En el FAS que yo conocí habían dos ZK. Una de ellas la tenía “Vladimir,” Enrique Márquez Velásquez, también conocido como “El Gato”, cuando todavía no era miembro de la comandancia. La otra se la dieron, si mal no recuerdo, al flaco Antonio Echegarreta, que era nuevo como yo, el cual tenía muchas cualidades en su desenvolvimiento en el monte.
Las ZK eran unas subametralladoras checoslovacas, de la segunda guerra mundial. No sé como llegaron a Venezuela, y menos como llegaron a manos de los revolucionarios. Su característica más resaltante era que el cargador se introducía lateralmente, además de tener un bípode en el cañón que se montaba para disparar y se desmontaba quedando acoplado al mismo cañón. Su calibre era de 9mm. Su culata era de madera, y en general era un arma muy vistosa.
Para esa época, las ZK nos parecían una reliquia de un pasado lejano, aunque la segunda guerra estaba apenas a 35 años de nosotros. El mismo tiempo que ha pasado hasta el presente. En la juventud no se aprecia muy bien que digamos el tiempo histórico.
En las acciones armadas en que participé no estuvieron las ZK, pues Vladimir y el flaco Echegarreta pertenecían a la unidad que comandaba Faustino Lugo, mientras yo estaba en la unidad del catire Rincón Cabrera. Así que me quedé sin saber cómo eran de efectivas las ZK al momento del combate.
Ignoro si Enrique Márquez y Antonio Echegarreta todavía portaban las ZK al momento del combate de Cantaura, en donde murieron ambos, como héroes de esa gran gesta revolucionaria, junto a otros 21 camaradas.
Las ZK eran parte del museo que llevábamos como armas de combate los guerrilleros venezolanos. Allí también habían subametralladoras Thompson, de calibre 45, de las usadas por Al Capone. Pistolas Luger alemanas, también de la segunda guerra. Carabinas 30-30, de las usadas en la revolución mexicana (siempre recordábamos la canción que la nombra: “con mi 30-30 me voy a luchar, a engrosar las filas de la revolución...). Fusiles M1 y M2, usados por el ejército gringo en la segunda guerra, los primeros que disparaban tiro a tiro y el único M2 era el de Faustino Lugo, automático (en la famosa foto en que aparece a caballo, el Che Guevara lleva un M1). También había un fusil o carabina calibre 45, muy grande, que era semiautomática, que era más un arma de colección (nunca he podido identificar esa arma).
Muy mal armados, pero con un gran corazón. Así fue la guerrilla venezolana. Centenares de jóvenes dispuestos a dar la vida por conquistar el socialismo para nuestra patria.
Valga esta remembranza, en homenaje a mis camaradas caídos, muy apropiada hoy cuando algunos que se dicen jóvenes aparentan mucho socialismo de la boca para afuera, pero difunden perspectivas fascistas propias de los aburguesados en un poder que nunca lucharon para conquistar.
