He querido encontrar, entre la gran cantidad de libros que atesoro por años (con pérdidas y accidentes productos de la inestabilidad, la represión y mi nomadismo), Del Garibaldismo estudiantil a la izquierda criolla, un título de Eloi Lengrand Lefébre y Arturo Sosa Abascal que debió ser publicado a finales de la década de los 70 o a comienzos de los 80.
Los autores, sacerdotes católicos ambos, investigadores y politólogos se habían dedicado a estudiar, por interés militante y también académico “los orígenes marxistas del proyecto de A.D. (1928-1935)”. El libro en cuestión me lo llevó a la prisión militar del Cuartel San Carlos, donde ya permanecía secuestrado por más de ocho largos años, mi maestro, camarada y amigo Eloi, quien me visitó consecuentemente casi hasta el final de sus días, cuando muere víctima de un cáncer en su sistema linfático.
Lengrand y Sosa se ocuparon de investigar acerca del origen confesional y militante del partido Acción Democrática (AD), durante el período que va de 1928 a 1935. La primera entrega de su investigación (luego no supe si la misma concluyó y fue publicada) nos la ofrecen sus autores en el libro de marras, Del Garibaldismo estudiantil a la izquierda criolla. En ella, descubrir a un partido (AD) que los militantes de la izquierda de los años 60, 70 y sucesivos padecimos mientras ejercía sus gobiernos a favor de los intereses del gran capital transnacional y del imperio estadounidense, con una férrea persecución hacia nosotros, hacia nuestras ideas que eran combatidas a sangre y fuego, con desapariciones, torturas, cárceles, asesinatos y desapariciones, resultaba absolutamente inverosimil.
Solemos creer que los orígenes y los legados políticos son inconmovibles, inalterables e inmodificables. Nos cuesta entender y aceptar a un José Antonio Páez traidor y vendido a los intereses del gran capital, luego de haberle conocido como combatiente y vencedor en Las queseras del medio, entre otros ambientes de batallas. Triste realidad histórica que verifica que nada es lineal en los caminos por alcanzar la victoria de clase del proletariado, ya que sus luchas se libran en el corazón mismo del capitalismo, de su explotación esencial, de su acumulación originaria y de todos los fenómenos correlacionados con la producción y reproducción de los “bienes” materiales y espirituales. Es decir, también bajo el influjo de su ideología y afectados por la alienación que deriva de las relaciones de producción capitalista.
¡Qué nada nos sorprenda!, pero que tampoco nada nos paralice en el camino hacia la victoria final y la construcción definitiva de la sociedad de las y los iguales, del socialismo, del comunismo.
El estudio de Arturo Sosa y Eloi Lengrand, Del Garibaldismo estudiantil a la izquierda criolla: los orígenes marxistas del proyecto de A.D. (1928-1935), debería ser un libro reeditable hoy e instrumento para los necesarios debates que se dan y deben darse al interior de los partidos del Gran Polo Patriótico y del Psuv. ¿Qué ocurre en aquella Acción Democrática (PRD mediante) que nace como partido del pueblo, de izquierda, marxista y hasta anarquista y que, desde sus orígenes estuvo liderado por Rómulo Betancourt, el mismo que después se autonombró “padre de la democracia” para desgracia de todas y todos los venezolanos?
Betancourt, según las investigaciones y estudios de Lengrand y Sosa, era un”radical” militante izquierdista marxista, insatisfecho con “el conservadurismo” de los partidos comunistas de entonces (recordemos el partido y su papel, en el sentido leninista, con una revolución triunfante y en el poder, luego de 1917), al que se le consideró muchas veces un “anarquista” que trabajaba por profundizar la radicalización militante y del partido.
Afortunadamente la historia no es cíclica, pero es importante saber mirarnos críticamente en lo que fuimos y mirarnos críticamente en lo que somos, para no apartarnos jamás del camino... ese que está completamente claro en los cinco lineamientos estratégicos de nuestro Plan de la Patria. ¡Chávez vive!