No deberíamos conformarnos con que en unos días o semanas nos den nombres de algunos, probablemente menores de edad, de los ejecutores del asesinato de Robert y María, no, deberíamos exigirle al gobierno, a un gobierno que se supone responde a los intereses del pueblo, que lleve las investigaciones hasta más allá de las manos que empuñaron el “puñal” que cegó la vida de dos jóvenes representativos de la juventud revolucionaria que ha parido nuestra Revolución en estos 15 años.
No debemos permitir que esta nueva estocada de la derecha fascista y asesina contra la Revolución, asestando el golpe donde más duele, ocurra lo que con el asesinato de Otaiza que de un “crimen político” claramente tipificado, la mediática lo convirtió en otra víctima del hampa desatada por “culpa de Maduro”, ya que no pueden seguir culpando a Chávez.
A Otaiza lo asesinaron por encargo y detrás de los criminales que ejecutaron ese crimen están los que lo planificaron, los que lo idearon y los que lo financiaron. Los autores intelectuales del crimen, pues. Los cuerpos de seguridad presentaron a los autores materiales del crimen de Otaiza, es cierto, pero los autores intelectuales quedaron diluidos y el mismo crimen político quedó trasmutado en crimen común y en una muerte como las tantas que se dan a diario.
Los planificadores del crimen contra Robert decidieron que se ejecutara de manera tal que tuviese características de “crimen pasional”, quizás intentando evitar que, por la resonancia del personaje, una balacera indiscriminada contra la humanidad del joven Serra dejara pruebas irrefutable del trabajo pagado por adelantado a paramilitares y sicarios que tienen como propósito derrotar a una revolución que no han podido derrotar con votos.
Los enemigos de esta revolución, y no nos referimos a los que han votado a Capriles suponiendo que a él y a los que representan de verdad le puede interesar la gente, no cejarán en su empeño de derrotarla por cualquier vía. Vendrán más muertes, tristemente los enemigos de las revoluciones son implacables con ellas mientras las revoluciones y los revolucionarios deben contener altas dosis de humanismo y deben apelar siempre a los mejores sentimientos que la humanidad ha cosechado para no devolver a sus enemigos el odio y la vileza con que son atacadas.
Ve Robert con María, esa que se hizo tu compañera hasta el más allá, al encuentro con todos esos otros mártires que esta joven revolución nuestra ha dado. Te multiplicarás entre nosotros como nuestro Comandante Eterno y como los verdaderos revolucionarios dejarás de estar físicamente para no dejar de estar nunca más, porque tu corta pero intensa vida revolucionaria y tu militancia chavista te sombró en nosotros para la eternidad.
Honor y Gloria a Robert y María.