbar gobiernos y que gracias a la debilidad y formación de sus pueblos lo han permitido; pero, que en Venezuela se han encontrado con un hueso duro de roer como lo es la Revolución Bolivariana y Chavista.
Ya se ha hecho recurrente y rutinario que los altos funcionarios del gobierno, incluyendo ministros del Gabinete, se hayan sumado con todas sus fuerzas a combatir el flagelo de la especulación y la usura. Desde los negocios de distribución de productos de primera necesidad, de bienes de consumo y hasta de la dieta básica de los venezolanos han sido supervisados. Ejemplos sobran y uno de ellos es el imbatible Mayor General García Plaza.
No obstante, sabemos que el desgaste se siente y desde ahora a través de la Superintendencia de Precios Justos y del Psuv en todo el país, se debe hacer una alianza estratégica para controlar desde la base la estructura de los precios de la cadena productiva y el 30 por ciento como margen de ganancia que señala la Ley.
El Gobierno ha utilizado reiteradamente los medios de comunicación del Estado para su acción en cascada, pero ha sido insuficiente. La acción debe ser más directa; es decir, desde abajo hacia arriba.
Los trabajadores, las amas de casa, los dirigentes de base, consejos comunales, estudiantes e integrantes de la FANB, como un solo equipo, debemos emprender una guerra sin cuartel e implacable.
La lucha contra el contrabando en la frontera, la supervisión a los distribuidores de productos y a los expendedores de alimentos; entre ellos a los asiáticos que controlan la distribución en casi todo el país, debe ser efectiva para frenar la especulación.
En casi todos los productos de alimentación, vestido, calzado, salud, vivienda, medicamentos, repuestos de vehículos, línea blanca, marrón, etc. debemos estar "ojo pelao" y en toda la red del comercio y producción en su cadena para derrotar la especulación.
Como un solo ejército, pueblo, FANB, Psuv y sus combatientes de las UBCH derrotaremos a los enemigos de la Revolución Bolivariana que juegan con el hambre y las necesidades del pueblo venezolano... ¡Ya basta!
Por: Marco Tulio Arellano
Uno de los temas abordado con mayor interés en los debates del 3er Congreso del Psuv, fue desde luego, el de los precios justos y la especulación desatada contra el bolsillo de los venezolanos por parte de sectores enemigos de la Revolución Bolivariana, quienes buscan la riqueza fácil y la desestabilización.
Si bien la fuerza de estos ataques desmedidos arreció desde la toma de posesión del Presidente Nicolás Maduro en el Gobierno; ya sus baterías se habían hecho sentir contra el mandato del Comandante Chávez.
En combinación con la guarimba, esta estrategia pasó a ser una de las más permanentes emprendidas por la oposición para buscar la llamada "salida", bandera utilizada por sus líderes, hoy más desprestigiados que nunca, ante la opinión pública venezolana e internacional.
Muchas han sido las respuestas emprendidas por el Gobierno para frenar este flagelo que impulsa la inflación más alta conocida en los últimos años en América Latina. Si bien, el tradicional aumento de sueldos por parte del Gobierno se implementó al inicio del 2014, el mismo fue rebasado en sus parámetros los cuales se salieron de control, impulsados por otros ingredientes que van más allá de lo económico.
Los esfuerzos han sido extenuantes y continuos. Los instrumentos legales aplicados parecen infructuosos, porque el virus de la especulación pica y se extiende con un ataque feroz a todos los sectores de la vida pública de los venezolanos, sin dejar afectar a ninguna de las clases sociales, por igual.
Se trata de uno de los fenómenos y estrategias más utilizadas por el imperialismo en otros países y continentes para tumbar gobiernos y que gracias a la debilidad y formación de sus pueblos lo han permitido; pero, que en Venezuela se han encontrado con un hueso duro de roer como lo es la Revolución Bolivariana y Chavista.
Ya se ha hecho recurrente y rutinario que los altos funcionarios del gobierno, incluyendo ministros del Gabinete, se hayan sumado con todas sus fuerzas a combatir el flagelo de la especulación y la usura. Desde los negocios de distribución de productos de primera necesidad, de bienes de consumo y hasta de la dieta básica de los venezolanos han sido supervisados. Ejemplos sobran y uno de ellos es el imbatible Mayor General García Plaza.
No obstante, sabemos que el desgaste se siente y desde ahora a través de la Superintendencia de Precios Justos y del Psuv en todo el país, se debe hacer una alianza estratégica para controlar desde la base la estructura de los precios de la cadena productiva y el 30 por ciento como margen de ganancia que señala la Ley.
El Gobierno ha utilizado reiteradamente los medios de comunicación del Estado para su acción en cascada, pero ha sido insuficiente. La acción debe ser más directa; es decir, desde abajo hacia arriba.
Los trabajadores, las amas de casa, los dirigentes de base, consejos comunales, estudiantes e integrantes de la FANB, como un solo equipo, debemos emprender una guerra sin cuartel e implacable.
La lucha contra el contrabando en la frontera, la supervisión a los distribuidores de productos y a los expendedores de alimentos; entre ellos a los asiáticos que controlan la distribución en casi todo el país, debe ser efectiva para frenar la especulación.
En casi todos los productos de alimentación, vestido, calzado, salud, vivienda, medicamentos, repuestos de vehículos, línea blanca, marrón, etc. debemos estar "ojo pelao" y en toda la red del comercio y producción en su cadena para derrotar la especulación.
Como un solo ejército, pueblo, FANB, Psuv y sus combatientes de las UBCH derrotaremos a los enemigos de la Revolución Bolivariana que juegan con el hambre y las necesidades del pueblo venezolano... ¡Ya basta!