Nadie como el Comandante Hugo Chávez, vivió en carne propia el significado de esas tres palabras tan indeseables: infiltración, traición y deslealtad. Chávez, murió rodeado de la máxima lealtad del pueblo venezolano; no ha habido gobernante, en toda nuestra historia, al cual, el pueblo venezolano le haya manifestado tanto amor como a Chávez, tanta lealtad. No podía ser de otra manera, pues, una Revolución como la nuestra, la Bolivariana, emergió sobre la base del descontento popular contra los gobiernos de la cuarta república, caracterizados por altísimos niveles de corrupción, desprecio casi que absoluto al pueblo, sometidos a los dictámenes del imperio de los EEUU y entregados a la voracidad de una burguesía parasitaria y poca ganada a trabajar por el desarrollo nacional. Pero, así como nuestra Revolución pudo ganarse los afectos de ese pueblo que era adeco o copeyano, también muchos camaleones y burgueses supieron adentrarse en ella ante la inminente caída del régimen que les había permitido acumular sus fortunas, si no puedes con tu enemigo, únetele y destrúyelo desde dentro, infíltralo; siguiendo el consejo de Sun Tzu: "Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar a donde vayas" (El Arte de la Guerra).
"Jamás somos completamente contemporáneos de nuestro presente. La historia avanza enmascarada: entra al escenario con la máscara de la escena precedente, y ya no reconocemos nada en la pieza. Cada vez que el telón se levanta hay que anudar de nuevo los hilos de la trama. La culpa, desde luego, no es de la historia, sino de nuestra mirada, cargada de recuerdos e imágenes aprendidas. Vemos el pasado superpuesto al presente, aunque ese presente sea una revolución" (¿Revolución en la Revolución?, Regis Debray). La Revolución Bolivariana, pasados ya quince años de su existencia, aún vive en una lucha perenne entre lo viejo que se resiste a morir y lo nuevo que pugna por desarrollarse, es una batalla permanente que se expresa en todos los órdenes de la vida nacional. El pasado (el capitalismo) persiste con toda su carga retrograda, como los grillos de acero, que cargaban atados a sus tobillos, los prisioneros en las mazmorras de Juan Vicente Gómez. Aún, no procedemos como nos recomendara el poeta Andrés Eloy Blanco: "Hemos echado al mar los grillos de los pies. Ahora vayamos a las escuelas a quitarle a nuestro pueblo los grillos de la cabeza, porque la ignorancia es el camino de la tiranía. Hemos echado al mar los grillos. Y maldito el hombre que intente fabricarlos de nuevo y poner una argolla en la carne de un hijo de Venezuela". Nuestro Comandante Chávez, mucho avanzó en esa magna tarea, pero queda mucho por hacer en esa magna tarea de construir el "hombre nuevo" que tanto nos hablara el Comandante Ernesto Guevara, el Che. Que no se vuelva a imponer sobre el pueblo venezolano, los grilletes apremiantes del capitalismo, menos aún, en su versión neoliberal, con toda su carga de miseria, represión y, sometimiento a los dictámenes del imperialismo de los EEUU.
