En los años 1970 a 1972, como cadete de la Fuerza Aérea Venezolana, conocí a varios pilotos, oficiales de la FAV, quienes se jactaban de la difícil maniobra de elevar el avión y luego hacerlo caer. Entre risas y gritos argumentaba lo hice caer en barrena. El símil lo traigo a colación, para explicar algunos aspectos por los que nuestros llamados jefes políticos, nuestros comandantes, llevan la Revolución, que de continuar a este ritmo, sin duda alguna, podríamos entrar en barrena. Con el agravante que podría ser mortal para las próximas elecciones, a la Asamblea Nacional.
En el aspecto económico es ya claro que no tenemos respuesta, no se entiende como hay escases en muchos productos básicos; el cuestionamiento al aumento en todos los servicios vitales para el hogar: luz, agua, gas, teléfono. Alguna gente, arremete contra el gobierno cuando va a las Farmacias, no hay esta medicina, no hay aquella, no hay genéricos, pero se sabe que la Industria Farmacéutica recibió millones de dólares preferenciales, de modo que la pregunta es clave ¿Dónde están las medicinas para el pueblo? No sabemos cuál es el precio del dólar y si es esto lo que nos golpea a diario. El rollo es que se evidencia la crítica, la molestia, el desagrado en la población y que de seguir así podría tomar revancha para las próximas elecciones.
En cuanto al área laboral no existe conciencia en algunos sectores de la masa trabajadora, que debería responder por un gobierno revolucionario. La actitud de trabajadores del Metro, en especial la estación de Bellas Artes, donde estos “trabajadores” golpean las puertas, se burlan de las personas de la tercera edad y hacen lo que les viene en gana. Esto es grave, lastimoso, no sabemos si son militantes políticos, defensores de la revolución, activistas de cualquier misión, más lo único seguro es que generan que mucha gente hable mal de la Revolución. De igual modo los trabajadores del Bicentenario del Parque Central, donde se dan el lujo de sacar los productos, venderlos en la puerta, tener una caja para los trabajadores de esa dependencia y burlarse de los usuarios al extremo de amenazarlos y de jactarse que tienen padrinos. El responsable, director o jefe de esa dependencia debería ser destituido de inmediato, no se sabe quien le protege. Lo que molesta es que mucha gente paga con nuestra revolución, aprovechan para atacar a Chávez, Maduro y al proceso que se lleva adelante, argumentando que día a día estamos peor.
En el plano de la gente ubicada en el contexto de la Revolución, aún sorprende que una Ingeniera pueda dirigir un Ministerio, nudo carnal, corazón del proceso, como lo es el Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información. Es posible que ya esté recuperada del impacto, para que lea el famoso libro la Conjura Mediática contra Venezuela, elaborado después de finalizado el foro y donde participaron varios intelectuales; digo esto ya que hasta el momento, ni siquiera la página del MinCI la han actualizado. Quizás, la nueva Ministra entienda que su proyección es por televisión y nadie lee ni consulta, esa página. Como ella es buena observadora, solo espero llame a los militantes, al pueblo a leer, a estudiar para comprender las revoluciones y acabar de este modo con el fascismo. Que manifieste su interés en publicar todo aquello que esté al servicio de la revolución. Que no olvide que un periódico es vital para la Revolución, ya lo decía Lenin, y el que tenemos, Correo del Orinoco, es un fracaso.
El otro grave problema que nos confronta es el relativo a la muerte, por encargo, del joven diputado, Robert Serra y su asistente María Herrera. Lo que implica que es claro, evidente y grotesco que el paramilitarismo colombiano penetró, está ubicado en toda la geografía venezolana y en todos sus estamentos, en todas las dependencias ministeriales. Para los comunistas colombianos, los asesinos, padre e hijo, ya habían sido sentenciados, en el 2011 por un horrendo crimen, con las mismas características, por el uso de objetos punzo penetrantes, cometido en Mérida, en la persona de Jraige Semoon Riad Georges, en aquellos años se hacían llamar: José Ángel Cartagena Osorio “el colombiano” y Luis Alberto Cartagena David “el M”. Usurpando identidades se llaman Padilla Leiva “el colombiano” y Johnny José Padilla “el M”. Las razones por las que están en libertad implica la corrupción en el Ministerio Público y en el Poder Judicial. En especial la sentencia del magistrado Aponte donde determina la absolución de esta gente, podríamos precisar ¿qué hay detrás de esa decisión?
Tal como se comenta el paramilitarismo colombiano compró la trilogía del mal, lo cual no era de extrañar; pero sus tentáculos llegan a diferentes estamentos del poder y esto sí es peligroso. Además, “…tomemos en consideración que el Poder Central, en Colombia, ha inflado el mito paramilitar de que fue una defensa legítima contra las guerrillas pero todos sabemos que fue una monstruosidad y la gran mentira del paramilitarismo fue hacer creer que eran necesarios. Un ejemplo ilustra esta situación: durante un quinquenio en los Montes de María, que queda a tres horas en carretera de Cartagena, se produjeron cincuenta y cinco masacres autoría de las Autodefensas Armadas de Colombia, AUC, nombre pomposo de los paramilitares o paracos que arrojaron cientos de asesinatos y es de todos conocidos que el presidente de la República y toda la élite nacional van a descansar a Cartagena y nadie hizo nada, nadie los frenó…”
Ante estos hechos asumimos lo escrito por José Vicente Rangel, quien señala: “La creciente presencia de paramilitares en territorio venezolano, no es cuento. Es parte de una operación político-militar-económica audaz contra la democracia venezolana con rango de problema de Estado y como tal tiene que asumirla el Gobierno Nacional. No se trata de simple especulación. Hay una realidad insoslayable: la injerencia de una franja del sistema político, militar y económico colombiano en la vida interna de Venezuela, con evidente apoyo de EEUU…”
Necesario estudiar, lo que ya señala el profesor Feijoo Colomine su artículo de aporrea: www.aporrea.org/
Son años de penetración, donde las mafias del paramilitarismo colombiano, con tentáculos con el Imperio, medios de comunicación en España, México, USA, Colombia y, ahora, Canadá, han trazado la línea de acabar con la Revolución en Venezuela. No olvidemos la llamada guerra desatada desde el 12 de febrero, los crímenes cometidos y el daño a la economía como consecuencia del tráfico, acaparamiento y distorsión de la realidad venezolana; en función de buscar, al estilo Libia/ Siria/ Ucrania, el ataque de fuerzas imperiales, contando con Resoluciones Internacionales amañadas, para acabar con nuestro proceso, con nuestra Revolución.
Estimado presidente Maduro ha llegado el momento de reflexionar, no podemos permitir las maniobras de la “aviación”, no podemos darnos el lujo de volar altas alturas. De seguir con estas posturas podríamos entrar en barrena. Estudio, reflexión y ojo avizor, que viva la Revolución. Hasta la Victoria siempre. Venceremos.
Asdrúbal Márquez C.
20 de octubre de 2014