En 1995, un año después de la explosión del virus del cólera en la RDCongo (África Central), aparece en la película “Outbreak” (Estallido), una cinta que especula que el mortal virus fue creado por los laboratorios gringos y que luego perderían el control sobre él. La película fue producida y actuada por estadounidenses. La acusación es directa: El virus fue obra de algún laboratorio con el fin de controlar el crecimiento de la población.
Veinte años después el ebola reaparece ahora en Guinea, Liberia, Sierra Leona y Nigeria (África Occidental). Día a día la Organización Mundial de la Salud reporta un creciente número de víctimas del mortal virus. Los países vecinos cierran sus fronteras; los extra continentales prohíben los vuelos con esa región. La OMS declara un alerta mundial. Sin embargo, lo común es el pánico generalizado.
Mientras las economías de los países de África Occidental empiezan a resquebrajarse: el turismo, el intercambio comercial y las actividades propias de cada país. Recientemente, los cuatros países aquí citados debieron declinar su participación en los juegos olímpicos juveniles en China. Los productos de primera necesidad ya escasean en esos países.
Una crisis humanitaria de proporciones descomunales recorre a Liberia y Sierra Leona, naciones de bajo índice de desarrollo humano. Hospitales colapsados, sin medicamentos, con pocos médicos y enfermeras, falta de equipos de prevención como guantes, mascaras, batas e implementos para esterilizar. El paro laboral e hace obligatoria, en un toque de queda por salud que saca a la gente de sus trabajos, detiene toda actividad nocturna.
En la medida que avanza la alarma que se cierran las fronteras, la imagen de paralización se va expandiendo por toda África Occidental, con un efecto más terrible que el propio ebola.
Lo que sucede es un aislamiento de esos países, con lo cual se van convirtiendo en campos de concentración con el riesgo de que la mortalidad aumente por causas de la pobreza que crece aceleradamente por la situación.
Recientemente un enfermo de Guinea ingreso a Senegal. Una de la reacciones ha sido la de juzgarlo, lo cual podría devenir en una explosión de xenofobia y discriminación que pudiera causar eventos mortales.
¿Qué hace el mundo? Todo da entender que no se está haciendo ni invirtiendo lo suficiente para encontrar una cura urgente contra el mortal virus. Por otra parte, no hay un llamado internacional para asistir humanitariamente a Guinea, Liberia, Sierra Leona y Nigeria; y posiblemente a Senegal y ahora Congo en África Central.
Cada persona humana en el mundo debe sensibilizarse con la tragedia que gravita en África. Huir para protegerse es olvidar a millones de personas que necesitan en este momento ayuda, en especial en el área de salud. La Cruz Roja debe activarse para que no falte nada en términos médicos para el combate a la enfermedad. El Programa Mundial de Alimentos tiene que redoblar esfuerzos para paliar las penurias alimenticias que acosan a esos países por el aislamiento,
Y cada uno de nosotros tiene que avocarse a la solidaridad con África Occidental, tal como lo hemos hecho con otros pueblos del mundo. Hay que prevenir la enfermedad, pero el mundo no debe abandonar a su suerte a los países que la padece.