Ya desde sus inicios, la Revolución Bolivariana se vio amenazada por las infiltraciones, traiciones y deslealtades. Luis Miquilena, representa quizás, el símbolo más palpable de la traición y la deslealtad. Desde inicios del gobierno del Comandante Chávez, se posicionó en las alturas del poder, siendo ministro de Relaciones Interiores desde donde se proyecta a la Presidencia de la Asamblea Nacional Constituyente, para luego presidir la Comisión Legislativa Nacional o "congresillo", como se le conoció en aquellos años. Desde el "congresillo" designó, según su criterio, a importantes altos funcionarios del Estado en proceso de nacimiento, mientras se producía la llamada "relegitimación" de los nuevos poderes públicos, incluyendo los magistrados del TSJ. Todo ello, bajo la anuencia del Presidente Chávez, quien lo presentaba ante el pueblo como su "padre político". Con Miquilena, conocimos de los primeros casos de corrupción en la Revolución en curso. Tráfico de influencias, suministro de datos falsos en su declaración jurada de patrimonio y sobregiro presupuestario, éstas dos últimas denuncias producto de una contratación de una póliza de seguros con la empresa propiedad del socio de Don Luis, Tobías Carrero Nácar, para el cuerpo de policía técnica judicial (PTJ) sin que el director de ese cuerpo policial haya sido consultado sobre dicha contratación. Después, vendría el escándalo de las presuntas irregularidades con la contratación de la empresa Micabú, para la impresión del nuevo texto constitucional. De dicha empresa, Don Luis, había sido accionista y director, 90 millones de Bs de la época costaron al Estado venezolano dichas impresiones. En su declaración jurada presentada ante la CGR, Don Luis, no incluyó sus acciones en Micabú, las cuales tampoco estaban asentadas, presuntamente, en el Registro Mercantil como vendidas, por lo que fue acusado de suministrar datos falsos. Su posición de dominio sobre los magistrados del TSJ, le permitió salir ileso de esa ofensiva judicial contra la corrupción, de todos los cargos fue absuelto. Pero, la duda sobre la honorabilidad del supuesto "padre político" de nuestro Comandante Chávez, persistió en nuestro pueblo. La impunidad de los hechos denunciados, llevarían a Don Luis a querer más y más poder, no solo político, sino económico. Su ambición lo conduciría a la ruptura con su "hijo político" y, a colocarse en la acera de enfrente. De la mano de la contrarrevolución, lo vimos de protagonista en el golpe fascista de abril de 2002, después, en cuanta aventura golpista se le ocurriera al oposicionismo apátrida de la mano del imperialismo. Años después, el Comandante Chávez, en la campaña electoral de 2008, se referiría de quien nos presentara como su "padre político" en forma menos afable: "Chávez apuntó que tanto Petkoff como Miquilena son dos ancianos que han terminado como falsos revolucionarios y falsos dirigentes. "Y no por ancianos, sino por traidores, que terminarán y se irán a la tumba con su odio y amargura".
Años después, le tocaría al Presidente Maduro sufrir la ingratitud, la deslealtad. Después de ganar las presidenciales de 2013, en sucesión a nuestro Comandante Chávez, el Presidente Maduro juramenta su Gabinete el 22-04-2013, ratificándole al profesor Jorge Giordani, el aprecio que por él siempre sintió nuestro Comandante Chávez. Así, en el acto realizado en el Teresa Carreño, el Presidente Maduro fue tan afable con el Prof. Giordani, como lo hubiese sido nuestro Chávez: "Aquí tenemos un hombre de una experiencia valiosísima, quizás el Planificador estratégico más importante que hay en este Continente, hoy por hoy! Leal al Comandante Chávez. Hombre de pensamiento socialista profundo. Jorge Giordani, Vicepresidente de Planificación, Ministro de Planificación. Aplausos. Maestro de nuestro Comandante Chávez. Le hemos dado tareas especiales para todo nuestro pueblo, ojalá tuviera un programa de televisión, para aprender la Planificación Estratégica. Para que nuestro pueblo aprenda a planificar, el consejo comunal, el sindicato. Y podamos tener Plan de la Patria convertido en Plan concreto!". Tanto afecto, un año después, se convertiría en tormenta. Con un Testimonio hecho público, Giordani rompe con el chavismo y se retira al anonimato, acusando al Presidente Maduro de sus propias culpas. Giordani, quien tenía la importantísima responsabilidad de cuidar una parte de los dólares de la República, le pasó igual que al cuidador de los morrocoyes, simplemente, se le fugaron y, ante su incompetencia, no le quedó otra, sino intentar descargar sus culpas en el Presidente Maduro. Todavía, seguimos a la espera, que le explique al país, qué pasó con esos 20 mil millones de dólares que tenía bajo su responsabilidad resguardar. El pueblo, todavía espera que asuma la conducta responsable que nos enseñó Hugo Chávez el 4 de febrero de 1992, de asumir la responsabilidad de los actos que ejecutamos, no eludir nuestras responsabilidades.
