El concepto doctrinario del Socialismo (izquierda) que ha logrado tener éxito en el mundo es el de la justicia social y el de la igualdad. Ambos preceptos se basan en la confección de un Estado que vele eficientemente e invierta la mayor parte de sus recursos en los derechos humanos fundamentales, ello son: salud y educación, caracterizado con atención especial a los necesitados, a fin que tengan oportunidades de superación a través de políticas públicas que impulse desarrollo y crecimiento personal y familiar, que les permita a los pobres dejar la dependencia de la caridad o ayudas públicas.
La igualdad consiste en que no importa la clase social a la que se pertenezca, ni a que creencia religiosa, raza o ideología política, todas las personas deben ser iguales ante la ley, ante las instituciones del Estado, esa es la verdadera igualdad. Ahora bien, pretender que el Socialismo sea que la justicia social se logre a través de incorporar la mayor cantidad de ciudadanos posibles a políticas sociales arcaicas como mercados populares a la intemperie o redes ambulatorias de salud primaria, sistema alternativos de educación, entre otros paralelismos a las estructuras consolidadas, solo crea ciudadanos peligrosamente dependientes de sus gobernantes, lo que degenera una sociedad sumamente débil, manipulable a los intereses de quienes ejercen el poder. Así mismo, pretender hacer creer que la igualdad en Socialismo es material, que todos deban vivir en casas similares (entregadas por el gobierno), con autos estándares que suministre el Estado, que todos tengan acceso a mismas cantidades de comida y demás productos no solo es atentatorio contra las libertades individuales, sino que siembra la pobreza, el conformismo, la mentalidad subyugada, la desesperanza aprendida, ello erige una nación progresiva e integralmente desmejorada.
La Venezuela de hoy, donde se enarbola un supuesto Socialismo liberador e independentista, ha tomado un rumbo dramáticamente equivocado, sus gobernantes pasaron a ser lo más importantes en el país ¡no el pueblo! con un apetito controlador insaciable, divorciado medularmente de la esencia Socialista moderna. Cada vez más a prisa aspectos fundamentales de la vida nacional como producción, información y el consumo son tutelados sobredimensionadamente por el gobierno, un gobierno centralista, impositivo, cada vez más cupular, sordo.
Ello hace que la sociedad venezolana, a pesar de vivir probablemente en el país más rico del mundo, posea a sus ciudadanos riñendo en supermercados para poder adquirir un solo paquete de harina o de leche, muriéndose de mengua en los hospitales o por la inseguridad impune y cada vez más pobre por la inflación más alta del mundo. Esa errada concepción de Socialismo nos está matando, no tiene nada que ver con los verdaderos preceptos de Socialismo de justicia e igualdad que se han abierto paso a lo largo del tiempo. Fíjese, el gobierno controla y administra unilateralmente las divisas de Estado, controla la actividad productiva de la nación, controla radicalmente el flujo informativo que usted lee, oye o ve, ahora, controla los alimentos y demás productos que usted quiera o necesite comprar… es decir, los venezolanos dependemos 100% de lo que el gobierno nos permita hacer ¿usted se siente soberano e independiente?
@leandrotango