Presidente tómese un tiempecito para consolidar lo logrado

En mi artículo anterior publicado en aporrea presento alguno de mis argumentos para declararme orgullosamente chavista, cristiano y bolivariano http://www.aporrea.org/oposicion/a193924.html al sentenciar "Quien dijo que iba a ser fácil quitarle el poder a quienes han desarrollado una superestructura milenaria para su sostenimiento que se manifiesta en sus ejércitos, sistemas de producción y distribución, sistemas de gobierno y de organización popular y que se concentra en esta cultura depredadora del ambiente, asesina de sus semejante y ajena al aspecto humano de nuestra especie "humana". Pero nuestro amor al prójimo es tan grande que ¡con colas, escasez y todo este "peo" con la revolución me resteo! y me declaro ¡orgullosamente chavista, bolivariano y cristiano!"

Restearse con la revolución y el liderazgo del presidente Maduro implica enfrentar decididamente a todas las herramientas que en su defensa utilizará el imperialismo y la clase económicamente dominante, hoy reflejada en una guerra económica que provoca escasez, acaparamiento, especulación, baja productividad, contrabando y especulación cambiaria y que se vale de la cultura de la inmediatez y el individualismo para colocar a los explotados de siempre a defender a los explotadores con tal de sofocar la angustia que causan las largas colas, la falta de productos básicos, la especulación en los precios y pare usted de contar.

Pero restearse con la revolución también implica reconocer nuestros errores y profundas debilidades para corregirlas sin perder el rumbo que nos lleve a la construcción de la patria socialista sin exclusión ni privilegios entre semejantes, implica entender al pueblo pobre cuando se queda sin palabras para defender la revolución al ser increpado en una cola por desesperados que gritan tenemos patria pero no tenemos harina, leche…,  cuando el mismo se pregunta ¿hasta cuando seguiremos calándonos esta desgracia? Restearse implica hacerle frente a nuestro peor enemigo, el capitalista que llevamos dentro que nos hace vulnerables a la corrupción, negligencia y el burocratismo.

El presidente Maduro viene atendiendo cada coyuntura con medidas que de forma general deberían surtir el efecto deseado pero que lamentablemente en el camino se encuentran con el dirigente que se las arregla para lucrarse en lugar de aplicar eficientemente las normas, con el gestor que lo único que gestiona bien es su quince y último y con una estructura burocrática inmóvil que le sirve de excusa para no hacer nada pues "yo me limito a hacer lo que me corresponde y los demás no responden" o lleva a "reventarse" en el intento por hacer algo. Entonces todo chavista debe ocuparse de contrarrestar la guerra económica al mismo tiempo que atacamos al enemigo interno: la negligencia, el burocratismo y la corrupción de nuestros funcionarios.

De nada sirve que presidente, ministros, viceministros y altos cargos se dediquen "con todos los hierros" a resolver los problemas coyunturales para luego dejar la aplicación final de las medidas a la vieja burocracia institucional porque tienen que dedicarse a atender otras coyunturas que también tienen que dejar huérfanas por la siguiente coyuntura. Debido a esta sobrecarga de trabajo de los altos cuadros de la revolución se pierde el seguimiento y la consolidación de estas medidas para que superen lo coyuntural y se transformen en estructurales al alcanzar una plataforma eficiente de aplicación. De esta manera tenemos que los logros de la "ofensiva económica" de finales del año pasado se volvieron sal y agua al comenzar las guarimbas y hoy los precios los pone el comerciante "como les da la gana" pues no se consolidó una estructura eficiente capaz de garantizar el cumplimiento de la ley y que hoy está retmando con fuerzas Andres Eloy Mendez.

El ataque frontal contra el contrabando se volverá otra medida epileptica si no se construye una estructura de control cívico-militar que ataque a las mafias de manera permanente, la de los empresarios corruptos y la de los funcionarios civiles y militares que se corrompen para permitir este flagelo. Si bien es cierto todo corrupto es capitalista pues privilegia lo material y el beneficio individual sobre lo espiritual y lo colectivo, eso no nos puede servir de excusas para acusar al capitalismo de ser el único culpable de las dificultades que hoy atraviesa el pueblo pues muchos de los actores importantes del contrabando parten de nuestras filas.

Resulta indispensable atacar la coyuntura desde todos los ángulos para revertir esta situación de indefensión que siente el pueblo ante la escalada de los precios y las dificultades para conseguir productos de la cesta básica, estamos obligados a hacer que aparezcan los principales productos y que desaparezca la especulación o el pueblo llano, mayoritariamente chavista nos pasará factura en las próximas elecciones. Menos mal que nuestra oposición es tan incapaz producto de su inmediatez, de su Chávez vete ya, que no ha sido capaz de capitalizar nuestros errores y debilidades.

Pero más indispensable resulta consolidar lo ya logrado, corregir los errores cometidos, seguir desbaratando el entramado burocrático institucional heredado del capitalismo y atacar frontalmente la corrupción, especialmente la endógena. Debemos concentrarnos en consolidar las estructuras aguas abajo para poder liberar del exceso de trabajo a los "altos" funcionarios al delegar en los cuadros medios eficientes la aplicación de las justas medidas y leyes diseñadas en revolución. Debemos hacer que Lacteos los Andes, Vencemos, Sidor, Pequiven, Pdvsa gas, Agropatria, Vit,… sean capaces de satisfacer la demanda con mayor producción y control del contrabando pues mientras sigan estando en deuda con la producción el enemigo, con o sin razón, seguirá usándolas para atacarnos.

Presidente tómese un tiempecito y dedíqueselo a repensar como hacer eficiente lo logrado y a avanzar en la aplicación de todo el entramado legal revolucionario producto del legado del presidente Chávez, haga que sus ministros pateen la calle unos días, no como ministros, sino como un ciudadano de a pie, que agarren busetas, que hagan mercado, que vayan al banco y a las oficinas de atención al público, no para que conozcan lo que ya sé que conocen porque vienen de abajo, sino para que puedan interpretar la voz del pueblo, no la del que habla en su nombre en reuniones sino del que no tiene voz para que después con esa fuerza que da la sabiduría popular impulsen los pequeños cambios, los del día a día, los que impiden que tan maravillosos cambios logrados aun no se manifiesten en la suprema felicidad de nuestro pueblo.

Y que no me venga un opositor a decirme que los cambios que pedimos se resuelven con la vuelta al capitalismo pues todo el entramado social, legal y político que ha hecho visibles a los invisibles de siempre (tan invisibles eran que mucha gente duda que hoy hay menos hambre y mayor consumo por persona que en la década de los noventa tan solo porque las despensas estaban ful pero había un 60% de las familias en pobreza que no podían acceder a esos productos y nadie se deba cuenta),  que ha permitido recuperar el ingreso petrolero, que ha dignificado a los excluidos de siempre, que ha llevado los servicios como el agua, la electricidad, la telefonía y el Internet a sitios remotos no rentables para el capitalismo, que ha empezado a crear un sistema de salud integral que se había extinguido en el capitalismo…, todo desaparecería con un supuesto negado retorno del capitalismo que mostraría su rostro más salvaje para acabar en latinoamerica con la semilla de emancipación que ha sembrado la revolución bolivariana.



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Noel Peralta Barreto


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