Zulay estaba sentada viendo a su hijo en ese cajón donde no tuve que haber entrado jamás, el señor Robert, su padre, llegó tarde y vi en la cara de ambos la imagen del dolor de los progenitores y escuche a lo lejos de la memoria la voz de mi mama y el “cuídate” de todos los días.
Robert vivía en la política, por su madre y su familia. Serra Aguirre era el motor amoroso de su hogar, donde el fuego de los valores de la patria habían templado un corazón amoroso y aguerrido. El arrojo y la frontalidad en la defensa de las ideas son cuestiones que aun odian sus enemigos. Robert era una pasión en un cuerpo, una pasión chavista, en un joven y pequeño cuerpo que todos los días se movía para el bien, para lo bueno, para lo noble.
¡Acabaron con el debate y la política! Los cobardes, los fascistas con sus paramilitares y mercenarios dieron en el corazón de los debates civilizados y prefirieron dar un paso hacia la guerra. ¡Escorias desmedidas! sin ningún tipo de razón ni sentimiento han culminado su fase de “política” con esta sentencia al parlamento nacional.
¿Ocultan ahora sus manos para no mostrar la sangre ajena y derramada? ¿Quién ha “obviado” condenar la violencia y el asesinato de Robert? ¿Abogan por la paz manteniendo las tensiones políticas para que la sociedad tenga buen puerto? ¿Quién ha pisoteado la constitución y la norma moral de respeto para dar un paso hacia la guerra, contenida hasta ahora por el chavismo? ¡Uribe y Obama han dado ese paso! porque los tipos que tienen en Venezuela solo son sus serviles e idiotas títeres de un juego que no les pertenece.
¿Es violento mi escrito? No esperen mas nada de este cuerpo agredido. ¿Es violento mi verbo? Más violenta será nuestra lealtad por Nicolás Maduro, para lograr esas cosas que no pudo en vida hacer Chávez y Robert Serra Aguirre.
No esperen descanso de nosotros, no esperen estima a su política, no esperen odios tampoco, no esperen buenas palabras. Esperen amor y entrega por la patria, no damos tregua en la construcción del socialismo en paz.