De infiltraciones, traiciones y deslealtades está el camino empedrado de nuestra Revolución Bolivariana. Solo el pueblo le es fiel y leal. Así, pudo demostrárselo en los momentos aciagos del golpe fascista de abril de 2002 como en los meses de febrero a mayo de este año, en que las hordas fascistas intentaron repetir su aventura golpista. La lealtad del pueblo venezolano, está hecha del acero que fue forjando nuestro Comandante Chávez durante 14 años, con su verbo encendido y apertrechado de amor patrio. Esa lealtad, se engrandece en apoyos al Presidente Maduro, siempre que se mantenga apegado al legado sembrado por Chávez. No habrá traición popular a la Revolución Bolivariana, de la mano de la cual se hizo visible y, protagonista del momento más estelar de toda nuestra historia, como lo demostró este domingo 23, eligiendo sus líderes locales, jefes o jefas de los Círculos de Luchas Populares y el Buen Vivir. Se volverán polvo cósmico, aquellos traidores que haciéndose pasar por militantes del Partido de la Revolución Bolivariana, le critican sus actuaciones democráticas y de otra índole, mientras se autoexcluyen de la vida partidista revolucionaria refugiándose en la mediática imperialista para criticar nuestra Revolución. Asimismo, aquellos líderes sindicales que, colocándose ahora como voceros de Fedecámaras, le exigen al Presidente Maduro les cancelen sus "deudas" en dólares, mientras le critican –al igual que Giordani- por la "desaparición" de 20 mil millones de dólares; mientras callan por el desabastecimiento en alimentos y medicamentos, a que es sometido el pueblo venezolano, por esa banda de hampones del cual ahora se presentan como voceros. Son los llamados por Trotsky como "socialtraidores" y, que en su oportunidad, el Comandante Chávez, tuvo la oportunidad de darles igual calificativo, a cierta dirigencia política y sindical, hoy de manos con la oposición fascista.
Compartimos plenamente, la línea política emanada de la Dirección Nacional del partido de la Revolución Bolivariana de identificar, para expulsar, los saboteadores de la gestión gubernamental del camarada Presidente Maduro. Aquellos/aquellas que, como señalara el camarada Diosdado: "son capaces de ponerse una camisa roja, son capaces inclusive, y perdónenme la desconfianza, que aquí pudiera haber uno, porque son hasta descarados […] O es mentira que instituciones del Estado están siendo dirigidas por escuálidos, o es mentira que hay gente electa con votos nuestros que basta que sea electa para que más nunca atienda el pueblo y se olvide quienes lo eligieron, una revolución se hace con revolucionarios y revolucionarias" (panorama.com.ve, 04-11-2014). Detectar, para expulsar, aquellos que sabotean la funcionabilidad del Banco de Venezuela que nunca tiene línea o maltrata al pueblo que va a sus agencias en búsqueda de buena atención; del Metro de Caracas, que comienza con sus retrasos; que impide al pueblo venezolano el acceso a la seguridad social, al Seguro Social a la Misión en Amor Mayor; de aquellos que promueven y ejecutan los apagones que tantas molestias causan al pueblo de Venezuela; de aquellos que sustraen alimentos, cemento, cabillas, vehículos, electrodomésticos y celulares de la red de distribución pública, para privatizarlos y obtener ganancias de lo que le pertenece al pueblo venezolano; de aquellos que constituyen la quinta columna que se ha enquistado en nuestra Revolución para corroerla, destruirla, desde sus propias entrañas. Asimismo, detectar y expulsar los viejos valores, tal cual lo expresara nuestro Comandante Supremo Hugo Chávez: "Nos traga, nos traga la vieja política, nos traga la corrupción política, nos destroza, esos viejos valores capitalistas, pequeño burgueses, burgueses, que se infiltraron por todos lados y siguen infiltrados dentro de nuestro partido" […] "Hay que combatirlos, insisto, en todas partes y con mucha fuerza" […] "Miren lo que le pasó a la gran Revolución Rusa, después Soviética, terminó en la nada. Se olvidaron los principios, se corrompió la política" […] "El poder no se toma como una taza de café […] hay que construir un nuevo poder en una batalla contra el viejo (orden), porque el viejo nos contamina" (eltiempo.com.ve, 28-03-2011).
Caracas, 23-11-2014