No estoy, ni mucho menos, encallecido en las luchas del movimiento obrero de SIDOR. Sin embargo, además de saber bucear, cargo en mi morral lo que nos decía Alfredo Maneiro en aquella Causa R, donde milité hasta que un grupo de sus dirigentes se fue para la derecha.
Lo jurungado y lo escuchado de boca de sindicalistas y altos funcionarios, me resulta muy bochornoso: el afán de un gobernador y de varias mafias en controlar la empresa, la demagogia y el vil cálculo político personal trayéndose de la mano a miles de tercerizados, la producción descendiendo al 30% de la capacidad instalada, la venta de lo producido a precios estúpidamente controlados y claro, unas enormes pérdidas asumidas por el Gobierno; un dirigente sindical, de amplio prontuario policial, asesinado luego de ir a Miraflores a discutir el contrato colectivo. Y como si fuera poco, guarimbas sidoristas en las avenidas de Pto. Ordaz. Esa no es La Venezuela que trabaja y lucha de la que hablaba Alfredo.
Pero, ese bochorno no es lo peor que ocurre en ese, antes, imaginado crisol de los revolucionarios de acero templado. Peor es que no se oiga una sola voz, una voz revolucionaria saliendo de allá mismo, que llame al asunto principal: ganar para la revolución socialista a los obreros de Matanzas.
En relación con esto volveré a citar a Alfredo: tendríamos que decir que en épocas de situación revolucionaria los fines últimos y superiores se convierten en los fines inmediatos del movimiento… Y sin duda estamos en revolución, a pesar que esa dirigencia sindical llame a morir sólo por un contrato colectivo.
A ese sindicalismo sórdido, inventado por los adecos, y mantenido por el PSUV, no le interesa Alfredo, para ellos los contratos colectivos son más importantes que tomar el cielo. Por eso él alertaba a los obreros: la falta de fuerzas revolucionarias organizadas no es suficiente obstáculo para que las propias masas tomen en sus manos la defensa de sus intereses inmediatos… El cielo es el socialismo.
